26 de abril de 2017

¿Quién es Graham Greene?

Graham Greene nació el 2 de octubre de 1904, en Berkhamsted, Condado de Hertfordshire, Inglaterra.

Era Hijo de Charles Henry Greene, director de la escuela local donde él cursó sus estudios y posteriormente pasó a la Universidad de Oxford, donde colaboró en la revista Saturday Westminster, que dirigía Naomi Royde-Smith (novelista y editora británica). 

En 1925, publicó su primer libro, un volumen de versos titulado Babbling April.

Desde 1926 hasta 1929 escribió para el periódico The Times del que más tarde llegó a ser subdirector. 

En 1935 trabajó como crítico de cine para la revista The Spectator, donde llegó a ser en 1940 director literario. También trabajó como crítico de cine para la revista Night and Day, que  tuvo que cerrar a causa de la critica que Greene realizó de la película Wee Willie Winkie, en la que actuaba Shirley Temple. Su artículo criticaba que Shirley Temple, que por aquel entonces, tenía nueve años, actuaba como si quisiera coquetear con hombres de mediana edad. Esto trajo como consecuencia una demanda por difamación que les llevó a los tribunales y la revista perdió. 

Hoy en día, se piensa que la crítica de Greene hacia la película fue la primera crítica a la utilización sexual de los niños en el mundo del espectáculo. 

De 1942 a 1943 trabajó para el Ministerio de Asuntos Exteriores Británico en África Occidental.

Sus primeras novelas fueron: Historia de una cobardía (1929), El nombre de la acción (1930) y Rumor al caer la noche (1931). Pero la fama la consiguió en 1932 con El tren de Estambul, novela de espionaje que también se editó con el título de Orient Express

Más adelante escribió Inglaterra me ha hecho así, El ministerio del miedo, Brighton parque de atracciones, El poder y la gloria, El revés de la trama y El fin de la aventura.

Como él mismo dijo, algunas de sus novelas fueron novelas de  entretenimiento. Pero la mayoría fueron obras serias y bien construidas, escritas con un estilo moderno y fluido.  

Sus ultimas creaciones fueron El americano impasible, Nuestro hombre en La Habana, Un caso acabado, Los comediantes, El cónsul honorario, El factor humano y El décimo hombre.

Muchas de sus novelas han sido adaptadas al cine como El tercer hombre

Asimismo, Greene escribió ensayos como La infancia perdida y Otros ensayos y Ensayos completos

También escribió libros para niños y obras de teatro entre las que destacan El cuarto de estar, El establo y El amante complaciente

Además, escribió su autobiografía en dos partes: Una especie de vida publicada en 1971 y su continuación Vías de escape publicada en 1980. 

Greene fue un viajero incansable y un agudo observador de la realidad que después volcaba en sus novelas dotadas de ambientaciones minuciosas, así como de espléndidos diálogos. Todo en sus novelas parecía listo para ser filmado. 

En enero de 1957 vio en Nueva York, la película La vuelta al mundo en 80 días y pensó que era la mejor que había visto en su vida. 

Graham Greene falleció el 3 de abril de 1991 en Vevey, Suiza

Norman Sherry, profesor de la Universidad de San Antonio en Texas, le ha dedicado una biografía de tres mil páginas a Graham Greene, dividida en tres volúmenes: 1904-1939, 1939-1955, 1955-1991. 

Sherry que ha sido su biógrafo oficial, declara haber seguido el rastro de Greene durante veintiséis años, desde octubre de 1976 a octubre de 2002, y no sólo el rastro de Greene, sino también el de la gente de su entorno.  

Sherry entiende que, detrás de cada uno de los principales personajes de Greene, existe un individuo real y tiene el convencimiento de que la historia íntima, privada, de Graham Greene está en sus novelas.

Greene fue un periodista de grandes sucesos, México y España antes de 1939, las guerras mundiales, las guerras de la Guerra Fría en África, Asia y América, el espionaje internacional. 

Además, contó en Una especie de vida (la primera parte de su autobiografía) cómo, ya en el colegio, era habilísimo en escaparse y desaparecer. Su gusto extremo por los viajes y contar de forma novelada lo que observaba en ellos le llevó a tener ciertos contactos en 1924 con el servicio secreto alemán en un viaje que hizo a la zona del Ruhr ocupada, en aquella época, por tropas francesas. 

A Greene se le ha considerado un escritor católico, aunque difiere de otros escritores catalogados de católicos en su falta de ortodoxia. En 1957 viajó a China con una delegación británica invitada por el gobierno de aquel país y pidió a las autoridades católicas de Irlanda e Inglaterra que le dieran instrucciones sobre cómo servir a la causa católica en China, enemiga del catolicismo. 

