“El barón rampante” es una de las obras más reconocidas del escritor Italo Calvino, así como de la literatura italiana del siglo XX. Esta novela es la primera de una trilogía “Nuestros antepasados”, publicada por primera vez en 1957. De estas tres novelas, esta es la menos conceptual y también la menos fantástica, resultando, quizá, la más asequible para el lector. Las otras dos novelas que forman parte de esta trilogía son: “El vizconde de mediado” y “El caballero inexistente”. A pesar de tener menos rasgos fantásticos que las otras dos, “El barón rampante” es una novela extraordinariamente original, en la que detrás de una narración aparentemente sencilla se esconde una profundidad compleja. Su lectura resulta fácil e incluso divertida, dado el tono irónico impreso en muchas ocasiones a lo largo de la narración. Aunque también encontramos pasajes líricos, algunos con tintes dramáticos y otros incluso románticos o apasionados. Finalmente, podemos decir que narra una vida completa. La historia se sitúa en el siglo XVIII y nos cuenta la vida de Cósimo Piovasco de Rondó, Barón de Ombrosa, un niño de doce años que un día, rechazando comerse un plato de caracoles decide, por rebeldía, subirse a los árboles de los que nunca volverá a bajar. En realidad, la actitud de Cósimo tiene que ver con una postura de oposición a unas normas y costumbres de los adultos de su casa. La familia de Cósimo está férreamente apegada a las costumbres tradicionales y a la monarquía. Su padre vive únicamente preocupado por las apariencias y su madre, hija de militar, quiere imponer siempre sus normas inflexibles, ganándose el nombre de “la Generala”. El espacio en el que se desarrolla la acción es un pueblo ficticio de Italia, al que llama Ombrosa, situado en la Riviera Liguria, que parece tener algunas similitudes con la ciudad de San Remo, donde el autor pasó su infancia y juventud. Aunque más que desde el lugar, lo que tenemos es una vista de pájaro desde los árboles, ya que Cósimo participará de la vida del pueblo pero nunca desde el suelo. Esto le proporcionará una visión diferente de la vida. La historia está contada de forma episódica en treinta capítulos breves. La novela podemos decir que está estructurada en tres partes. La primera parte está formada por el primer capítulo, donde se nos presenta a la familia y el escenario donde va a transcurrir la acción. La segunda parte de la novela se extiende del capítulo dos al XXIX, y es aquí donde transcurren todas las aventuras que vivirá Cósimo durante toda su vida. La última parte y la más impactante está en el capítulo XXX, donde Cósimo desaparecerá de una manera sorprendente, a la edad de 65 años para no volver nunca más. El narrador de la novela es Biagio di Rondó, hermano de Cósimo, con lo que esta forma parte de la historia nos será contada siempre desde su punto de vista. El narrador se comporta unas veces como narrador interno y otras como narrador externo, usando tanto la primera persona como la tercera, dependiendo de que se trate de algo vivido por Biagio o algo relatado por su hermano Cósimo. En el capítulo XXVII Biagio le cede la palabra a Cósimo donde contará algunas de sus hazañas realizadas durante la guerra. Toda la historia la cuenta Biagio de forma retrospectiva desde su vejez, aunque esta contada de forma lineal, cronológicamente, desde los 12 años de Cósimo hasta su vejez y desaparición. Biagio ayudará a Cósimo, desde un primer momento, con todo lo que está al alcance de su mano, a pesar del asombro que le produce en un primer momento la decisión tomada por su hermano. Con el tiempo irá comprendiendo la postura que este había adoptado subiendose a los árboles. Biagio será el que finalmente hará una vida más adaptada a la normalidad de la época. El padre de Cósimo y Biagio, nunca entenderá la postura de su hijo. En un primer momento piensa que este se cansará y bajará del árbol antes de que caiga la noche. Incluso lo amenaza con castigarlo cuando baje. Esto nunca sucederá y finalmente no le quedará más remedio que aceptar la situación. La madre, Corradina di Rondó, es una mujer que deja ver sus sentimientos pero que muchas veces toma una cierta distancia de la situación y acaba aceptándola sin querer buscar una explicación lógica. Cósimo que en un principio pareció separarse del mundo y de toda persona con su actitud, siguió participando de la vida social y familiar incluso con mayor intensidad que antes. Desde los árboles descubrió la vida y el carácter de su tío Enea Silvio Carrega y le comprendió mejor de lo que le hubiera comprendido nunca, en su soledad. Cósimo mantuvo relaciones que desde su antigua situación hubieran resultado imposibles, como su relación con el maleante Gian dei Brughi que nadie se la reprochó. En su nueva situación se encontraba por encima de todos los convencionalismos. Obteniendo, como consecuencia de está situación una nueva ideología opuesta en muchas cosas a la que había recibido en su casa. Siendo un personaje cargado de fantasía, Cósimo resultará uno de los más verosímiles de la novela, cargado de coherencia. A pesar de su situación participará de todos los acontecimientos familiares y sociales de su pueblo y una situación que en principio parecía casi ridícula resulto finalmente ser casi la más digna de esta historia. Cósimo por su rigurosidad, su bondad, su erudición obtenida de su pasión por la lectura, su ecuanimidad y otros muchos valores terminará siendo el personaje mas respetado del pueblo. A pesar de su situación desarrollará una vida amorosa. Su verdadero amor será Viola, vecina de la casa de al lado, que perderá de vista siendo un adolescente y que recuperará en la edad adulta. Además vivirá otros amoríos, como el de una aventura con una chica española. También mantendrá relaciones con distintas situaciones y personajes históricos como Napoleón, Voltaire o Diderot. En definitiva, Cósimo que representará el espíritu de la ilustración, rechazará todo lo que le viene impuesto, se manifestará en contra de las ideas tradicionales y planteará algunas cuestiones como las de la libertad, la igualdad o el papel de las mujeres. Cósimo realizará una vida coherente y será respetado por ello. Ni siquiera en el último momento de su vida traicionara la decisión tomada siendo casi un niño y desaparecerá en esa bonita imagen del Montgolfier elevándose al cielo y Cósimo, de un salto, enganchándose al ancla y perdiéndose definitivamente en el mar. (Pilar Aguilar)