Charles Dickens nació en Portsmouth en 1812. Era el segundo de ocho hermanos de una familia de clase humilde.
En 1817 la familia tuvo que trasladarse a Londres por motivos de trabajo del padre y más adelante a Chatham, donde su madre y su niñera le aficionaron a la lectura.
Cuando tenía doce años, su padre fue encarcelado, en Marshalsea, a causa de sus deudas. Por este motivo, Charles tuvo que empezar a trabajar a una edad muy temprana en una fábrica de betún para conseguir algo con lo que mantenerse.
Seis meses más tarde, recibieron una herencia, lo que les permitió pagar sus deudas y al padre salir de la cárcel.
En ese momento, Charles deja de trabajar y vuelve al colegio.
Comenzó trabajando como procurador y más adelante como periodista, haciendo crónicas parlamentarias.
En 1833 escribió sus primeros artículos sobre la vida en Londres, que se recopilaron en su primer libro Sketches by Boz en 1836.
Ese mismo año publicó Los papeles póstumos del club Pickwick y en 1838 Oliver Twist. En ese momento, ya empieza a tener éxito con su literatura.
En las décadas siguientes, se convirtió en uno de los novelistas más populares de su tiempo. Esto se produjo a consecuencia del realismo con el que trataba, en sus obras, los problemas sociales de la época.
Falleció en 1870, fue enterrado en el Rincón de los Poetas en la Abadía de Westminster.
Dickens utiliza de forma profusa las descripciones que serán muy precisas y cargadas de detalles, tanto en sus personajes como en los paisajes, principalmente urbanos.
Se podría considerar que Londres es un personaje más de sus obras, incluso en algunas ocasiones podría decirse que es su personaje principal.
Esto lo demuestra en sus primeros artículos, escritos en la década de 1830 que fueron recopilados en su primer libro Escenas de la vida de Londres, escritos con el pseudónimo de Boz, y que más adelante volverá a poner de manifiesto en casi todas sus novelas y relatos.
El protagonismo de Londres es tan importante para Dickens que su hijo Charles publicó una guía de Londres llamada Dicken’s Dictionary of London, que se considera una una fuente imprescindible para el conocimiento del Londres de aquella época.
Tristemente, muchos de los lugares descritos por Dickens han desaparecido. A pesar de todo, las visitas guiadas al Londres de Dickens es uno de los tours que tiene más éxito entre los turistas que llegan a Londres.
La Navidad antes de Dickens
La Navidad no siempre fue tan sonada y popular como en la actualidad. En Inglaterra en Siglo XVII, durante la Reforma protestante, en que los sectores ingleses más puritanos rechazaban la fiesta del nacimiento de Jesús por su vinculación al catolicismo, y la acabaron prohibiendo en algunas iglesias protestantes. Hasta que finalmente, durante la Guerra civil inglesa en 1647, un edicto de los gobernantes puritanos ingleses prohibe tajantemente la celebración de la natividad. No obstante, el pueblo se amotinaba, rebelándose contra esta impopular decisión, hasta que la fiesta vuelve a restaurarse en 1660. Aun así, muchos de los miembros del clero reformista, siguieron los argumentos puritanos y continuaron rechazando las Celebraciones Navideñas. El edicto ya se había revocado pero todavía tenía efectos funestos. La Navidad era un día de descanso que se dedicaba a actividades sencillas. En el continente americano algunos hogares celebraban una fiesta solemne con pocos símbolos de alegría.
En la América colonial, aunque los cristianos residentes de Virginia y Nueva York siguieron las celebraciones libremente, los Puritanos de Nueva Inglaterra rechazaron la Navidad, y su celebración fue declarada ilegal en Boston de 1659 a 1681. Después de la Revolución americana, en los Estados Unidos, la Navidad se entiende como una costumbre inglesa que va perdiendo importancia. Llegados al siglo XIX, vemos cómo la celebración de la Navidad se estaba quedando en una costumbre religiosa más, sin nada de especial.
El origen de la Navidad actual
La Navidad, tal como la conocemos hoy, es una creación precisamente, del siglo XIX. Ya que es en este siglo, cuando la Navidad empieza a popularizarse con el carácter que tiene hoy día, se refuerzan costumbres como el intercambio de regalos, la figura de Santa Claus o la de regalar tarjetas de Navidad.
En 1843 Dickens escribió Cuento de Navidad, el primero de una serie de libros anuales de Navidad que pretendían, según él, “…despertar antiguos pensamientos de amor”. En estas historias, Dickens aprovecha los ingredientes de la conmovedora celebración religiosa de la antigua Navidad para tratar de unir a las familias con el espíritu del amor y la caridad. Dicho de otras manera; consciente de que la celebración de la Navidad había perdido fuerza e intensidad, Dickens concibe esta fecha como un tiempo de celebración sincero y familiar, y recupera tradiciones y costumbres. En definitiva revive la celebración del nacimiento de Cristo y la impregna de un estimulante espíritu navideño.
La labor de Dickens surte el efecto esperado. En navidades posteriores sus libros navideños se siguen vendiendo. Las costumbres antiguas se van recuperando; El árbol de Navidad, originario de zonas germanas, se extenderá por otras áreas de Europa y América. Los viejos villancicos vuelven a escucharse y se componen otros nuevos (la costumbre de cantar villancicos, aunque de antiguos orígenes, procede fundamentalmente del siglo XIX). Las tarjetas de navidad no empezaron a utilizarse hasta la década de 1870, aunque la primera de ellas se imprimió en Londres en 1846.
Costumbres que con el tiempo, nuestra sociedad consumista (en especial la norteamericana) aprovecharía para expandir la Navidad por el mundo, ya sin el matiz religioso sino con el marcado slogan del “espíritu navideño”.