24 de noviembre de 2014

Pedro Páramo – Juan Rulfo



 
 Pedro Páramo es una obra que ha hecho pasar a su autor a la historia de la literatura. Creo que esta es una idea que suscribirían la mayoría de los críticos y autores literarios. 

Podemos decir que Pedro Páramo es una novela, aunque cargada de lenguaje poético. Además, la narración está llena de diálogos, con lo que, finalmente, encontramos más diálogo que narración. Quizá fuera esto lo que facilitó su adaptación al cine.
La obra, trata diversos temas como la soledad, la muerte, la injusticia, la violencia, pero su tema principal son las ilusiones frustradas, una concepción desesperada de la vida.
Asimismo, se centra en temas típicos mejicanos como la búsqueda del padre, el sentimiento de hostilidad de la vida, el fatalismo, la necesidad de fantasía para alejarse de la realidad y una especial relación entre la vida y la muerte provocadas por la influencia de las religiones aztecas mezcladas con tradiciones cristianas. Pero de lo local trascenderá a lo universal. Juan Rulfo será capaz de convertir los temas locales, por su tratamiento, en temas universales.
En cuanto al lenguaje de la obra, tendremos que decir que es un lenguaje muy cuidado, elegido con esmero y extremadamente sobrio. Se mezclan raíces populares con lenguaje literario. La obra está llena de giros mejicanos y algunos vulgarismos como: nomás, semos, pos etc, con los que consigue transmitirnos la fuerza de la realidad.  


También encontramos en muchos pasajes un lenguaje poético, que llega a su máximo esplendor en el monólogo de Susana San Juan: “Mi cuerpo se sentía a gusto sobre el calor de la arena. Tenía los ojos cerrados, los brazos abiertos, desdobladas las piernas a la brisa del mar. Y el mar allí enfrente, lejano dejando apenas restos de espuma en mis pies al subir de su marea…” “…Era temprano, El mar corría y bajaba en olas. Se desprendía de su espuma y se iba, limpio, con su agua verde, en ondas calladas…”

Uno de los elementos más sorprendentes de esta obra es su estructura. La obra está sustentada en una estructura aparentemente desestructurada, pero donde realmente se asienta todo su desarrollo.
A pesar de esta ruptura, de tiempo y espacio, la obra relata algunos hechos históricos que nos situarán en el último tercio del siglo XIX y el primero del XX. El autor hace referencias a la revolución mejicana iniciada en 1910 y la insurrección de los cristeros que sucedió entre 1926 y 1928.

Asimismo, el personaje de Pedro Páramo encarna a todos los caciques mejicanos de la época y Comala representa a todos los áridos pueblos que se fueron quedando deshabitados a causa de las duras condiciones de vida. 
Como ya hemos dicho, se produce una ruptura del tiempo y el espacio tradicionales, pero en realidad, obedece a que la obra está asentada sobre tres planos distintos, dos expresos y otro prácticamente omitido pero que el lector llega a sentir.
En un principio, tenemos una pequeña imagen del plano de la realidad llegando a Comala: “Después de trastumbar los cerros, bajamos cada vez más. Habíamos dejado el aire caliente de allá arriba y nos íbamos hundiendo en el puro calor sin aire. Todo parecía estar como en espera de algo.  – Hace calor aquí – dije. Si, y esto no es nada – me contesto el otro- . Cálmese. Ya lo sentirá más fuerte cuando lleguemos a Comala. Aquello está sobre las brasas de la tierra, en la mera boca del infierno. Con decirle que muchos de los que allí se mueren, al llegar al infierno regresan por su cobija”. Este plano de la realidad que apenas está expresado, pero que percibimos claramente, es de un pueblo abandonado, árido y seco imposible de habitar.
Es Abundio, el que introduce a Juan Preciado en Comala como si fuera Caronte, que le lleva al otro lado de la vida. Juan Preciado al llegar a Comala no puede soportar la soledad, el calor y la angustia que le produce todo lo que allí ve y fallece.
Los dos planos expresos son: un mundo de ánimas donde las almas se mueven y sobre todo hablan del pasado el presente y el futuro, sin tener en cuenta ni el tiempo ni el espacio, aunque siempre en el mundo cerrado de Comala. En este plano el autor da mayor relevancia a la palabra y a las voces que al movimiento. Constantemente se hoyen voces que quieren expresar algo, que les traen historias del pasado, que les causan sensaciones…

En este plano Comala aparece como una antesala del infierno de ahí viene su nombre, «comal» placa de barro que se coloca contra el fuego para después utilizarlo como cocina. En este mundo todos son ánimas, aunque durante toda la obra, no tenemos muy claro quien está vivo y quien no.

