9 de enero de 2014

¿Quién es Gustave Flaubert?

Gustave Flaubert, novelista francés encuadrado en la escuela realista, nació en Ruán en 1921. Su padre era médico por lo que conocía la profesión que describe en algunas de sus obras. Desde niño Flaubert mostró una gran pasión por la literatura escribiendo el sólo, íntegramente, una pequeña revista literaria «Colibrí» en la que ya plasmaba algunos de los temas que desarrollaría de adulto en sus obras. Estudió derecho en París durante un breve espacio de tiempo. Se vio obligado a abandonar sus estudios debido a su frágil salud. Allí conoció a Maxime du Camp, cuya amistad conservó toda la vida. Junto a este amigo realizó un viaje a pie por Bretaña y Normandía y después otro más importante a Egipto, Asia Menor, Turquía, Grecia e Italia, donde se empapó de todas las sensaciones y experiencias, que luego plasmaría en sus obras. Excepto durante sus viajes, Gustave Flaubert, aquejado de una enfermedad nerviosa, pasó la mayor parte de su vida en Croisset, Un lugar de campo cercano a Ruán. Especialmente, tras la publicación de su primera novela «Madame Bovary» que causó un gran revuelo en la sociedad parisina y que provocó un juicio que le acusaba tanto a él como a su editor de atentar contra la moral pública y a la religión. Madame Bovary, subtitulada “Costumbres provincianas”, es una convencional historia de adulterio. Pero no es sólo eso. La novela es un profundo análisis de la sociedad burguesa de la época especialmente de su monotonía e hipocresía, utilizando para ello la sátira y la ironía. Además, en «Madame Bovary» encontramos sus dos características más importantes: su objetividad y la esmerada perfección de su estilo. En Croisset, Flaubert se dedicó por entero a la lectura, a recibir la visita de otros escritores, amigos y principalmente a su labor como escritor. Entre 1847 y 1856 tuvo un apasionado romance con la poetisa Louise Colet, aunque, sin duda, aunque nunca llegó a ser su amante. El amor de su vida fue Elisa Schlésinger, en la que se inspiró para crear el personaje de Marie Arnoux de La educación sentimental Los viajes fueron un importante punto de observación de la realidad. Le ofreció una galería de personajes y escenarios que después volcaría en sus obras. Flaubert trabajaba todas sus obras de manera minuciosa, tanto en su fondo como en su forma. Buscaba la novela «obra de arte» y no dejaba nunca su escritura en manos de la inspiración. Trabajaba arduamente corrigiendo y mejorando su prosa constantemente. El resultado es una obra de prosa muy cuidada. Ofrece, en sus obras, un verdadero catálogo de arquetipos humanos. Aunque nunca vierte sus opiniones personales en sus obras. Son los personajes los que actúan y se forjan su futuro como resultado de sus acciones pero nunca encontraremos la opinión del narrador. Realismo impersonal. Sus obras más destacadas fueron: «Madame Bovary» (1857), «Salambó» (1863) una narración histórica ambientada en la antigua Cartago y «La tentación de San Antonio» (1874) basada en la leyenda de las tentaciones a las que tuvo que enfrentarse el fundador de las comunidades religiosas cristianas, san Antonio, en la soledad del desierto. Tanto «Salambó» como «La tentación de San Antonio» estan consideradas más próximas al romanticismo que Madame Bovary. Casi todas las obras de Flaubert combinan elementos tanto románticos como realistas y naturalistas. En sus cartas, publicadas póstumamente, “Correspondance” (4 volúmenes, 1887-1893), Flaubert calificó su trabajo de “agonías del arte”. Tampoco podemos dejar de mencionar su novela «La educación sentimental» (1869), tres narraciones cortas con el título de «Tres cuentos» (1877), y dos trabajos editados póstumamente, la novela inacabada «Bouvard y Pécuchet» (1881) y «Diccionario de lugares comunes» (1913). Gustave Flaubert murió en Croisset el 8 de mayo de 1880 de una hemorragia cerebral, a los 58 años. Fue enterrado en el panteón familiar en el cementerio de Ruán. En 1890 en el museo de Ruán, su ciudad natal, se inauguró un monumento de Chapu dedicado a la memoria de Flaubert. (Pilar Aguilar)

