Estudio en Escarlata – Breve apunte

26 de agosto de 2017



Este relato fue publicado por primera vez en el Beeton’s Christmas Annual de 1887. Pero no aparecería como novela independiente publicada hasta 1888. Su publicación significó la aparición de un escritor que revolucionaría el género del relato policiaco. Doyle la escribió con 27 años, mientras trabajaba de médico en Southsea, Portsmouth. Cobró 25 libras por los derechos íntegros de la novela, y la primera versión contenía ilustraciones de su padre, Charles Doyle. 

El título de la novela proviene de una de las conversaciones de Holmes con Watson, en la que Holmes dice lo siguiente:

“Por cierto, gracias. A no ser por su insistencia, me habría perdido el caso más bonito de todos cuantos se me han presentado. Podríamos llamarlo estudio en escarlata… ¿Por qué no emplear por una vez una jerga pintoresca? Existe una roja hebra criminal en la madeja incolora de la vida, y nuestra misión consiste en desenredarla, aislarla, y poner al descubierto sus más insignificantes sinuosidades.”

La novela se considera una de las obras indispensables de Conan Doyle, no sólo porque el autor hace la presentación de sus dos personajes principales, Sherlock Holmes y el doctor Watson, sino porque en ella es la primera vez que narra  teoría sobre la deducción tan útil para el detective. Pocas veces, se ha dado el caso en la historia de la literatura de un personaje de ficción alcanza tal popularidad que llega a ensombrecer la figura de su propio autor. Pero el caso de Sherlock Holmes es uno de los más representativos.

Un estudio en escarlata es la primera novela del detective Sherlock Holmes y de su amigo, el doctor Watson, un cirujano militar que regresa a Londres trás su participación en la guerra de Afganistán, debido a las heridas que ha sufrido en el hombro en el combate. En Londres, buscando un lugar donde vivir, se encuentra con Stamford, un viejo amigo que conoce a Sherlock Holmes y que sabe que este está buscando a alguien para compartir un alquiler en el 221B de Baker Street. Stamford presenta a ambos en el laboratorio del hospital, donde Holmes se encuentra haciendo experimentos con venenos. Ambos hacen una lista de defectos para ver si son compatibles, y acuerdan repartirse los cuartos del famoso 221 de Baker Street. Watson y Holmes se mudan juntos, donde Watson tendrá que aguantar las excentricidades de Holmes.

En esta historia, Conan Doyle cuenta como se conocieron Holmes y Watson y como llegaron a compartir su famosa vivienda. Es ahí donde reciben la noticia de que se ha cometido un crimen y solicitan la ayuda de Holmes, ante el asombro de Watson que no tenía idea de cual era el trabajo de su compañero.

La historia está situada en el Londres del siglo XIX, donde se nos muestra un Londres carente de encantos, lúgubre, lluvioso y oscuro.

La trama, aunque en un principio no se puede adivinar, se relaciona con la secta mormona en el estado de Utah. Un cadáver es hallado en extrañas circunstancias en una casa deshabitada y, a esto viene a añadirse, un nuevo asesinato que complicará aún más la historia. Para resolver este misterio, habría que retroceder en el tiempo hasta otros sucesos que ocurrieron hace más de 30 años en la ciudad mormona de Salt Lake City. Por supuesto, que sólo Sherlock Holmes, será capaz de desentrañar el misterio gracias su infalible método deductivo y a su capacidad de observación.

En esta novela a Holmes le buscan para resolver un extraño asesinato en una casa deshabitada. Aparecerá un cadáver sin heridas y una misteriosa palabra escrita con sangre en la pared (Rache, venganza en alemán). Además, estarán presentes los dos oficiales, Lestrade y Gregson, de Scotland Yard, conocidos de Holmes y que intentarán seguir pistas falsas. Lestrade y Gregson no son del gusto de Holmes, por lo que en varias ocasiones se burla de ellos de forma sarcástica y le dice a Watson que dos hombres a los cuales les gusta llevarse el mérito de las cosas que no hacen.

Watson realizará el papel de narrador testigo prácticamente en todas las obras de Sherlock Holmes. Él realiza la función de biógrafo de Sherlock Holmes, dádole a la obra una importante impresión de realidad. Tanto es así, que durante años Conan Doyle recibía en su casa cartas dirigidas a Sherlock Holmes con solicitudes de ayuda para desentrañar casos misteriosos.

En un principio, Watson estaba despistado con respecto a las labores que ejercía su compañero de casa. Le veía como un hombre serio y un poco excéntrico pero inteligente, leal y algo sarcástico. Asimismo lo veía como a un hombre muy dedicado a sus estudios de química, a la historia criminal y al ejercicio de la deducción. También Watson veía que lo visitaba mucha gente de distintas procedencias tanto sociales como geográficas y esto le tenía absolutamente desconcertado, hasta que finalmente descubre cual es su dedicación.

El lenguaje utilizado en la obra es formal, debido a la época aunque no se puede decir que sea complicado.

Watson al ser el biógrafo de Holmes, es al mismo tiempo un personaje fundamental pero por otra parte, tampoco se profundiza mucho en su personalidad. Sí se puede notar que es un hombre tranquilo que aguanta, con paciencia y casi se podría decir con gusto, las excentricidades de Holmes. Podríamos decir que asiste fascinado a sus capacidades de inteligencia y deducción.