El protagonista de este plano es Juan Preciado hijo de Pedro Páramo y Dolores Preciado. Llega al pueblo buscando a su padre como había prometido a su madre en su lecho de muerte.  
Ya en este comienzo de la obra podemos vislumbrar la sensibilidad y la categoría de su autor: «Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría, pues ella estaba por morirse y yo en un plan de prometerlo todo”. 
 El tercer plano de la historia está en el pasado. Su protagonista es Pedro Páramo y está narrado en tercera persona. La historia nos cuenta cómo era Comala cuando estaba habitado y Pedro Páramo era el cacique del pueblo rodeado de muerte y violencia. Este sólo tendrá una ilusión, materializada en su amor por Susana San Juan. Pedro Páramo ama a Susana durante toda su vida pero es un amor que no se podrá realizar de forma satisfactoria, porque Susana enloquece. 
Además de los tres planos en los que se desarrolla la obra, también serán tres los hijos de Pedro Páramo que se nos presentan a lo largo de la narración. 
El primer hijo será Abundio, que nos presenta la Comala real, aunque el también está muerto y sirve para introducir a Juan Preciado en Comala. 
El segundo será Juan Preciado que en un principio aparece como protagonista colocado en el plano de la realidad y que pasará, después, a pertenecer al mundo de las ánimas, donde charla con su compañera de tumba y a través de los cuales podremos conocer las historias de Comala y Pedro Páramo. 
El tercer hijo será Miguel. Este será el único de los tres que no tuvo madre conocida, que vivió con su padre y gozó de su cariño hasta su muerte accidental.
Lo poco de la realidad que podemos leer expresamente en la obra y el mundo de las ánimas, está narrado en primera persona por Juan Preciado. El mundo del pasado de Comala, cuando era un pueblo con vida, está narrado en tercera persona. 
La narración está dividida en 70 fragmentos. En los fragmentos 29 y 30 encontramos una pequeña estructura semejante a una tragedia griega. Hay un coro de voces femeninas lejanas: «Mi novia me dio un pañuelo con orillas de llorar… En falsete. Como si fueran mujeres las que cantaran”.
Al mismo tiempo, Juan Prieto se debate entre el mundo real y el fantasmagórico: «Pensé regresar. Sentí allá arriba la huella por donde había venido, como una herida abierta entre la negrura de los cerros. Entonces alguien me toco en los hombros. ¿Qué hace usted aquí?  Vine a buscar…- y ya iba a decir a quien, cuando me detuve-: vine a buscar a mi padre. ¿Y porqué no entra?…«
En ese mismo fragmento hay también un estribillo que podría repetirse durante toda la obra:
– “Me han pasado tantas cosas, que mejor quisiera dormir.
– Nosotros ya estábamos dormidos.
– Durmamos, pues
”.
Otro de los elementos integrantes de la obra que resulta sorprendente, es la narración de Juan Preciado de su propia muerte: «No había aire. Tuve que sorber el mismo aire que salía de mi boca, deteniéndolo con las manos antes de que se fuera. Lo sentía ir y venir, cada vez menos; hasta que se hizo tan delgado que se filtró entre mis dedos para siempre”.
Juan Preciado encarna la tradición del niño abandonado que busca a su padre. En esta búsqueda encontrará la muerte. 


Llegando a Comala Juan Preciado siente que llega hasta la puerta del infierno, lo que representa el fracaso de toda ilusión en el ser humanó igual que les sucede a otros personajes de la obra: «Es curioso, Dorotea, cómo no alcancé a ver ni el cielo. Al menos, quizá, debe ser el mismo que aquella conoció. -No lo sé, Juan Preciado. Hacía tantos años que no alzaba la cara, que me olvidé del cielo… Además, le perdí todo mi interés desde que el padre Rentería me aseguró que jamás conocería la gloria. Que ni siquiera de lejos la vería… Fue cosa de mis pecados; pero él no debía habérmelo dicho. Ya de por sí la vida se lleva con trabajos. Lo único que la hace a una mover los pies es la esperanza de que al morir la lleven a una de un lugar a otro; pero cuando a una le cierran una puerta y la que queda abierta es nomás la del Infierno, más vale no haber nacido… El Cielo para mí, Juan Preciado, está aquí, donde estoy ahora…«