8 de enero de 2014

Breve introducción

El siglo XIX es una época de grandes transformaciones ideológicas y estéticas que cambiarán el mundo del arte. Este siglo fue una de las épocas de mayor productividad de la literatura francesa. Esta recorrió en tan sólo un siglo el camino desde el romanticismo hasta el simbolismo pasando por el realismo y naturalismo. Durante el siglo XVIII, la literatura francesa se concentró en escribir ensayos y epístolas. Sin embargo, en el XIX los géneros más importantes fueron la poesía, la narrativa y el teatro, aunque sin duda el género predominante fue la narrativa. Durante los primeros años del siglo, la literatura francesa se vio influida por el romanticismo alemán del siglo XVIII y por las consecuencias de la Revolución Francesa (1796). En este período, los escritores franceses se centraron en escribir sobre la libertad, el amor y la naturaleza a la vez que les interesó todo lo marginal, lo extravagante, lo exótico y lo misterioso. Los escritores románticos dieron preponderancia al fondo sobre la forma que, aunque no podamos calificarla de descuidada, no resultaba tan cuidada como en períodos posteriores. Hacia 1848 se inicia una reacción contra el romanticismo, surgiendo el realismo. La literatura realista es mucho más cuidadosa en sus formas. Es una literatura muy descriptiva, sin idealizaciones, objetiva. Estas obras están protagonizadas por personajes de clase media o popular y trata temas sociales. Tras la revolución de 1848 y el eclecticismo, brota un pensamiento más naturalista que los novelistas imprimirán en sus obras. El naturalismo tiene mucho de realismo pero sus descripciones son más científicas. Aunque sus personajes siguen perteneciendo a la clase burguesa realizan una fuerte crítica a esta clase social por medio de ironías y sarcasmos. La narrativa sigue siendo el género preferido por los naturalistas. Finalmente el siglo terminará con el movimiento simbolista. El Simbolismo fue uno de los movimientos artísticos más importantes de finales del siglo XIX. Este movimiento se originó con un manifiesto literario, publicado en 1886, en el que se definía el nuevo estilo en contra de la falsa sensibilidad y la descripción objetiva y por tanto de la literatura impersonal.(Pilar Aguilar)

