28 de marzo de 2015



Kenneth Grahame



«El viento en los sauces»

Al llegar la primavera nos volvemos un poco niños y leemos esta deliciosa historia 

El encuentro tendrá lugar el jueves 23 de abril
a las 10h.
en Le Pion Magique
C/Alcorisa, 55 (junto al Palacio de Hielo)
27 de marzo de 2015

El viento en los sauces – Breve apunte


       El viento en los sauces es una obra escrita por Keneth Grahame en1908 para su hijo Alistair cuando este tenía cinco años.  Casi podríamos decir que la escribió con la colaboración de su hijo. Este fue el que eligió los protagonistas y el padre fue dándoles forma. 
       Es una novela en la que los protagonistas están representados por animales, aunque con comportamientos y valores humanos. 
       Lo primero que nos llama la atención en esta obra es la ausencia de personajes femeninos. Es una historia de amistad y fidelidad entre personajes, todos, del género masculino, por lo que no existe ningún rasgo de sensualidad. Tampoco encontramos ningún personaje infantil aunque la obra, supuestamente, se escribió para este tipo de público.
       Según declaró el propio autor es una obra: “limpia del conflicto del sexo”.
       En el bosque de esta obra el tiempo parece no pasar ni tener ninguna importancia. Todos viven en un paraíso en el que nadie trabaja ni tiene prisa. 
       Los habitantes de este bosque se dedican a vivir con calma y a disfrutar, dependiendo de la época del año; del río, del bosque o de sus hogares. 


       Las únicas referencias temporales que encontramos son precisamente, las estaciones del año que se describen por medio de las transformaciones que va sufriendo la naturaleza. El autor, además, hace referencia a las migraciones de algunos animales al llegar el frío. 
       En este bosque tampoco existe la muerte, hecho este imposible cuando se trata del reino animal y de la supervivencia de los animales. Todos los animales viven en dulce armonía. 
       Con la desaparición de la cría de nutria y la preocupación de su madre, así como cuando Topo se pierde en el Bosque Salvaje, podemos atisbar algunas situaciones de peligro que tal vez hubiera podido terminar mal. Pero en las dos ocasiones aparece una mano salvadora. 
       En el caso particular de la nutria aparece Pan, dios de la naturaleza, que todo parece arreglarlo para que esta siga manteniendo su armonía.
      




       Los cuatro protagonistas de esta historia no tienen nombres propios sino genéricos, porque representan distintos arquetipos humanos:
       Tejón representa al líder y al sentido común: “El Topo llevaba mucho tiempo queriendo conocer a Tejón. A juzgar por lo que le habían contado debía de ser un personaje muy importante, y aunque apenas se dejaba ver parecía ejercer una velada influencia en todos los habitantes del lugar”. 
       Ratón representa la inteligencia, la generosidad y la tranquilidad: “Así que…esto …es…¡un río! –El río –le corrigió el Ratón. –¿Y vives de verdad junto al río? ¡Qué vida tan estupenda! –Junto a él y con él y sobre él y en él –dijo Ratón–. Para mí es un hermano y una hermana, y tías y compañía, y comida y bebida, y (naturalmente) limpieza. Es mi mundo, y no quiero ningún otro. Lo que no tiene no merece la pena tenerlo, y lo que no sabe no merece la pena saberlo”.
       Topo la tenacidad, la capacidad de disfrutar, la bondad, la sensatez y la valentía: “La primavera bullía en el aire por encima y en la tierra por debajo y alrededor de él, penetrando hasta su oscura y humilde casita con su espíritu de descontento y ansia divinos. No fue nada extraño, pues, que de repente tirara la brocha al suelo dijera ¡Caray! y ¡Qué fastidio! y también ¡Al diablo con la limpieza! y saliera disparado de la casa sin esperar siquiera a ponerse el abrigo. Algo allí arriba le llamaba imperiosamente y se internó por el túnel empinado que en su caso hacía las veces del sendero de gravilla que tienen otros animales cuyas viviendas están más cerca del sol y el aire. Así que cavó y excavó y socavó y escarbó, y luego volvió a escarbar y socavar y excavar y cavar, moviéndo afanosamente las zarpitas y murmurando entre dientes ¡Allá voy, arriba, arriba!, hasta que al fin ¡pop! asomó el hocico al sol y se encontró rodando por la hierba cálida de una gran pradera. ¡Qué bueno es esto!, se dijo”.
       Sapo representa el espíritu aventurero, alocado y caprichoso, incapaz de refrenar sus impulsos que le acaban metiendo en todo tipo de líos. Muchas veces consigue superarlos con su astucia e inteligencia, pero en otras ocasiones le llevan al desastre de donde tienen que sacarle sus amigos: “Siempre es igual, le dé por lo que le dé: siempre termina cansándose y se dedica a algo nuevo. –Y mira que es majo el tío observó pensativamente la Nutria–. Pero no tiene ninguna estabilidad…”. 
Pero por encima de todo, todos los protagonistas tienen como valor principal la amistad y la fidelidad.
       El bosque es un lugar seguro y feliz donde no se puede encontrar ningún peligro. Este se hallará en el Bosque Salvaje, donde hay que tener mucha prudencia, inteligencia y conocimiento del medio para poder sobrevivir. 