Incluso Pedro Páramo que encarna a un cacique frío y violento, pierde la última ilusión que tenía en la vida al perder a Susana y se ve abocado a la soledad y a la desesperanza y se dejará morir.
Curiosamente la narración resultará circular, Abundio que introdujo a Juan Preciado en Comala aparecerá también cercano a la muerte de Pedro Páramo, como si de nuevo apareciera Caronte para acompañarle a la otra vida: «Dio un golpe seco contra la tierra y se fue desmoronando como si fuera un montón de piedras«.      
Pilar Aguilar
23 de octubre de 2014

«Cinco horas con Mario» – Breve apunte

      
Cinco horas con Mario es una obra de Miguel Delibes que se escribió en 1966 y se publicó en diciembre de ese mismo año.
La novela pertenece a lo que se ha llamado la segunda etapa de la obra de Miguel Delibes que comienza con El Camino y llega hasta su última obra. Esta época se caracteriza por la ausencia de autor-narrador confiriéndoles a sus personajes una vida propia y real.
Cinco horas con Mario se publicó en medio de una década de cambio. Es una década en la que surgen movimientos rebeldes que buscan encontrar una renovación tanto social como política y económica. Se buscaba una modernización general. 
Es en este momento, cuando se produce la renovación de la iglesia católica en el Concilio Vaticano II,  entre los años 62 y 65. La iglesia se mostró favorable a la separación entre la Iglesia y el Estado, así como a la  libertad religiosa. También se definió  a favor de las libertades democráticas, la libertad sindical y el derecho a la huelga.
El Concilio Vaticano II fue un duro golpe para muchos españoles que vivían cómodamente asentados en una situación, que no tenía nada que ver con todos estos derechos, y que se declaraban profundamente católicos. Esto provocó una separación entre los católicos españoles favorables a las consecuencias del concilio y los que se declaraban contrarios a él.
En la década de los sesenta se produjeron, también, una serie de cambios en la sociedad impulsados principalmente por los jóvenes.  Cambios como la emancipación de la mujer, la libertad sexual, importantes cambios en la moda como la minifalda, el pelo largo en los hombres etc. Aparecieron innovadores grupos de música como los Beatles o los Rolling Stones. 
También el arte y la literatura buscaban nuevas vías de expresión.
La historia de Carmen y Mario se encuentra situada en medio de todas esta vorágine de cambios. Carmen es una mujer tradicional de clase media, típica de la España de los sesenta y Mario se inclina por todos los cambios que trae esta revolucionaria década.
Delibes utiliza el coche como símbolo del cambio de vida de la mujer, así como de estatus social. Carmen deseaba un Seat seiscientos y a lo largo de la novela reprocha a Mario que nunca colmara ese deseo. Paco, modelo, para Carmen, de éxito en la vida  tenía un Tiburon que deja a Carmen impresionada.
Cinco horas con Mario es también un juego contra la censura de la época. Aunque los lectores en su mayoría se sitúan a favor de Mario, Teóricamente Carmen es la protagonista de la obra y va censurando todos los comportamientos de Mario que se salen de la norma establecida. Carmen muestra un profundo respeto por las instituciones y su total acuerdo con el desarrollismo sin libertad impulsado por los políticos de la época. Gracias a Carmen la novela pudo publicarse sin ningún problema.
En el 66, momento en el que se publica la obra, había en España un ambiente de cambio, quizá no tan acusado como en otros países. En esta década España experimentó una cierta modernización gracias a los planes de desarrollo, a la afluencia de turistas extranjeros y a la influencia de los emigrantes españoles en otros países. Este ambiente de cambio se hizo patente, también, en la literatura del momento. No fue sólo Cinco horas con Mario sino que unos meses más tarde el mismo tema fue tratado por Antonio Buero Vallejo en su obra El tragaluz.
Carmen deseaba que Mario se hubiera integrado en el sistema y se hubiera beneficiado de las ventajas que de él hubiera podido obtener. Carmen presenta a Paco como modelo del triunfador frente a Mario, al que incluso tilda de “don nadie”.
Esta obra no solo habla del problema de los desacuerdos políticos de Carmen y Mario como representantes de dos facciones importantes de la sociedad española de la época. También se trata de una obra de desencuentro personal.
Carmen es una señora de clase media conservadora y Mario es un profesor y periodista con unas ideas más avanzadas que las de ella pero en cuanto a lo personal Mario falla a Carmen. 
Lo que más le duele a la protagonista es la falta de expresividad afectiva de Mario. Empezando por su noche de bodas, historia que Carmen repite en infinidad de ocasiones a lo largo de las cinco horas de velatorio que pasa a solas con Mario. 
