Graham Greene nació el 2 de octubre de 1904, en Berkhamsted, Condado de Hertfordshire, Inglaterra.
Era Hijo de Charles Henry Greene, director de la escuela local donde él cursó sus estudios y posteriormente pasó a la Universidad de Oxford, donde colaboró en la revista Saturday Westminster, que dirigía Naomi Royde-Smith (novelista y editora británica).
En 1925, publicó su primer libro, un volumen de versos titulado Babbling April.
Desde 1926 hasta 1929 escribió para el periódico The Times del que más tarde llegó a ser subdirector.
En 1935 trabajó como crítico de cine para la revista The Spectator, donde llegó a ser en 1940 director literario. También trabajó como crítico de cine para la revista Night and Day, que tuvo que cerrar a causa de la critica que Greene realizó de la película Wee Willie Winkie, en la que actuaba Shirley Temple. Su artículo criticaba que Shirley Temple, que por aquel entonces, tenía nueve años, actuaba como si quisiera coquetear con hombres de mediana edad. Esto trajo como consecuencia una demanda por difamación que les llevó a los tribunales y la revista perdió.
Hoy en día, se piensa que la crítica de Greene hacia la película fue la primera crítica a la utilización sexual de los niños en el mundo del espectáculo.
De 1942 a 1943 trabajó para el Ministerio de Asuntos Exteriores Británico en África Occidental.
Sus primeras novelas fueron: Historia de una cobardía (1929), El nombre de la acción (1930) y Rumor al caer la noche (1931). Pero la fama la consiguió en 1932 con El tren de Estambul, novela de espionaje que también se editó con el título de Orient Express.
Más adelante escribió Inglaterra me ha hecho así, El ministerio del miedo, Brighton parque de atracciones, El poder y la gloria, El revés de la trama y El fin de la aventura.
Como él mismo dijo, algunas de sus novelas fueron novelas de entretenimiento. Pero la mayoría fueron obras serias y bien construidas, escritas con un estilo moderno y fluido.
Sus ultimas creaciones fueron El americano impasible, Nuestro hombre en La Habana, Un caso acabado, Los comediantes, El cónsul honorario, El factor humano y El décimo hombre.
Muchas de sus novelas han sido adaptadas al cine como El tercer hombre.
Asimismo, Greene escribió ensayos como La infancia perdida y Otros ensayos y Ensayos completos.
También escribió libros para niños y obras de teatro entre las que destacan El cuarto de estar, El establo y El amante complaciente.
Además, escribió su autobiografía en dos partes: Una especie de vida publicada en 1971 y su continuación Vías de escape publicada en 1980.
Greene fue un viajero incansable y un agudo observador de la realidad que después volcaba en sus novelas dotadas de ambientaciones minuciosas, así como de espléndidos diálogos. Todo en sus novelas parecía listo para ser filmado.
En enero de 1957 vio en Nueva York, la película La vuelta al mundo en 80 días y pensó que era la mejor que había visto en su vida.
Graham Greene falleció el 3 de abril de 1991 en Vevey, Suiza
Norman Sherry, profesor de la Universidad de San Antonio en Texas, le ha dedicado una biografía de tres mil páginas a Graham Greene, dividida en tres volúmenes: 1904-1939, 1939-1955, 1955-1991.
Sherry que ha sido su biógrafo oficial, declara haber seguido el rastro de Greene durante veintiséis años, desde octubre de 1976 a octubre de 2002, y no sólo el rastro de Greene, sino también el de la gente de su entorno.
Sherry entiende que, detrás de cada uno de los principales personajes de Greene, existe un individuo real y tiene el convencimiento de que la historia íntima, privada, de Graham Greene está en sus novelas.
Greene fue un periodista de grandes sucesos, México y España antes de 1939, las guerras mundiales, las guerras de la Guerra Fría en África, Asia y América, el espionaje internacional.
Además, contó en Una especie de vida (la primera parte de su autobiografía) cómo, ya en el colegio, era habilísimo en escaparse y desaparecer. Su gusto extremo por los viajes y contar de forma novelada lo que observaba en ellos le llevó a tener ciertos contactos en 1924 con el servicio secreto alemán en un viaje que hizo a la zona del Ruhr ocupada, en aquella época, por tropas francesas.
A Greene se le ha considerado un escritor católico, aunque difiere de otros escritores catalogados de católicos en su falta de ortodoxia. En 1957 viajó a China con una delegación británica invitada por el gobierno de aquel país y pidió a las autoridades católicas de Irlanda e Inglaterra que le dieran instrucciones sobre cómo servir a la causa católica en China, enemiga del catolicismo.
También, sabemos que intentó oír misa en China y que consiguió celebrar el Domingo de Resurrección en la catedral de Chungking.
Asimismo, sabemos que Green mantuvo diversos contactos con los servicios secretos británicos.
En su obra Una especie de vida dijo:
“Todo novelista tiene algo en común con un espía: vigila, escucha, busca motivaciones, analiza a los individuos, y en su afán por servir a la literatura carece de escrúpulos.”
Greene se convirtió a la religión católica para poder casarse con Vivien Dayrell-Browning, muy devota. Se apasionó por ella y le escribió dos mil cartas en treinta meses. Se bautizó y se casaron en 1927.
Al terminar la guerra, en 1946, recibió una carta de su mujer que le comunicaba que una señora muy rica, casada, se había convertido al catolicismo bajo la influencia de sus novelas. Esta era Catherine Walston, doce años más joven que él y que se convertiría en su amante y la gran pasión de su vida.
A finales de 1956, la situación amorosa se complicó, porque Greene se encaprichó de la actriz sueca Anita Björk, viuda del escritor Stig Dagerman. Lo que Greene compartía con Anita, según las propias palabras del escritor, era la soledad. En esta relación había más ternura que sexo, y los amantes, por edad, podían ser padre e hija.
Green escribió :
”Cuando alguien te quiere, siempre es difícil no corresponder, a menos que sea alguien aburrido o repugnante.”
En junio de 1969 Graham Greene recibió el Premio Shakespeare, de la Universidad de Hamburgo. Este aprovechó la ocasión para hablar según sus palabras “ante la autoridad contra la autoridad” y, efectivamente, habló contra Shakespeare, poeta del orden en una Inglaterra de conspiraciones y persecuciones sin haber movido un dedo por defender las causas justas. Tenía que haber defendido a sus amigos torturados a causa de sus ideas, ya que según Greene:
“No es posible querer a la humanidad, sólo se quiere a las personas”.
Este autor dedicó su vida a la escritura porque como él mismo declaraba tenía una insaciable curiosidad por las cosas y un deseo irrefrenable de poner orden en el caos de la experiencia.
Greene decía:
“No se cómo pueden vivir los que no escriben, cómo no se vuelven locos sin la terapia de escribir.”