El factor humano es una novela escrita por Graham Greene en 1978. En ella el autor combina las técnicas de la narrativa de espionaje con un hábil tratamiento de la psicología de los personajes. La obra presenta unos personajes presionados por el factor ambiental que intentan luchar por su liberación y su afirmación. Por esta razón, no podemos decir que El factor humano sea estrictamente una novela de espías.
En la obra trata diversos temas como el amor y el miedo a perderlo, la soledad, el dolor que causa el silencio impuesto, los compromisos que implica el amor y el miedo a no poder cumplir con ellos o a cumplir con ellos y asumir sus consecuencias, la lealtad, la batalla entre el bien y el mal, etc.
El estudio psicológico de los personajes constituye una de sus elementos fundamentales.
Uno de sus temas principales es el peso que el silencio ejerce sobre los personajes y lo que supone esta obligación estricta de sigilo y la neurosis que produce en las vidas de las personas que están en el servicio secreto. El autor nos habla del poder destructivo del silencio.
Castle es el único que tiene el problema del silencio parcialmente resuelto, Marañón decía que la mujer libera al hombre de su soledad cósmica.
Maruice Castle, el protagonista, es un hombre sencillo que se ve abocado por las circunstancias a convertirse en un agente doble: agente de su Majestad la Reina de Inglaterra y a la vez agente del KGB de Leonidas Brezhnev.
Maurice Castle no teme ser descubierto como un traidor a su patria sino que lo que él verdaderamente teme es perder a su mujer y a su hijo, a los que el considera su verdadera patria. Castle trabaja en una oficina del Servicio Secreto británico. Tiene un único compañero, Davis. Los dos compañeros se dedican a transcribir y descifrar la información que consiguen los diferentes espías y agencias de información en África.
Los jefes han sido informados de una filtración de ese departamento, por lo que el traidor solo puede ser Davis o Castle. Son las circunstancias humanas de la vida de cada uno lo que decanta la culpa de la filtración del lado de Davis, que es eliminado.
El trabajo que realizan Davis y Castle es un trabajo monótono y sin emoción. Lo peor de todo es que siendo un trabajo que no reporta satisfacciones y que podría haber sido el de un oficinista cualquiera en cualquier empresa, sin embargo exige silencio y llevar una vida sin aristas aparentes. A consecuencia de estas pequeñas aristas Davis pierde su vida de manera injusta.
En un primer momento nadie sospecha de Maurice Castle. Este es un funcionario intachable con una vida aparentemente sin problemas especiales, con una vida ordenada, casado y con un hijo.
Pero la realidad es que el Servicio es solo una parte de la vida, la otra parte la constituye la vida privada de cada funcionario. Este es el peligroso factor humano que da título a la novela.
¿Es Castle realmente un traidor? A veces la traición es sólo lealtad. Castle traiciona a su patria pero la traiciona para ser leal a su amor y corresponder con su agradecimiento a los que habían ayudado a su mujer, negra, a escapar de Sudáfrica.
Otro tema fundamental para Greene, en esta obra, es la tragedia humana más esencial representada por la distancia existente entre lo que el hombre desea y lo que por sus limitaciones personales es capaz de alcanzar. Estamos aquí, nuevamente, ante el sentimiento trágico de la vida de Unamuno y que vimos también reflejado en Las noches blancas. La tragedia es: darse cuenta y no poder hacer nada, el que no se da cuenta no sufre. Sus personajes sufren conflictos interiores semejantes a los personajes de Dostoyevski, en una visión pesimista de la condición humana.
Al final de la novela, todo se trunca. El amor se convierte en el inmenso dolor que sienten Maurice y su mujer Sarah, al verse él en Moscu y ella en Londres, sin posibilidad inmediata de volverse a ver, separados por “el telón de acero” que entonces nadie sabía que iba a estar en pié, más o menos, diez años más.
Al principio del libro hay una dedicatoria a su hermana que puede resultar incomprensible cuando habla de su responsabilidad. Sencillamente, se refiere a que fue su hermana el contacto que le introdujo en el Servicio de Inteligencia británico, cuyos jefes le llamaron como colaborador en 1941. Por esto, considera que su hermana tiene cierta responsabilidad en que él escribiera libros de espionaje, con cierto conocimiento de causa.
El ejercicio de la profesión de periodista durante varios años marcó profundamente el estilo y la temática de las obras de Greene. Es un autor que tiene una importante visión de la realidad que le ha tocado vivir a consecuencia de su trabajo como corresponsal de del Sunday Times, Le Figaro o la revista Life, que le permitió ver, desde la primera fila, numerosos acontecimientos históricos de su época que le enriquecieron como hombre y como escritor.
García Márquez, en un artículo publicado en el diario El País, el 10 de febrero de 1982, con el título de “Graham Greene: la ruleta rusa de la literatura” decía:
“Es difícil encontrar en este siglo un escritor que sea víctima de tantos prejuicios apresurados como le es Graham Greene. El más grave de ellos es la tendencia a que se le considere como un simple escritor de novelas de misterio, y que, aún si así fuera, se olvide con tanta facilidad que muchas novelas de misterio circulan por los cielos más altos de la literatura. Pero el más injusto de esos juicios es el de que Graham Greene no se interesa por la política. Nada más falso. a partir de 1933, dice él mismo: “la política fue ocupando un lugar mayor en mis novelas”. Tal y como se reflejará en la trama de El americano impasible, El poder y la gloria, Nuestro hombre en la Habana, El factor humano, etc…”
El título de esta obra de Greene resume uno de los objetivos de toda su obra: descubrir el factor humano en todas las situaciones de la vida.
En los libros de Greene podemos encontrar todo tipo de personajes y escenarios de la vida real en el siglo XX. Encontramos espías aficionados y profesionales, vietnamitas, curas mejicanos, guerrilleros latinoamericanos, revolucionarios balcánicos, periodistas de todo tipo, la Francia ocupada por los alemanes y hasta la España de la transición en Monseñor Quijote.
En la obra de Greene subyace siempre el tema religioso y la idea del bien y el mal. Charles Moeller en Literatura del siglo XX y cristianismo afirma:
“El lector menos atento de Greene vislumbra, que más allá del drama aparente, se desarrolla otro. Una especie de contrapunto muy oculto de extraña resonancia a los gestos más insignificantes, a las menores palabras. Se percibe en seguida que la atmósfera está habitada por otra presencia: la presencia del mal y del pecado”.
También Frederick R. Karl en su libro La novel inglesa contemporánea destaca:
“Los personajes de Greene buscan a Dios en lo que tiene todas las trazas de ser un universo manejado por el diablo. Es esto, en cierto modo, en lo que consiste su heroísmo”.