Para Mario, Carmen queda limitada a las labores tradicionales de la mujer: las labores domésticas y el cuidado de los niños. No cuenta con ella para nada. 
Como la historia la conocemos a través de Carmen, las alusiones que se hacen al trabajo de Mario como profesor en el instituto son mínimas. Esto nos lleva a pensar que Mario mantenía a Carmen absolutamente al margen de su labor profesional. Seguramente ella no cuenta nada de esta faceta de la vida de Mario porque le resulta absolutamente ajena.
Finalmente podemos llegar a la conclusión de que la obra tiene una doble vertiente la ideológica y la sentimental. Evidentemente que en la parte ideológica el lector se pone sin dudarlo de parte de Mario pero en la faceta sentimental su actitud puede no convencer al lector. Esta es la parte más incoherente de la vida de Mario en la que Carmen se nos representa como la parte más perjudicada.
Quizá Carmen no sea la mujer vacía y egoísta que parece en un primer momento. Realmente puede estar representando la tragedia de cualquier época y sociedad. La tragedia de la mujer incapaz frente al hombre que se presenta tradicionalmente como superior.
En realidad, Carmen parece una mujer responsable que intenta sacar a su familia adelante lo mejor que sabe y puede.  Además intenta mantener la casa y a sus hijos para que su marido no se tenga que preocuparse de nada más que del trabajo.
Como todas las novelas de Delibes esta no tiene un argumento complejo ni lleno de acción. Las novelas de Delibes son obras de personajes que están llenos de vida y autenticidad. 
En esta obra Delibes quiere mostrarnos su ideología de defensa del catolicismo progresista y de la justicia social y lo hace a través del personaje de Mario. 
Según palabras del propio Delibes esta obra esta inspirada en dos personas. El primero sería José Jiménez Lozano al que dedica la novela. Jiménez Lozano es un escritor y periodista amigo de Delibes con el que trabajó en El Norte de Castilla. La segunda persona en la que se inspira el libro es el propio Delibes. 
El personaje de Mario tiene muchas coincidencias biográficas con Delibes: Los dos viven en Valladolid, el padre de ambos era catedrático. Delibes era solamente tres años más joven que Mario, eran padres de familia numerosa, los dos eran periodistas, tenían afición a escribir novelas con mensaje social, los dos sufrieron depresión y eran tímidos.  
A pesar de todas las coincidencias, la obra no se puede considerar autobiográfica porque hay factores fundamentales en la vida de Delibes que no tienen concordancia con la de Mario. 
Delibes tuvo un muy feliz matrimonio con una mujer culta y extraordinaria, Ángeles de Castro, a la que probablemente Delibes quiso homenajear en su novela Mujer de rojo sobre fondo gris y que consiguió que el escritor tuviera una vida aceptablemente feliz a pesar de su carácter depresivo.
En Cinco horas con Mario, Delibes abandona el narrador externo omnisciente, que todo lo sabe y que hubiera producido una novela realista tradicional, donde hubiéramos encontrado buenos y malos pero en la que hubiera sido difícil realizar las matizaciones que consigue con la técnica de narración utilizada en esta obra. 
A pesar de que en el preámbulo existe un narrador omnisciente a las pocas páginas va cediendo la voz a Carmen, marcando el paso de un narrador a otro en letra cursiva. 
A partir de ese momento, Carmen se convierte en la narradora principal, el punto de vista del autor está ausente. Por este motivo conocemos mucho mejor a Carmen que a Mario que solo lo conocemos a través de los ojos de Carmen.
Delibes encontró una técnica narrativa que apenas tiene precedentes en la novela española.
El discurso de Carmen no es exactamente un monólogo interior porque no se trata solo de pensamientos. Tampoco se trata de un soliloquio porque Carmen no habla sola sino con Mario aunque este no pueda oírla. Miguel Delibes lo calificó de “diálogo sin respuesta”.
Este diálogo se consigue con la utilización de imperativos como: oye, di, convéncete, hazte a la idea, compréndelo… También se usan vocativos como: cariño, hijo, cabeza dura, holgazán… Así como exclamaciones y preguntas retóricas: ¿Eh?, ¿No lo sabías?, ¡válgame Dios!… También refranes: “no es oro todo lo que reluce”, “el que no llora no mama”…
La obra tiene una trama argumental mínima y apoya todo su peso de novela psicológica en los personajes principales de Carmen y Mario. 
Estos personajes se muestran auténticos, reales, de carne y hueso. Con las contradicciones típicas de cualquier ser humano.
Delibes no nos da apenas datos sobre el aspecto físico de Carmen, salvo el de sus pechos prominentes y su jersey ajustado. La falta de detalles podría ser una prueba de que Delibes no quería representar en Carmen a una única mujer sino a un tipo de mujer en general.