También, sabemos que intentó oír misa en China y que consiguió celebrar el Domingo de Resurrección en la catedral de Chungking.
Asimismo, sabemos que Green mantuvo diversos contactos con los servicios secretos británicos. 

En su obra Una especie de vida dijo: 

“Todo novelista tiene algo en común con un espía: vigila, escucha, busca motivaciones, analiza a los individuos, y en su afán por servir a la literatura carece de escrúpulos.”

Greene se convirtió a la religión católica para poder casarse con Vivien Dayrell-Browning, muy devota. Se apasionó por ella y le escribió dos mil cartas en treinta meses. Se bautizó y se casaron en 1927.

Al terminar la guerra, en 1946, recibió una carta de su mujer que le comunicaba que una señora muy rica, casada, se había convertido al catolicismo bajo la influencia de sus novelas. Esta era Catherine Walston, doce años más joven que él y que se convertiría en su amante y la gran pasión de su vida. 

A finales de 1956, la situación amorosa se complicó, porque Greene se encaprichó de la actriz sueca Anita Björk, viuda del escritor Stig Dagerman.  Lo que Greene compartía con Anita, según las propias palabras del escritor, era la soledad. En esta relación había más ternura que sexo, y los amantes, por edad, podían ser padre e hija. 

Green escribió :

”Cuando alguien te quiere, siempre es difícil no corresponder, a menos que sea alguien aburrido o repugnante.”

En junio de 1969 Graham Greene recibió el Premio Shakespeare, de la Universidad de Hamburgo. Este aprovechó la ocasión para hablar según sus palabras “ante la autoridad contra la autoridad” y, efectivamente, habló contra Shakespeare, poeta del orden en una Inglaterra de conspiraciones y persecuciones sin haber movido un dedo por defender las causas justas. Tenía que haber defendido a sus amigos torturados a causa de sus ideas, ya que según Greene: 

“No es posible querer a la humanidad, sólo se quiere a las personas”.

Este autor dedicó su vida a la escritura porque como él mismo declaraba tenía una insaciable curiosidad por las cosas y un deseo irrefrenable de poner orden en el caos de la experiencia. 

Greene decía: 

“No se cómo pueden vivir los que no escriben, cómo no se vuelven locos sin la terapia de escribir.”

25 de abril de 2017

El factor humano – Breve apunte


El factor humano es una novela escrita por Graham Greene en 1978. En ella el autor combina las técnicas de la narrativa de espionaje con un hábil tratamiento de la psicología de los personajes. La obra presenta unos personajes presionados por el factor ambiental que intentan luchar por su liberación y su afirmación. Por esta razón, no podemos decir que El factor humano sea estrictamente una novela de espías. 

En la obra trata diversos temas como el amor y el miedo a perderlo, la soledad, el dolor que causa el silencio impuesto, los compromisos que implica el amor y el miedo a no poder cumplir con ellos o a cumplir con ellos y asumir sus consecuencias, la lealtad, la batalla entre el bien y el mal, etc.

El estudio psicológico de los personajes constituye una de sus elementos fundamentales.

Uno de sus temas principales es el peso que el silencio ejerce sobre los personajes y lo que supone esta obligación estricta de sigilo y la neurosis  que produce en las vidas de las personas que están en el servicio secreto. El autor nos habla del poder destructivo del silencio. 

Castle es el único que tiene el problema del silencio parcialmente resuelto,  Marañón decía que la mujer libera al hombre de su soledad cósmica.

Maruice Castle, el protagonista, es un hombre sencillo que se ve abocado por las circunstancias a convertirse en un agente doble: agente de su Majestad la Reina de Inglaterra y a la vez agente del KGB de Leonidas Brezhnev. 

Maurice Castle no teme ser descubierto como un traidor a su patria sino que lo que él verdaderamente teme es perder a su mujer y a su hijo, a los que el considera su verdadera patria. Castle trabaja en una oficina del Servicio Secreto británico. Tiene un único compañero, Davis. Los dos compañeros se dedican a transcribir y descifrar la información que consiguen los diferentes espías y agencias de información en África.

Los jefes han sido informados de una filtración de ese departamento, por lo que el traidor solo puede ser Davis o Castle. Son las circunstancias humanas de la vida de cada uno lo que decanta la culpa de la filtración del lado de Davis, que es eliminado.

