Mercè Rodoreda, escritora catalana, nació el 10 de octubre de 1908 en una pequeña torre con jardín, propiedad de su abuelo, situada en la calle de San Antonio, actualmente Manuel Angelon, del barrio de Sant Gervasi de Cassoles, en Barcelona. Es la autora de novela escrita en catalán más reconocida de todos los tiempos. Su obra “La plaza del Diamante” se puede leer actualmente en más de veinte idiomas. Era hija única y tuvo una infancia muy feliz. Como ella misma nos cuenta: “Recuerdo la sensación de estar en casa cuando, asomada a la barandilla de la azotea, veía caer sobre el césped y las hortensias las flores azules de la jacaranda. No sabré explicarlo nunca, nunca me he sentido tan en casa como cuando vivía en casa de mi abuelo con mis padres » Su padre era contable, empleado en una armería. Pero era muy amante de la literatura, sobre todo del teatro y la poesía. Le gustaba, a menudo, recitarle poemas a Mercè cuando era niña. La madre también era muy aficionada a la literatura especialmente al teatro, tanto que asistieron al Instituto del Teatro, que dirigía Adrià Gual, para aprender declamación. Mercè se quedo sin padre durante la guerra civil. Este murió en un bombardeo. La madre de Mercè vivió hasta 1964. Era una madre muy lectora y tan risueña como su hija. Mercè nació y creció en una casa con ambiente popular y a la vez culto. Asistió a la escuela desde los siete a los doce años, momento en el que muere su abuelo. Desde ese momento se dedica a aprender a coser y cocinar pero sin abandonar la lectura. La costura le resultaría muy útil durante su exilio. Su abuelo tuvo una gran influencia en su vida. Este colaboraba en La Renaixença y en El Arco Iris, dos publicaciones en lengua catalana. La figura del abuelo fue muy importante para Mercè Rodoreda porque le inculcó un profundo catalanismo que la acompañó toda la vida. También le inculcó una intensa atracción por las flores, unas flores que presidieron su niñez y que ocuparán un lugar relevante en los cuentos y novelas que escribirá. Rodoreda empezó a escribir en su adolescencia y antes de la Guerra Civil ya había publicado en varias revistas y prensa catalana, tales como Revista de Catalunya, Mirador, Clarisme y Companya y, antes de 1939 había publicado cuatro novelas. José Ortega la clasifica generacionalmente en el grupo de escritores del primer exilio que salen al extranjero con obra escrita. En 1921 murió su abuelo, Pere Gurguí. En aquel momento su tío Joan Gurguí, hermano de su madre, regresó a Cataluña con la fortuna que había hecho en América. Esto produjo una revolución en toda la familia. Mercè que había crecido un poco aislada del mundo, entre adultos, libros y representaciones teatrales en familia, se sintió atraída por este joven al que su madre quería y admiraba. Su propia madre le impulsó hacia un matrimonio que teóricamente la llevaría hacia una situación mejor, hacia lo que su madre consideró que iba a ser el éxito para su hija. Tristemente, poco tiempo después de la boda, Mercè se dio cuenta de que aquel matrimonio no le iba a dar la felicidad. Joan Gurguí era rico, pero muy tacaño. A consecuencia de este desengaño Mercè comenzó a abandonar muy frecuentemente su domicilio conyugal para ir a casa de su madre. Allí aprovechaba para subir al palomar a escribir. El palomar que guardaba en su corazón y que plasmo posteriormente en “La plaza del Diamante”. En casa de su madre y sobre todo en el palomar se sentía liberada de su matrimonio. No se separó de su marido legalmente y encontró su vía de escape en las colaboraciones periodísticas y en la escritura. Mercè tuvo con Joan Gurguí su único hijo, Jordi. Cuando terminó la guerra Rodoreda escribió poemas, una obra de teatro ya desaparecida y publicaría varias novelas. En 1938 publicó “Alorna”, con la que obtiene el premio Crexells de novela. Pero en ese momento huye de Barcelona, dejando a su marido y a su hijo, exiliándose por muchos años. Conoce a Armand Obiols, del «grupo de Sabadell», en el castillo de Roissy. Aunque él estaba casado y tenía una hija, comienzan una relación. Mercè y Armand Obiols se exilian a Francia.. Al poco de llegar a limoges, las tropas alemanas avanzaron hasta allí y Obiols fue deportado a un campo de concentración. Esta circunstancia provocará en Rodoreda un periodo de inactividad literaria. De esta época quedan las cartas que le escribió a su amiga y escritora exiliada en México, Anna Murià. En una de estas carta de Mercè a Anna Murià, fechada en 1946, le cuenta que sus influencias literarias son anglosajonas mencionando a Katherine Mansfield, John Steinbeck, William Faulkner, Dorothy Parker y Katherine Anne Porter. Sin embargo, es significativo que no mencione a Joyce, una de sus mayores influencias, especialmente en su obra más famosa “La plaza del Diamante”. En 1943 Rodoreda y Obiols se volvieron a juntar en Burdeos. El exilio en Francia supuso, como dijo la propia autora un viaje al final de la noche. La Segunda Guerra Mundial le hizo madurar como persona y como escritora. Al final de la contienda, Mercè se dedicó a la poesía y la pintura, dos facetas de la escritora, poco conocidas en la actualidad. Se conservan varias de sus pinturas de inspiración mironiana, en algunos casos. Su pintura abarca desde el bodegón con flores, a la figura humana o los motivos abstractos, casi todos pintados con una paleta de colores fríos. En 1954 se trasladarán a Ginebra y en este período trabajarán como traductores en la Unesco y lo más importante será que Mercè volverá a escribir, poemas y cuentos. En 1958 ganará el Premio Victor Catalá por “Veintidós cuentos”. Poco tiempo después escribe su primera novela de posguerra, “Jardí vora la mar”, seguida de “La plaza del Diamante”, y comienza “La muerte y la primavera”. Envía sus novelas al premio Sant Jordi, pero son eliminadas. Tras conocer al escritor y editor Joan Sales, en 1962, se publicará en Barcelona “La plaza del Diamante” que se convertirá en un éxito. En 1966 aparece “El carrer de les camélies”, en 1967 “Jardí vora la mar” y “La meva Cristina i altres contes”. Asimismo, reescribió “Alona” en 1969 y volvió a publicarla. En esta época vivió entre Barcelona y Ginebra y en 1971 murió Obiols. A partir de ese momento comenzará a frecuentar Romanyá de la Selva, en Gerona, donde pasará sus últimos años. En 1974 se publicará “Mirall trencat”, una de sus novelas más ambiciosas, y en 1978 “Semblava de seda i altres contes”. En 1980 recibe el «Premi d’honor de les lletres catalanes» y se publica “Quanta, quanta guerra….” Falleció en 1983 en Gerona y tres años después se publica “La mort i la primavera”, su última novela, inacabada. (Pilar Aguilar)