Mario se muestra como un personaje sin ideario político concreto. No encajaba en los partidos opuestos al régimen que estaban en la clandestinidad o en el exilio. Casi todos todos estos partidos eran de ideología marxista o nacionalista. Pero tampoco se sentía cómodo dentro del régimen establecido. 
Mario se rebela contra la censura y contra el fraude electoral pero no es un revolucionario. Mario es católico con algunas ideas conservadoras. A Mario se le puede considerar un inadaptado al régimen. 
Toda la novela se desarrolla en el despacho donde yace el cadáver de Mario y el tiempo de la novela se reduce a algo más de veinticuatro horas. Desde el fallecimiento de Mario hasta el entierro y más exactamente, a las cinco horas de velatorio que Carmen pasa a solas con Mario.
La novela está estructurada en un preámbulo, 27 capítulos y un epílogo. Realmente es un monólogo de 27 capítulos entre el preámbulo y el epílogo que sirven para presentar y cerrar la obra. 
Dentro del preámbulo tenemos que tener en cuenta la esquela, la dedicatoria y el preámbulo propiamente dicho donde nos va a presentar como es la situación y a algunos de los personajes. 
En cada uno de los 27 capítulos encontramos un encabezamiento con una cita bíblica que no están ordenadas de acuerdo a ninguna programación sino que son citas escogidas al azar por Carmen en la Biblia de Mario y que contiene numerosos pasajes subrayados. 
Estos pasajes de la Biblia le dan pie a Carmen a asociarlos con sus obsesiones. Le dan pie para desencadenar todas las cosas pendientes que tenía con Mario, todo aquello que le hubiera gustado decirle y que nunca se atrevió.
El epílogo cierra la obra y hace un epitafio para Mario: un hombre integro para sus amigos y un sinvergüenza para sus enemigos. También este epílogo sirve para darle un toque de optimismo a la obra. El hijo de Mario, Mario, parece estar convencido de querer continuar la labor ideológica de su padre.
En cuanto al tiempo de la narración podemos decir que dura cinco horas que casi podríamos decir que es el tiempo que puede costar leer la novela. El preámbulo y el epílogo duran aproximadamente tres horas cada uno. Pero realmente la historia narrada dura muchos años. Desde 1931 hasta el 1966. 
En cuanto al lenguaje podemos decir que representa perfectamente el lenguaje cotidiano de un mujer como Carmen. El discurso fluye con total naturalidad. Es una forma de hablar llena de tópicos, influido por la tradición española de la época que como la misma protagonista nos cuenta en diversas ocasiones está influido por su madre:
“Cada uno debe arreglárselas dentro de su clase como se hizo siempre”
“Las cosas tienen que ser así porque así han sido siempre”
“Siempre debe haber uno que diga esto se hace y esto no se hace y ahora todo el mundo a callar y a obedecer, únicamente así pueden marchar las cosas”
“A una muchacha bien, le sobra con saber pisar, saber mirar y saber sonreír y esta cosas no las enseña el mejor catedrático”
En la obra se repiten en diversas ocasiones las mismas historias que cuenta Carmen aunque cada vez tienen algún rasgo diferente y a través de esto somos capaces de tener finalmente una idea de los que pasó en cada ocasión. La historia se narra en círculos concéntricos cada vez más amplios.
Al final del dialogo que mantiene Carmen con Mario le confiesa algo que ella ya iba adelantando poco a poco durante la obra. Algo de lo que Carmen se siente profundamente arrepentida. Se refiere al episodio que tiene Carmen con Paco. Quiere que Mario le perdone por que como ella le dice no podrá querer a nadie más que a él.
“Que sólo te quiero a ti, no hace falta que lo diga, pero estaba como atontada, a lo mejor de la misma velocidad, la falta de costumbre, vete a saber…
Mario, pero yo no era yo, no hace falta que te lo diga, perdóname, nada de culpa, que le rechacé, te lo juro, le recordé a nuestro hijos, que ni sé de dónde me vinieron las fuerzas porque estaba completamente sin voluntad, hipnotizada, palabra pero le mandé a paseo… pero no pasó nada de nada puedes estar tranquilo, te lo juro… por amor de Dios, mírame un momentín, aunque sólo sea un momentín, ¡anda!, dame ese gusto, qué te cuesta, te lo pido de rodillas si quieres, no tengo nada de que avergonzarme te lo juro, Mario, te lo juro!”
Delibes en sus obras adquiere una posición de defensa de la mujer. En este caso, como ya hemos dicho anteriormente, Mario que parecía casi perfecto tiene una gran incoherencia en su vida. Esta incoherencia la tiene en su propia casa y es la atención que presta a Carmen.
En el libro Conversaciones con Miguel Delibes de Cesar Alonso de los ríos este dice:
“La discriminación, la tendencia de relegar a la mujer a la cocina, el convertirla en un relicario de virtudes domésticas es un error que ha esterilizado a muchas y ha castrado, en todo caso su iniciativa, inteligencia e imaginación”.