A Topo le tienta siempre lo desconocido y un día se aventura a traspasar los límites del bosque seguro y entra en el Bosque Salvaje. Si no hubiera llegado a rescatarle Ratón, no sabriamos como hubiera terminado la aventura: “Topo seguía teniendo demasiado tiempo libre…, decidió ir por su cuenta a explorar el Bosque Salvaje… . Hacia una tarde fría y sin viento, con un cielo color de acero, cuando salió furtivamente del caldeado salón al aire libe. el campo se extendía desnudo y sin una solo hoja a su alrededor, y pensó que su vista nunca había penetrado tan lejos ni tan íntimamente en las entrañas de las cosas como aquella tarde de invierno, cuando la Naturaleza estaba profundamente sumida en su sueño anual y parecía haberse despojado de sus vestiduras”.
       Podríamos decir que en esta obra encontramos dos personajes más apegados a su vida tranquila como son Ratón y Tejón y dos héroes de aventura como Topo, un héroe de pequeñas aventuras y Sapo, el héroe de la gran aventura.
       Topo rompe con su vida anterior saliendo de su túnel para conocer la primavera y decide no regresar nunca a vivir bajo tierra, aunque lo añore en algunas ocasiones. 
       Topo intentará también su aventura al Bosque Salvaje pero después de cómo transcurre esta, no deseará volver a intentarlo. 
       El gran aventurero es Sapo, que se nos presenta como el héroe de la Odisea. Incluso el autor titula el último capítulo “El regreso de Ulises”. 
       Sapo vive una aventura al igual que Ulises y tiene que hacer mil peripecias para conseguir finalmente llegar a Itaca/Bosque. Al llegar a su casa los dos héroes se encuentran la casa ocupada y a los ocupantes celebrando una fiesta. Los dos se ven apoyados por sus amigos que lamentablemente son muchos menos que los invasores por lo que se ven obligados a trazar un plan para poder recuperar la casa. Pero finalmente, tanto Ulises como Sapo, lo consiguen gracias a la inteligencia y el apoyo de sus amigos.
       El viento en los sauces está estructurado en 12 capítulos, narrados en tercera persona por un narrador omnisciente. La mayoría de los capítulos pueden considerarse cuentos independientes aunque ligados por elementos comunes hasta llegar a los últimos capítulos, en los que Grahame narra la aventura de Sapo.
       El capítulo que sorprende por su diferencia con los demás es el siete. En él aparece una figura femenina con sus hijos, la preocupación por la posible perdida del hijo, la idea del tiempo, la aparición de un dios de la naturaleza protector y un gran lirismo.
       El lenguaje es aparentemente sencillo aunque no debemos pasar por alto las numerosas ocasiones en las que la narración ofrece una doble intención. 
       La novela está cargada de lirismo y musicalidad en el lenguaje, especialmente en los capítulos “La orilla del río”  y “El flautista a las puertas del alba”. Esta obra podemos decir que mantiene un cuidado nivel literario. Ofrece un léxico variado y muy preciso principalmente en las descripciones en las que Grahame se recrea en la riqueza natural de la campiña inglesa. También debemos reseñar los numerosos diálogos que ayudan a agilizar su prosa.
       Los temas fundamentales que se plantean en la novela son además de la amistad y la fidelidad, otras cuestiones de importancia como  tomar la decisión de vivir en un ambiente habitual, una vida más monótona, segura y libre de sobresaltos o emprender una aventura en busca de una vida más insegura pero menos rutinaria y no sabemos si mejor, pero , desde luego, más emocionante. 
       El autor plantea que vivir una aventura está bien, si es lo que se decide, pero no se podrá alcanzar la felicidad sin los recuerdos y renunciando a los propios orígenes: “¡Su casa! Eso es lo que querían decir aquellas llamadas acariciadoras, aquellos hálitos suaves que flotaban en el aire, aquellas manitas invisibles que tiraban de él y le empujaban siempre en la misma dirección. ¡Y debía de estar cerca en aquel momento, su vieja casa que había abandonado precipitadamente el día en que descubrió el río, y a la que nunca había regresado! Ahora enviaba sus exploradores y sus mensajeros para atraparle y hacerle volver. No había vuelto a pensar en ella desde la mañana radiante que en que escapó, absorto como había estado en su nueva vida, en todos sus placeres, sus sorpresas, sus nuevas y cautivadoras experiencias. ¡Y ahora surgía claramente ante él en la oscuridad, irrumpiendo con un tropel de recuerdos! Sin duda era un tanto pobretona, pequeña y mal amueblada, pera era la suya, la casa que él mismo había construido, a al que tanto le gustaba volver tras un día de trabajo…”
       Asimismo, trata el tema de la posibilidad de alcanzar la felicidad por medio de una vida plácida y sencilla, sabiendo aceptar y disfrutar las circunstancias y valorando lo que tiene cada uno. (Pilar Aguilar)