La editorial Impedimenta ha recuperado a Penelope Fitzgerald, escritora británica, para los lectores españoles y ha editado por primera vez la traducción al español, realizada por Ana Bustelo, de la Librería, novela finalista del Premio Booker.
Penelope Fitzgerald comenzó su carrera literaria tardíamente, a los cincuenta y ocho años. La librería es su segunda novela, publicada en 1978.
El escenario de la historia es Hardborough, un pueblo pequeño y aislado de la costa de Suffolk, donde se desarrolla la trama en 1959.
La prosa de la autora es sencilla pero cuidada. La novela está llena de descripciones que con mucha sensibilidad y cuidado es capaz de transportarnos al escenario de los hechos. La novela está narrada en tercera persona, pero introduce constantemente diálogos directos que le dan veracidad y le dotan constantemente de una delicada ironía.
“No había nada que le detuviera, podía seguir así indefinidamente.
–No debe llegar tarde al almuerzo, general Gamart.
Florence sabía de los preparativos en The Stead. Su presencia sería necesaria para abrir el vino.”
Todos los personajes tienen un perfil poco definido. No llegamos a conocerlos. Parece que el deseo de la autora era poner el foco de atención, no tanto en los perfiles de los personajes, sino en la situación, en la estructura social y en las relaciones entre los habitantes de un pueblo pequeño de la Gran Bretaña de finales de los cincuenta.
La protagonista de la obra es Florence Green, una mujer de mediana edad, que decide abrir una librería en una vieja casona del pueblo, Old House. La casa lleva abandonada muchos años y está llena de humedad y no solo tiene este problema sino que, además, tiene un misterioso poltergeist en su interior. Quizá por eso, hacía mucho tiempo que nadie la quería y había permanecido durante años vacía. Pero, casualmente, cuando Florence decide comprarla y abrir la librería, Violet Gamart, persona de mucha influencia en Hardborough, manifiesta su deseo de utilizar Old House para instalar allí, un centro cultural.
A la señora Gamart no parece importarle otra cosa que quedar siempre por encima de los demás y desde su elevada posición, ejercer su influencia. Esta se convertirá en la antagonista de Florence Green. Con sus artimañas y a través de otros, conseguirá sus fines.
En ningún momento, Florence actúa de forma provocativa. Es un personaje que tiene una actitud al mismo tiempo de mujer madura, que parece estar de vuelta de todo, pero, simultáneamente, tiene un punto de inocencia o cansancio que no le ayudará en sus propósitos. Además, Florence no pretende hacer la competencia a la señora Gamart y su futuro centro cultural. Tampoco pretende valorar las obras que vende. Ella no se considera una crítica literaria, sino que solo quiere sacar un beneficio como comerciante de libros y prestar un servicio al pueblo. Por esto, Florence busca una buena novela de éxito para colocar en su escaparate, Lolita de Navokov, y pedirá su opinión a la única persona, cuya opinión le merece confianza, el señor Brundish.
No solo el señor Brundish considera a Florence Green una mujer valiente, otros vecinos del pueblo también eran de la misma idea.
“–Come, pero no le saca provecho a la hierba. No tene los dientes afilados, ésa es la razón. Rompe la hierba, pero no la mastica.
–Qué podemos hacer? –preguntó ella con amable disposición.
–Puedo arriesgarme a afilárselos –respondió el hombre de los pantanos.
Sacó un ronzal del bolsillo y le devolvió la gabardina. Ella se puso de cara al viento para poder abotonársela con más facilidad, Raben guió al viejo caballo hacia adelante.
–Ahora, señora Green, si pudiera usted sujetarle la lengua, No se lo pediría a cualquiera, pero sé que usted no se asusta.
–¿Cómo lo sabe? –preguntó ella.
–Dicen por ahí que está usted a punto de abrir una librería. Eso significa que no le importa enfrentarse a cosas inverosímiles.”
El ritmo de la narración está muy conseguido, para provocar en el lector una sensación agobiante y de opresión, gracias a que los sucesos se van complicando de forma progresiva y conducirán a un final inevitable.
Penelope Fitzgerald, como Dostoyevski en algunas de sus novelas como Las noches blancas, pone al lector, a través de sus personajes, en contacto con el hombre y su encuentro con la realidad de su vida. La soledad de Florence y el fracaso en lo que emprende no se plantea como un estado pasajero, sino como un estado permanente en su vida. A pesar de que Florence consigue tener éxito con su librería y sacar los beneficios suficientes para mantenerla, aparecerá una antagonista que será la señora Gamart, que terminará con esta ilusión que parecía funcionar, pero que finalmente no podrá realizarse. La protagonista debe aceptar su realidad. Parece que Florence tiene que asumir su destino en la vida, que no puede cambiar. Penelope Fitzgerald se acerca aquí al pensamiento de Unamuno y a su obra Del sentimiento trágico de la vida.