(Pilar Aguilar)

13 de septiembre de 2014

«Anna Karenina» – Breve apunte

A finales del siglo XIX la literatura rusa vive uno de sus momentos más esplendorosos. Comienzan a surgir escritores que habían bebido en las fuentes de la literatura franceses del realismo y el naturalismo. Así que podríamos afirmar que el realismo y naturalismo llegaron a Rusia de forma tardía pero no por ello menos vital e importante.
 Algunos de los autores principales de este momento fueron Chejov, Gogol,  Dostoievski y, por supuesto, Tolstói.
Anna Karenina podríamos decir que es la obra más importante de Tolstói. La mayoría de los críticos dicen que se trata de una obra redonda. Incluso Henry James y Thomas Mann opinaron que pocas novelas tienen un inicio tan espectacular y brillante como esta: “Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada”.  
La obra esta estructurada en ocho partes divididas, a su vez, en capítulos.
El narrador es un narrador omnisciente que conoce no sólo todo lo que sucede, sino los sentimientos y pensamientos de todos los personajes.
La acción se desarrolla entre Moscú, San Petersburgo y una pequeñísima parte en Italia.
Es una obra escrita entre 1873 y 1877. 
La novela contiene incontables valores. Como casi todas las obras de la época, ofrece generosas descripciones, retratos psicológicos de los personajes y diálogos. En ella el autor detalla el medio en el que viven los personajes, tanto en el campo como en la ciudad, circunstancia que aprovecha para hacer diversas observaciones sobre las diferencias sociales, la dura y pobre vida de los campesinos, las reuniones de la alta sociedad con sus hipocresías y sus conveniencias, etc. 
En la novela Tolstoi consigue crear diferentes realidades paralelas. La estructura está formada por distintos hilos argumentales que se van entretejiendo. Esta estructura la consigue emparentando, de una forma muy natural, a los protagonistas de las historias que nos presenta la novela.
En esta obra, se desarrollan paralelamente tres historias de amor con muy distintas trayectoria y consecuentemente muy distintos finales.
Sus protagonistas son: Levin y Kitty, Esteban Arkadievich y Dolly y por supuesto Anna Karenina, Alexis Alejandrovich y Vronsky.
Las descripciones de la obra, tanto del carácter de los personajes y sus pensamientos como de sus vestidos, las casas, las relaciones sociales y todos los acontecimientos que se van sucediendo, son muy minuciosos casi realizadas de forma cinematográfica.
La obra, que esta llena de reflexiones, también nos muestra la vida de los campesinos y la opinión de algunos de los protagonistas sobre una posible revolución social, que años más tarde se produciría.
La abundancia de diálogos le proporciona a la obra un carácter casi teatral que consigue presentarnos las situaciones de una forma mucho más vívida.   
Los retratos psicológicos de los personajes no nos los ofrece por medio de descripciones, sino de una forma mucho más directa. Conocemos el carácter de los personajes por el tono de sus conversaciones y por sus replicas en los diálogos.
En la novela aparecen también numerosas reflexiones sobre la moral, lo religioso y lo filosófico. Tolstói plasma a través de los personajes sus propias ideas y preocupaciones.   
Nos introducimos en la novela in media res, con el adulterio de Oblonski, con esto, Tolstoi consigue ponernos en situación nada más comenzar la historia. 
Resulta irónico que, al principio de la obra, Anna arregle las cosas entre el matrimonio de Oblonski con Dolly.  Anna se nos presenta como un personaje sensato y tranquilo. 
Casualmente, gracias a la primera infidelidad de la novela, Anna conoce a Vronsky.  
La aventura con Vronski obligará a Anna a vivir casi oculta con su amor y finalmente decidirán hacer un viaje para tomar distancia de la presión a la que se ven sometidos por parte de la sociedad. 
El viaje sólo conseguirá darles un alivio momentáneo pero la situación de adulterio llevará a Anna a una situación de degradación sobre todo moral.
Anna se sintió perseguida y sentenciada por la sociedad y empujada a vivir en la mentira. Tolstói, al igual que su personaje, Levin, piensan que la sociedad es hipócrita y la critica pero también piensan que tiene que existir una ley moral. Levin no entiende la infidelidad y cuando es interrogado al respecto dice: “no entiendo que un hombre pueda entrar en una panadería y robar un panecillo tras haber comido hasta hartarse”. Sin embargo, será el más compasivo con Anna.
A pesar de la minuciosa descripción que realiza Tolstoi de todas las situaciones, personajes, ambientes, etc; no dramatiza el suicidio de la protagonista. No nos mostrará a Anna físicamente destrozada, sino con el maletín rojo, que simbólicamente quedará en la vía. 
A lo largo de la novela utilizará varios símbolos. Uno de los más claros es el anden como símbolo de bienvenida y despedida. Anna conocerá a Vronsky en un anden y ella se despide de la vida, también en un anden.
La novela cierra con los pensamientos e inquietudes de Levin. 
La vida sigue… 
¿Es realmente Anna la autentica protagonista de esta historia?
¿Quizá sea, realmente, Levin el autentico protagonista de la novela?
Podríamos pensar conociendo, un poco, la personalidad de Tolstó que, realmente, Levin le da la oportunidad de vivir, participar y opinar dentro de su propia historia. Su mujer es también muy parecida a Kitty. Es una mujer buena y siempre pendiente de su marido, aunque a veces, no le comprenda. 
Las características principales del personaje de Levin son la búsqueda de una reforma agraria y social, su rechazo a vivir en la ciudad, la búsqueda de la verdad y de la bondad y su amor por Kitty.
Finalmente casi podríamos considerar a Levin  como un héroe triunfante , mientras que  Anna será la derrotada. Tolstói nos enseña la decadencia y posterior suicidio de Ana y subraya la importancia de la coherencia de la vida. Levin  representa esa coherencia. 
               
