¿Novela?, ¿autobiografía?, ¿compilación de cartas? Podríamos decir que se trata de una novela epistolar. Este género es muy tradicional en la literatura anglosajona. El libro es una colección de cartas de la propia autora a un librero inglés en el período de posguerra de la Segunda Guerra Mundial.
La peculiaridad del libro está en que no surge como creación, sino de la necesidad de contar una historia real. Los protagonistas de la novela, Helene y Frank irán acercándose y conociéndose de manera epistolar, a lo largo de treinta años.
Desde la primera carta advertimos un tono personal:
“digamos que soy una escritora pobre amante de los libros antiguos.”
Como ya hemos dicho la obra se desarrolla a lo largo de treinta años. Comienza un 5 de octubre de 1949. En ese momento Inglaterra se encontraba sumida aun en plena época de racionamiento.
Los apuros económicos, la pasión por los libros antiguos, la literatura, sobretodo inglesa y las diferencias culturales y de costumbres entre Estados Unidos e Inglaterra son los temas centrales de esta novela epistolar.
Helene se encuentra en una situación económica muy justa cuando descubre el anuncio de Marks & Co. Una de las librerías de la Charing Cross londinense.
La primera carta es su carta de presentación para los empleados de la librería. En ella explica que es una escritora amante de los libros pero con pocas posibilidades económicas.
Helene se muestra en esta carta, muy directa y deja claro cuales son sus necesidades y cual es el precio que puede pagar:
“Les adjunto la lista de mis necesidades más apremiantes. Si disponen ustedes de ejemplares limpios de segunda mano de algunos de los libros de la lista, y a un precio que no rebase los 5 dólares por unidad…”
La primera carta de la librería tiene un tono más formal. Llama la atención que, en aquella época de necesidad, estuvieran dispuestos a enviar un paquete con libros hasta Estados Unidos, con la confianza de que la factura les sería satisfecha sin problemas.
En la tercera carta Helene resalta la diferencia entre la edición de libros americanos, más funcionales, y la belleza de las ediciones inglesas:
“Casi temo tocar estas páginas de tacto tan suave que semejan de pergamino y de un fuerte color crema. Acostumbrada al blanco apagado y a las cubiertas de cartón rígido de los libros americanos, Jamás supuse que un libro así pudiera proporcionar un placer tan gozoso al sentido del tacto.”
En la carta del ocho de diciembre de 1949 da un paso para acercarse a su interlocutor en la librería. Quiere saber con quien habla, no le gusta dirigirse a un frío “Señores”. Aquí también expresa claramente su pasión por los libros antiguos:
“Me encantan esos libros de segunda mano que se abren por aquella página que su anterior propietario leía más a menudo. El día en que me llegó el ejemplar de Hazlitt, se abrió por una página en la que leí.”Detesto leer libros nuevos.” Y saludé como a un camarada a quienquiera que lo hubiera poseído antes que yo.”
En esta misma carta envía un paquete con alimentos para la Navidad dirigido a los empleados de la librería. Helene no quiere mantener una mera relación comercial. Para ella los libros son mucho más que un producto y desea tener una relación más personal con aquellos que se encuentran en otro continente, con otros problemas distintos a los suyos y que le proporcionan el placer de conseguirle unos maravillosos libros. Ediciones, muchas de ellas, de ensueño que como ella misma dice abochornan a sus estanterías.
En la carta del 20 de diciembre, en la firma, aparece por primera vez el nombre de su interlocutor, Frank Doel. La carta es una carta de agradecimiento personal de los empleados de la librería. No se trata de una carta comercial. En ella habla del mercado negro y del racionamiento de alimentos.
Helene enamorará al personal de Marks & Co. por sus gustos literarios, por su espontaneidad y generosidad, así como por su sentido del humor y por su habilidad para irles introduciendo en su vida personal sin resultar ni entrometida ni maleducada.
Por este motivo y sobre todo, en un principio, las cartas más atractivas son las que escribe Helene. Con la introducción de su mundo personal, Helene Hanff consigue salirse del puro epistolario para pasar a urdir una trama novelesca que resultará conmovedora.
Frank Doel, empleado de la librería e interlocutor principal de Helene en este epistolario se presentará, como buen inglés, mucho más formal y reservado.
Frank tardará casi cuatro años en tratar a Helene de una manera más cercana y dejará de llamarla señorita Hanff y pasará a llamarla Helene en la carta del 14 de febrero de 1952:
“Estoy completamente de acuerdo en que ya va siendo horma de que me apee del “señorita” cuando le escriba. la verdad es que no soy tan estirado como puedo haberle dado a entender; pero, puesto que las copias de las cartas que le he escrito van a parar a los archivos de la oficina, me parecía más apropiado emplear un tratamiento más formal.”
A continuación en la misma carta, que traspasa después de tanto tiempo el ámbito comercial, Frank escribe:
“Esta carta, sin embargo, no tiene nada que ver con los libros, y no haré ninguna copia”.
Él ya no volverá a darle el tratamiento de “señorita” en sus cartas y se dirigirá a ella como “Querida Helene”.
Cuando Frank muere su propia esposa comunica a Helene el fallecimiento y le dice:
”No me importa reconocer que a veces me he sentido muy celos de ti, porque Frank disfrutaba leyendo tus cartas y todas ellas, o muchas, revelaban un sentido del humor muy parecido al suyo. También he envidiado tu facilidad de escribir.”
Con su simpatía y atractivo, Helene conseguirá que se amplíe el número de personas de Marks & Co. que le escriben e incluso algunos no empleados como la mujer de Frank.
En esta obra, nos asombran los amplísimos conocimientos de literatura que tenía Helene Hanff, que no era más que una modesta escritora. Sobretodo nos llama la atención el profundo conocimiento de ensayistas ingleses del XVIII y XIX.
También Helene muestra su admiración por Inglaterra que queda muy bien representada por la librería y su entorno. Así como el juego que estará pendiente durante toda la obra del posible viaje de Helene para conocerles y que no se realiza por falta de medios económicos, hasta que finalmente consigue viajar cuando ya la librería a cerrado y Frank ya ha muerto.