6 de enero de 2014

«Madame Bovary» – Breve apunte

En abril de 1857 se publica «Madame Bovary” de Gustave Flaubert. Su publicación causó un gran escándalo en la burguesía de la época porque aireaba todas las vergüenzas de aquella sociedad. El realismo de Flaubert pretendía dibujar con claridad la mediocridad de la sociedad burguesa y la imposibilidad de huir de ella. Con motivo del tratamiento dado por Flaubert a los temas de adulterio y suicidio, fue incluso llevado a juicio por ofensa a la moral pública y a la religión. Se le quiso castigar su descripción de la mediocridad burguesa, realizada con excesivo arte y de hacer poesía del adulterio de una mujer que, cuanto más adultera era, más bella estaba y más atractiva resultaba a los ojos de todos los hombres. Este juicio despertó la expectación de la sociedad burguesa parisina. Finalmente Flaubert fue absuelto, aunque su salud, que siempre había sido débil se vio resentida y se retiró para seguir escribiendo a Croiset en Normandía. El subtitulo de la novela, «Costumbres provincianas», resulta muy aclaratorio de lo que perseguía Flaubert al escribir esta obra. Tras pasar la vista, con cierta rapidez, por el panorama literario del siglo XIX francés, ¿en qué movimiento literario situaríamos a Madame Bovary?. Sin duda, podríamos encontrar algunas características románticas, como la premonición de la fatalidad intuída a lo largo de toda la novela o el hecho de que Justin se enamore locamente de Emma, prototipo de mujer experimentada, casada e inalcanzable… Pero, realmente sería más verosímil encajarla en la novela realista objetiva con ciertos tintes naturalistas. Flaubert cuida, en Madame Bovary, las formas, que pule constantemente. Persigue durante toda su obra la belleza de estilo, intentando que la novela fuera una obra de arte. Madame Bovary es una obra bien construida, de forma lineal y con una historia cerrada. Aunque la novela cerrada, quizá no sea un fiel reflejo de la realidad pero como está tan bien construida parece sintetizar una vida real completa. Las descripciones son parte fundamental de esta novela que, sin involucrar las opiniones del autor, ni del narrador, es capaz, con una forma objetiva, de describir la realidad de los sucesos acontecidos. Flaubert describe estos hechos de tal forma que consigue transmitir una emoción tan vívida que nos parece estar viviendo la escena de forma real. En la obra no sólo se describe al personaje sino también los barrios, las casas, los objetos, etc. Algunas descripciones increíbles son, por ejemplo, la descripción de la ópera y sobre todo la descripción de la muerte de Emma. En cada cambio de situación vamos a encontrar una detallada descripción del escenario donde se van a desarrollar los hechos y el lugar en el que se encuentra cada objeto que rodea cada acción. Casi podríamos pensar en la construcción de un escenario teatral en el que se va cambiando el decorado para cada acción concreta de la obra. Flaubert introduce como novedad en sus obras el estilo objetivo, la impersonalidad. Son los personajes los que viven sus historias, sin juicios ni opiniones por parte del narrador. Después de leer la novela podemos preguntarnos, ¿esta es la historia de Charles o de Emma?. La protagonista indiscutible de la mayor parte de la obra es Emma pero siempre apoyada en la figura de él. Las situaciones que se producen a lo largo de toda la obra no se hubieran podido producir en ausencia de Charles. Además la obra comienza y termina con su vida. Antes de conocer a Emma, le conocemos a Charles, a su madre, a su primera mujer, así como sus andanzas para conseguir ejercer como médico. La obra termina con la muerte de Charles y una comparación entre su vida y lo que ha quedado de ella y la vida de Monsieur Homais. En esta novela, la importancia de la burguesía y su influencia en el conjunto de la sociedad, no sólo sirve de marco para encuadrar los personajes y sus acciones, sino que es un elemento que influirá de forma decisiva en la evolución de cada personaje. Emma intentará ser feliz al lado de Charles, pero pronto descubrirá la incapacidad de este por hacerla feliz, dada su falta de ambición y pasión. En un primer momento Emma se hace la ilusión de que cambiando de escenario conseguirá sus objetivos, pero muy poco tiempo después de su llegada a Yonville, descubrirá que su matrimonio no tiene solución e intentara buscar su felicidad fuera de él. El primer hombre en el que fija su atención será Rodolpho, un aristócrata vividor para el que Emma es un capricho. Cuando este ve que su vida puede complicarse, huye rápidamente de su lado. El segundo hombre con el que mantendrá una relación, que en realidad había sido el primero en el que Emma había puesto sus ojos, es León. Un pasante de notaría, que dejó Yonville con la idea de prosperar y que Emma reencontrará en Ruan. La rebeldía de Emma, podemos decir que es una rebeldía individual, casi egoísta. Emma se revela por problemas estrictamente personales, no por el bien de la humanidad. Lucha de forma impulsiva y emocional y no siempre encuentra el camino más adecuado. La acumulación de acciones en las que no consigue encontrar la felicidad le llevarán finalmente al suicidio. En su búsqueda de la felicidad Emma no encontrará más que decepción y ruina económica. Emma busca la felicidad en las pasiones y en el gozo de la belleza material y finalmente no conseguirá encontrar lo que anhelaba con tanta ardor. En estas escenas de aparente placer, Flaubert se muestra como un maestro en la narración de lo erótico. Consigue transmitir los sentimientos sin resultar descarnado o burdo. La búsqueda de una relación apasionada y el dinero son los dos motores de todos los conflictos que se desarrollarán en la obra. Así como el contraste entre el feliz conformismo de Charles y la búsqueda desesperada de la felicidad que emprende Emma. La novela tiene también muchos elementos naturalistas. Sus descripciones resultan casi científicas, especialmente en la narración del suicidio de Emma. Con su descripción podemos seguir paso a paso la muerte de Emma como si estuviéramos siguiendo un tratado de medicina. Parece ser, que la obra se basó en un hecho real protagonizado por Eugène Delamare, antiguo alumno del padre de Flaubert, que se casó en segundas nupcias, después de quedarse viudo. Delamare se casó con una joven que, al igual que Emma, se dejó llevar de las pasiones y el dinero. En primer lugar, se dejó llevar de la pasión hacia un vividor y más tarde hacia un pasante de notaria. Acabó muriendo con 26 años dejando una hija de corta edad y a su marido arruinado. Delamare falleció un año después de la muerte de su mujer. Parece que ella se pudo suicidar, aunque no se pudo comprobar. Asimismo, parece que pudo inspirarse en las «Memorias de Madame Ludovica», redactadas por Louise d’Arcet, que tuvo numerosos amantes y también llevó a su marido a la ruina, el escultor James Pradier. Si a alguien le interesa profundizar en el estudio de «Madame Bovary» el mejor libro del que podemos echar mano es «La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary» de Mario Vargas Llosa. En la editorial Punto de Lectura. (Pilar Aguilar)