(Pilar Aguilar)

12 de septiembre de 2014

Carta de Tolstói

Querida Sonia:
Desde hace mucho tiempo me atormenta la discordancia entre mi vida y mis convicciones. Obligaros a vosotros a modificar vuestra vida, vuestros hábitos, a los que yo mismo os acostumbré, no he podido; y tampoco he podido abandonaros, pensando en que privaría a los niños, mientras éstos fueron pequeños, de esa pequeña influencia que yo podría tener en ellos y que además, les causaría un dolor; pero ya no puedo seguir viviendo como he vivido estos últimos dieciséis años, ora luchando y exasperándoos, ora cayendo yo mismo en esas tentaciones a las que estoy acostumbrado y de las que me encuentro rodeado, y he decidido hacer en este momento lo que hace mucho tiempo deseo hacer: irme.
Como los hindúes que cuando llegan a los sesenta años se van al bosque, yo, como todo anciano religioso, quiero dedicar los últimos años de mi vida a Dios, y no al tenis, a bromas, a juegos de palabras o chismes, así que yo, que estoy por cumplir setenta años, con todas las fuerzas de mi alma anhelo esta tranquilidad, esta soledad y, si no una concordancia plena, por lo menos no una divergencia tan estridente entre mi vida y mis convicciones, entre mi vida y mi conciencia.
Si lo hiciera abiertamente habría súplicas, recriminaciones, discusiones, quejas, podría perder fuerza y no llevar a cabo lo que he decidido, y es algo que debo hacer, Y, por eso, por favor, perdonadme si esta acción os hace daño, y que vuestra alma, sobre todo la tuya, Sonia, permita que me vaya, y no me busques, y no te lamentes, y no me condenes.
El hecho de que me haya ido no demuestra que estuviera yo descontento contigo. Sé que no podías, literalmente no podías ni puedes ver ni sentir como yo, y por lo tanto no podías ni puedes cambiar tu vida y hacer sacrificios en aras de algo que tú no reconoces.  Y por lo tanto no te condeno, al contrario, con amor y gratitud evoco los largos treinta y cinco años de nuestra vida en común, sobre todo la primera mitad de este tiempo, cuando tú, con la abnegación maternal que caracteriza tu naturaleza, con enrome energía y firmeza llevaste a cabo aquello para lo que creías estar hecha. Me diste a mí y al mundo lo que podías darnos; nos diste mucho amor maternal y abnegación, y es imposible no apreciarte por ello. Pero durante el último período de nuestra vida, desde hace quince años, nos hemos ido separando. no puedo reconocerme culpable porque sé que no cambié para mí ni para la gente, sino porque no podía ser de otra manera. No puedo culparte por no haberme seguido, te doy las gracias y te recuerdo y recordaré con amor cuanto me diste. Adiós, Sonia querida.
Sinceramente tuyo.

