Kirmen Uribe publicó su segunda novela, Lo que mueve el mundo, en el año 2012. Como vemos, por su trayectoria literaria, es un escritor que se toma su tiempo en la realización de sus creaciones literarias.
Según sus propias declaraciones:
«Yo procuro ser metódico a la hora de escribir. Primero, tengo que estar seguro de la idea de la novela que voy a escribir. Luego viene el trabajo de documentación, los esquemas, mapas de ideas etc. Más tarde, me pongo a escribirla. Al final, viene todo el proceso de re-escritura que es fundamental. La re-escritura puede hacer que una novela mediocre se transforme en una buena novela.
Lo que mueve el mundo, por ejemplo, la escribí en dos meses en Sausalito . Fue una especie de fiebre creativa. Para entonces ya había hecho los deberes de documentación y había perfilado la historia y los personajes. Pero el trabajo de re-escritura ha sido mucho más largo. Procuro cuidar muy bien cada detalle.»
Firmen Uribe, en esta obra, ha querido homenajear a un amigo desaparecido, a quien va contando la historia tierna y apasionada de la vida del escritor Robert Mussche.
Aquí, el autor vuelve a colocarse en el papel del narrador, aunque lo hace de una manera mucho más discreta que en su anterior novela: Bilbao Nueva York Bilbao. En esta obra el narrador aparece con el propio nombre del autor, con lo que autor y narrador se funden en una misma figura. Aquí, vuelve a suceder lo mismo, aunque Kirmen Uribe permanece en un segundo plano ocupando, sin embargo, el papel de narrador de la historia.
Al principio, la novela parece que va a narrar la historia de uno de aquellos niños que salieron del puerto de Bilbao hacia Bélgica durante la Guerra Civil española, con el fin de no tener que sufrir los horrores de la guerra y, además, tener una oportunidad de labrarse un futuro mejor del que se podía esperar en nuestro país, en aquella circunstancias. Pero, eso es sólo el inicio de la novela que sirve como justificación para otros temas y como hilo conductor de la vida de Robert Mussche, verdadero protagonista.
Realmente, Lo que mueve el mundo, narra la vida de Robert Mussche, un escritor Belga. La historia comienza con el encuentro de este con Karmentxu, la niña exiliada que viene de Bilbao, pero a continuación conoceremos la adolescencia de Robert y su amistad con Herman.
Uribe va desgranando poco a poco fragmentos de la vida de este escritor: su ingreso en la resistencia, su deportación, sus vivencias en un campo de concentración, etc.
Pero, al mismo tiempo, habla de la familia que dejó. Así como, de su hija Carmen a la que le cuesta perdonar la decisión de su padre, que le privó de su presencia durante la infancia.
Robert fue el padre que nunca estuvo y el marido que nunca fue. Dirigiendo la vista hacia el personaje de Carmen y sus sentimientos, la novela, plantea el dilema: tener que decidir entre los ideales y la familia.
Pero, como ya hemos dicho, en este caso, los protagonistas no son ni la familia de Mussche, ni la niña exiliada de la Guerra Civil, Karmentxu Cundin, sino el propio Mussche.
La obra habla también sobre la amistad y toma como modelo la relación que mantienen, casi desde la infancia, Robert y Herman que, en un principio, comparten los mismos gestos, los mismos gustos, etc.
Con el tiempo, los dos amigos se irán separando porque ambos personajes deciden tomar vías distintas. Aunque Robert se siente traicionado por Herman, sigue manteniendo el sentimiento de amistad.
Asimismo, la obra nos habla sobre el amor, el compromiso, la lealtad y la trascendencia de algunas decisiones que marcarán toda una vida.
El autor, hablando sobre su novela, ha dicho:
«Todo tiene su reverso, hasta la figura del héroe», Por un lado, la perspectiva heroica de quien se implicó en la resistencia durante la guerra. Por otro, la figura paternal que nunca estuvo y el marido que dejó de ser».
En realidad no podemos considerar la obra como una novela histórica, a pesar del momento histórico en el que está enmarcada la narración.
Es una novela de personajes y en particular muestra la doble faceta de la vida de Robert Mussche.
El autor, hablando de los personajes de la novela ha declarado:
«Robert tiene mucho de mí. En muchos aspectos. Le gusta la cultura, es tímido, idealista… Pero también su mejor amigo, Herman, tiene mucho de mi. Herman es más vital, es egoísta a veces… Muchos lectores me han identificado con Robert , pero muchos otros con Herman. Creo que estoy en los dos. No me gusta maltratar a mis personajes, yo los quiero. Pero eso no quiere decir que sean planos, que sean perfectos. Siempre me gusta enseñar sus virtudes y sus debilidades».
En cuanto al lenguaje, podemos decir que está muy cuidado y pensado. Su sintaxis nos lleva a una lectura ágil y rápida con frases cortas que se van enlazando unas con otras, algunas incluso sin verbo. Esto puede ser consecuencia de una idea pensada para imprimir acción a su novela pero también podría ser consecuencia de la influencia de la sintaxis de la lengua vasca.
El dilema que podríamos plantearnos es si fue acertada la decisión que tomo Robert Mussche que condicionó su vida por completo. ¿Le mereció la pena renunciar a disfrutar de su familia? No lo sabremos nunca.