El libro está dividido en dos partes. En la primera de ellas, titulada “Reimpresión de las memorias de John H. Watson, doctor en medicina y oficial retirado del Cuerpo de Médicos del Ejército Británico”.  Esta primera parte, presenta a los personajes y el suceso ocurrido en una casa deshabitada donde se descubre un asesinato y las deducciones e investigaciones de los detectives de Scotland Yard. La historia contiene en ella otra historia, la segunda parte, de tiempos pasados y que se encuentra introducida en el centro de la historia principal para servir al lector de explicación del origen de los sucesos ocurridos en Londres en aquel momento. En la segunda parte conocemos la historia del asesino y su razones para llevar a cabo el crimen, esto nos lleva a adentrarnos en la América profunda y la vida de los mormones. En ese momento, la historia da un salto en el tiempo y en el espacio hacia Utah en 1847, donde se cuenta un relato sobre un hombre adulto y una niña que son los únicos supervivientes de un grupo de pioneros, rescatados por un grupo de mormones bajo la condición de convertirse a su religión. Aunque en un principio, no entendemos este salto en el tiempo y el espacio y nos desconcierta, incluso revisamos el libro para ver si realmente sólo incluye una historia o dos. Finalmente, nos daremos cuenta de que es una relato que tiene mucho que ver con los hechos de la primera parte.

Así como en la primera parte el narrador es Watson, narrador testigo, como en casi todas las historias de Sherlock Holmes, en la segunda parte el narrador es omnisciente.

Con esto el autor nos incita a pensar, que no hay que quedarse en la epidermis de las situaciones y que profundizando en ellas siempre hay una explicación, en la mayoría de los casos sorprendente.

La imagen que se da en la novela sobre mormones es la de una espantosa y sometedora secta que, incluso, llega a cometer crímenes y secuestros contra las personas que desean abandonarla. Parece ser, que Conan Doyle, dijo: Todo lo que dije sobre los mormones y los asesinatos es histórico salvo que como es una obra de ficción se cuenta de una manera más exagerada que como se haría en una obra histórica. Es mejor pasar de este asunto». Por el contrario, su hija confesó públicamente ante su padre que la novela estaba llena de errores históricamente demostrables sobre los mormones. Años después de la muerte de Doyle, Levi Edgar Young, una autoridad mormona, dijo que Conan Doyle les había pedido disculpas en privado, y que sus errores se debían a las informaciones que llegaban a Londres, en esta época, sobre la secta. 

Conan Doyle nos presenta a Holmes, en muchas ocasiones, como un personaje deshumanizado. Quizá, esto sea porque se le presenta como una máquina de pensar, una computadora de datos. Sin embargo tiene varios rasgos de humanización y uno de ellos, que aparecerá en todas sus historias, es su afición por la música.  En la descripción que hace Watson de él dice que sus conocimientos sobre cuestiones artísticas y humanidades son casi nulos, sin embargo, la música está presente en él como parte a su personalidad. Watson dice que Holmes es un discreto instrumentista, pero es una de las condiciones que Holmes le pone a Watson para poder convivir con él.  
“—¿Entra para usted el violín en la categoría de lo estrepitoso? —me preguntó muy alarmado. 

—Según quien lo toque —repuse—. Un violín bien tratado es un regalo de los dioses.”

Watson, también nos quiere hacer notar que el ensimismamiento en la ejecución del violín, partía de una necesidad de abstraerse del mundo. De concentrarse de manera profunda con la música como vía para desentrañar misterios dentro de su mente.en los intrincados laberintos de su mente. Asimismo, nos cuenta como Holmes era capaz de tocar piezas difíciles.

 “Que podía ejecutar piezas musicales, y de las difíciles, lo sabía de sobra, ya que a petición mía había reproducido las notas de algunos lieder de Mendelssohn y otras composiciones de mi elección. Cuando se dejaba llevar a su gusto, rara vez arrancaba sin embargo a su instrumento música o aires reconocibles. Recostado en su butaca durante toda una tarde, cerraba los ojos y con ademán descuidado arañaba las cuerdas del violín, colocado de través sobre una de sus rodillas. Unas veces eran las notas vibrantes y melancólicas, otras, de aire fantástico y alegre. Sin duda tales acordes reflejaban al exterior los ocultos pensamientos del músico, bien dándoles su definitiva forma, bien acompañándolos no más que como una caprichosa melodía del espíritu. Sabe Dios que no hubiera sufrido pasivamente esos exasperantes solos a no tener Holmes la costumbre de rematarlos con una rápida sucesión de mis piezas favoritas, ejecutadas en descargo de lo que antes de ellas había debido oír.” 

En esta obra encontramos otra curiosidad y es que el Doctor Watson le dice a Sherlock que se parece a Dupin, el protagonista de algunos relatos de Edgar Allan Poe. Sherlock, lejos de sentirse halagado, le contesta un poco ofendido y poniendo a Dupin en otro nivel.

Finalmente, no quiero dejar de señalar, que 125 años después de la primera aparición de Sherlock Holmes sigue fascinando a muchos lectores por su carisma y por su sorprendente capacidad de deducción y observación.