Mi familia y otros animales
Mi familia y otros animales es sin duda la obra más conocida del escritor Gerald Durrell.
El libro es el primero de la divertida trilogía de Corfú (Mi familia y otros animales, Bichos y demás parientes y el jardín de los dioses) en la que cuenta sus años pasados en en esta isla en compañía de su familia.
En 1935 la familia Durrell aburrida del clima inglés y de sufrir todo tipo de enfermedades causadas por el frío, decide mudarse a la isla griega de Corfú. Durrell pasó allí cinco años junto a su madre viuda y sus tres hermanos mayores.
En esta novela, como en la mayoría de sus obras, Durrell consigue entrelazar de forma magistral, la narración de sus descubrimientos zoológicos y las anécdotas familiares, así como la descripción de personas, lugares y animales.
La Madre de Gerald Durrell tuvo que lidiar con las excentricidades de sus cuatro hijos.
El mayor, Larry, Lawrence Durrell, escritor que no necesita presentación, es un joven de veintitrés años algo pedante y un poquito bohemio, habituado a las comodidades propias de su situación social. Larry quiere instalarse en la isla para poder desarrollar su actividad literaria con la tranquilidad necesaria. Además invitará a muchos de sus peculiares amigos que provocarán diferentes historias que Gerald narrará con gran sentido del humor.
Los hermanos medianos son: Leslie, de diecinueve años, aficionado a las armas y Margo, de dieciocho, la única chica, bastante inestable psicológicamente y siempre preocupada por la moda, los chicos, etc.
Gerald es el pequeño de la familia. A sus diez años es ya un apasionado de la naturaleza y por este motivo, algunas veces, la convivencia con él resultará complicada. A consecuencia, de su afición por la naturaleza y sin que nadie lo espere consigue llevarse a casa todo tipo de animales que incluso pueden llegar a ser peligrosos.
Con la familia Durrell conviven algunos empleados griegos como Lugaretzia, mujer del jardinero y a la que contratará la señora Durrell para ayudarle en las tareas de la casa. Lugaretzia se pasará la vida contando sus enfermedades. Asimismo, no podemos dejar de mencionar a Spiro, fiel “ayudante para todo”. En la obra son también relevantes algunos preceptores de Gerry como Teodoro y Kralefsky.
Lo más interesante del libro es la naturalidad con la que Durrell consigue alternar los sucesos domésticos y familiares con sus aventuras en la naturaleza. También cabe destacar, su facilidad para transmitir la fluidez con la que aparentemente se desarrolla su vida en la isla.
Gerry no va al colegio y eso no parece preocupar en exceso a nadie de la familia. La única que se preocupa de buscar un preceptor es la madre pero sin mucho rigor.
Gerald transmite esta parte de la infancia y pre-adolescencia como una aventura en libertad que le permite investigar la isla, prácticamente a su antojo, con ayuda de su barca y su burra. Realmente no sabemos si su infancia transcurrió así, pero es como el la sintió: libre y feliz.
El libro incluye algunas anécdotas verídicas pero, en rigor, no se trata solo de una autobiografía sino que la historia está novelada. Un ejemplo de esto podría ser que al incluir a su hermano Larry no menciona que este estaba ya casado con su primera mujer y que esta se encontraba junto con la familia Durrell en Corfú.
La novela está dividida en tres partes. La primera, comienza con la decisión de la familia Durrell de emigrar a Corfú, su llegada a la isla y su estancia en la villa color fresa. Esta parte está dividida en La migración, seis capítulos y finalmente un apartado titulado conversación.
La segunda parte cuenta su estancia en la villa color narciso y está compuesta de Otros seis capítulos y de nuevo un apartado titulado conversación.
La tercera parte nos cuenta sus andanzas y las de su familia en una nueva casa: la villa blanca. Esta parte vuelve a estar compuesta de seis capítulos pero cierra la novela con un texto titulado ‘El regreso’, en el que Gerald nos cuenta como su vida de libertad e infancia parece llegar a su fin. Su madre está sopesando la idea de que podría ser conveniente que Gerald ingresara en un colegio en Inglaterra para finalizar su educación.
A pesar de la tristeza que embargaba a toda la familia al abandonar Corfú, Durrell termina su novela con una divertida anécdota. Al llegar a la frontera con Suiza el funcionario que les atiende dará a la señora Durrell una hojita donde este había escrito: “Un circo ambulante y su compañía”.