Violet Garmat tiene también su destino fijado y, además, lo tiene muy claro. Está por encima de todos.
“La señora Gamart miró con asombro al enfermo. Si estaba teniendo un ataque, lo único que había que hacer era llamar al médico. Entonces se lo llevarían y, por supuesto, él estaría en deuda, como cualquiera que se pone enfermo en casa de otro. Aunque quizá el señor Brundish no supiera reconocer cuándo debía un favor, pensó ella. En cualquier caso, no podía haber hecho el doloroso camino desde Holt House, en un día como ése, simplemente para decirle que no estaba bien, a no ser que de repente quisiera enmendarse por su escasa perspicacia durante esos quince años…”
Por el contrario, su marido no juega un papel en la tensión de la trama. En un principio parece que forma un bloque de oposición junto a su mujer pero más adelante se ve que el General es un hombre bondadoso, que nada tiene que ver con la forma de proceder de la señora Gamart.
“… cuando entró en la tienda el general Gamert. Se quedó un momento bloqueando la luz del sol. Entonces, obedeciendo de manera evidente una orden dirigida a sí mismo, dio tres pasos al frente. Al principio pareció que aquello iba a ser todo [….] Florence Green no tenía muchas ganas de ayudarle. Llevaba meses sin ir a la tienda, y ella suponía que acataba órdenes. Pero luego se lo pensó mejor. Sabía que había venido siguiendo un impulso de bondad.[…] Sólo he venido a decir: “Se ha ido un buen hombre”
Incluso, al final del libro, queda constancia de la maldad y la manipulación de la señora Gamart y la bondad e ingenuidad del general Gamart. Ella le cuenta a su marido que el señor Brundish había ido a verla, aquella tarde, para darle la enhorabuena por su idea del futuro centro de artes y, por supuesto, el general la creyó. A pesar de lo sucedido, la recepción para las personas que acudieron al funeral del señor Brundish tuvo lugar en The Stead, la casa de los señores Gamart.
¿Qué función puede tener “el rapper “ en la novela?
Este inquietante fenómeno podría ser la materialización de la amenaza que siempre está allí. Para Florence existe desde el primer momento que decide abrir la librería. Ella parece acostumbrarse al fenómeno paranormal y a la amenaza que pende sobre ella. Casi al final de la novela, cuando todos los males previstos se hacen realidad, los extraños ruidos desaparecen. Hasta el fantasma de la casa abandona a Florence.
“Florence sintió, mientras leía esto, que era el momento de que “el rapper” se dejara oír y, cuando no lo hizo, casi lo echó de menos.”
Todos los vecinos y clientes del pueblo le dieron la espalda. Evitaban encontrarse con ella y dejaron de entrar en la librería. La hipocresía está presente en las relaciones de los habitantes de este pueblo y quedan magníficamente retratadas en la novela, donde la autora hace una clara crítica a la sociedad inglesa de la época y a la corrupción presente en esta sociedad.
Hardborough representa el modelo de sociedad retrograda y resistente al cambio con unos criterios morales impuestos por los poderosos del pueblo contra los que le es muy difícil luchar.
La decisión de Florence de poner a la venta la novela de Vladimir Nabokov será una excusa perfecta para que la señora Gamart lance toda su artillería contra Florence, por supuesto, sin haberla leído. Para la señora Gamart los habitantes de un tranquilo pueblo como Hardborough no parecen ser lo suficientemente capaces como para leer una obra como Lolita y piensa que necesitan de alguien que vele por sus intereses culturales que, por supuesto, sería su centro cultural.
Era ya el anuncio del fin de la librería.
Para Florence esto es una derrota, pero no se ve muy afectada.
“No le importó tanto como creía. Suponía una derrota, pero la derrota es menor recibida cuando al menos uno está cansado.”
Florence Green es un personaje que en ningún caso deja ver sus sentimientos. No intenta luchar contra los elementos adversos. Florence es consciente, quizá por la experiencia de la vida, que llega un punto en el que ya no puede hacer nada y que luchar sería un desgaste que no está dispuesta a sufrir. Como ella misma dice está cansada.
¿Querer es poder? ¿Podía Florence haber llevado a cabo este proyecto con éxito en Hardborough? ¿Florence era valiente o ingenua?