El trabajo que realizan Davis y Castle es un trabajo monótono y sin emoción. Lo peor de todo es que siendo un trabajo que no reporta satisfacciones y que podría haber sido el de un oficinista cualquiera en cualquier empresa, sin embargo exige silencio y llevar una vida sin aristas aparentes. A consecuencia de estas pequeñas aristas Davis pierde su vida de manera injusta.

En un primer momento nadie sospecha de Maurice Castle. Este es un funcionario intachable con una vida aparentemente sin problemas especiales, con una vida ordenada, casado y con un hijo. 

Pero la realidad es que el Servicio es solo una parte de la vida, la otra parte la constituye la vida privada de cada funcionario. Este es el peligroso factor humano que da título a la novela.

¿Es Castle realmente un traidor? A veces la traición es sólo lealtad. Castle traiciona a su patria pero la traiciona para ser leal a su amor y corresponder con su agradecimiento a los que habían ayudado a su mujer, negra, a escapar de Sudáfrica. 

Otro tema fundamental para Greene, en esta obra, es la tragedia humana más esencial representada por la distancia existente entre lo que el hombre desea y lo que por sus limitaciones personales es capaz de alcanzar.  Estamos aquí, nuevamente, ante el sentimiento trágico de la vida de Unamuno y que vimos también reflejado en Las noches blancas. La tragedia es: darse cuenta y no poder hacer nada, el que no se da cuenta no sufre.  Sus personajes sufren conflictos interiores semejantes a los personajes de Dostoyevski, en una visión pesimista de la condición humana.

Al final de la novela, todo se trunca. El amor se convierte en el inmenso dolor que sienten Maurice y su mujer Sarah, al verse él en Moscu y ella en Londres, sin posibilidad inmediata de volverse a ver, separados por “el telón de acero” que entonces nadie sabía que iba a estar en pié, más o menos, diez años más.

Al principio del libro hay una dedicatoria a su hermana que puede resultar incomprensible cuando habla de su responsabilidad. Sencillamente, se refiere a que fue su hermana el contacto que le introdujo en el Servicio de Inteligencia británico, cuyos jefes le llamaron como colaborador en 1941. Por esto, considera que su hermana tiene cierta responsabilidad en que él escribiera libros de espionaje, con cierto conocimiento de causa.

El ejercicio de la profesión de periodista durante varios años marcó profundamente el estilo y la temática de las obras de Greene. Es un autor que tiene una importante visión de la realidad que le ha tocado vivir a consecuencia de su trabajo como corresponsal de del Sunday Times, Le Figaro o la revista Life, que le permitió ver, desde la primera fila, numerosos acontecimientos históricos de su época que le enriquecieron como hombre y como escritor.

García Márquez, en un artículo publicado en el diario El País, el 10 de febrero de 1982, con el título de “Graham Greene: la ruleta rusa de la literatura” decía: 

“Es difícil encontrar en este siglo un escritor que sea víctima de tantos prejuicios apresurados como le es Graham Greene. El más grave de ellos es la tendencia a que se le considere como un simple escritor de novelas de misterio, y que, aún si así fuera, se olvide con tanta facilidad que muchas novelas de misterio circulan por los cielos más altos de la literatura. Pero el más injusto de esos juicios es el de que Graham Greene no se interesa por la política. Nada más falso. a partir de 1933, dice él mismo: “la política fue ocupando un lugar mayor en mis novelas”. Tal y como se reflejará en la trama de El americano impasible, El poder y la gloria, Nuestro hombre en la Habana, El factor humano, etc…”

El título de esta obra de Greene resume uno de los objetivos de toda su obra: descubrir el factor humano en todas las situaciones de la vida.

En los libros de Greene podemos encontrar todo tipo de personajes y escenarios de la vida real en el siglo XX. Encontramos espías aficionados y profesionales, vietnamitas, curas mejicanos, guerrilleros latinoamericanos, revolucionarios balcánicos, periodistas de todo tipo, la Francia ocupada por los alemanes y hasta la España de la transición en Monseñor Quijote.

En la obra de Greene subyace siempre el tema religioso y la idea del bien y el mal. Charles Moeller en Literatura del siglo XX y cristianismo afirma: 

“El lector menos atento de Greene vislumbra, que más allá del drama aparente, se desarrolla otro. Una especie de contrapunto muy oculto de extraña resonancia a los gestos más insignificantes, a las menores palabras. Se percibe en seguida que la atmósfera está habitada por otra presencia: la presencia del mal y del pecado”. 

También Frederick R. Karl en su libro La novel inglesa contemporánea destaca:

 “Los personajes de Greene buscan a Dios en lo que tiene todas las trazas de ser un universo manejado por el diablo. Es esto, en cierto modo, en lo que consiste su heroísmo”.