Lev Tolstói
10 de julio de 2014

«Paraíso inhabitado» – Breve apunte

                                       Paraíso inhabitado
Paraíso inhabitado” es la historia de una niña, Adriana, perteneciente a una familia acomodada, durante los años de la Segunda República.  La historia está narrada de forma realista pero en esa realidad se va entremezclando la fantasía. Adriana camina siempre entre la pérdida de las ilusiones y los sueños de la infancia, entre la cruda realidad y la fantasía como medio para la supervivencia. 

Ana María Matute sufrió una profunda depresión que le mantuvo alejada de la escritura durante casi dos décadas. La depresión le fue muy difícil de superar. En 1983 interrumpió su silencio con “Sólo un pie descalzo” que ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil. 

Paraíso inhabitado es una obra que pertenece a la segunda época de Ana María Matute como escritora. Son muchos los ingredientes de esta obra que recuerdan  a “Primera memoria”, su gran novela de la primera época, anterior a la depresión, escrita en 1960, que contiene claros tintes autobiográficos. La novela “Primera memoria” trata sobre el mundo de la guerra vivido indirectamente por unos adolescentes, pero esta historia quedaba reducida a un ámbito realista. 

Durante su depresión, Ana María Matute comenzó a escribir “Olvidado rey Gudú”. Esta novela supuso la salida de ese ámbito realista y la entrada en el mundo de la fantasía que ya nunca abandonó.  “Paraíso inhabitado” podría ser considerada como la unión entre los dos mundos: el real de “Primera memoria”  pero mezclado con todos los ingredientes de la fantasía de “Olvidado rey Gudú”,.

Adriana crea un mundo de ilusión que intenta mantener como si se tratara de una coraza ante los desagradables acontecimientos que le rodean tanto en su entorno familiar como socialmente. Quizá, este caminar entre realidad y la fantasía como forma de autodefensa tiene que ver con las vivencias de la infancia y la vida en general de Ana María Matute.

Esa dualidad entre realidad y ficción encuentra uno de sus símbolos en el cuento del Rey Cuervo. El último capítulo de este cuento, Adriana lo intuye pero nunca lo llega a leer. Incluso cuando al final de la historia la madre de Gavrila le regala el libro del Rey Cuervo, como recuerdo, el último capítulo no está.

Ana María Matute acuñó un nombre para los escritores de esta época que tuvieron la experiencia de vivir una guerra civil pero desde la perspectiva de un niño casi adolescente. 

El nombre que acuñó Ana María Matute para esta generación fue la de los “jóvenes asombrados”.

Como le sucede a Adriana en esta historia probablemente, nadie les cuenta como es la realidad.

En el caso de Adriana, como en el de Ana María y en el de, seguramente, otros muchos niños de la época, es una niña extremadamente sensible y observadora. Se da cuenta de que en la sociedad que le rodea está pasando algo terrible pero quiere y no quiere saber. Tiene miedo. Se refugia en su mundo.

Adriana necesitaba protección. Apoyo y comprensión. En su casa no encuentra este apoyo más que en la Tata María y algo más en la Tata Isabel.

Su madre debido a su situación personal no puede, no sabe o no se siente con fuerzas para atenderle como ella necesita.

En esa situación encuentra un amigo, Gavrila, que pasara no solo a ser un amigo sino mucho más, su primer amor, su siamés.

Gavrila tendrá su función en la historia y cuando desaparece el dolor de Adriana será enorme pero ella le tendrá dentro y esto le ha hecho cambiar. Tiene otra fuerza interior, otra seguridad. 

Ya en la primera página de la obra aparece el unicornio, la pequeña Adriana nos cuenta cómo vio correr al unicornio… hasta que desapareció por una de las esquinas del marco. 

En el último párrafo de la novela, Adriana hablando con su tía Eduarda le pregunta si alguna vez volverá a ver al unicornio. La respuesta será: “Los unicornios nunca vuelven”.

Durante toda la novela Adriana, que no encuentra su paraíso,  necesitará la ayuda de protectores como la Tata María e Isabel, personas bondadosas como Teo, cómplices  con más experiencia como la tía Eduarda y un príncipe como Gavrila.  

También necesitará, para poder vivir fuera del paraíso, fantasías como el unicornio, las sombras del patio, la alfombra de rombos azules y marrones , el teatrillo de Gavrila, aprender a volar para poder olvidarse de aquellas piedras que le pesaban en el estómago y que se las producían los gigantes, Sant Maur, las profesoras… porque el mundo mágico se podrá superponer a la realidad, gracias a la magia infantil de una mirada pura llena de esperanza e ilusión.

No podemos decir que para Ana María Matute la fantasía sea un medio para conseguir algo sino un fin en si mismo. 

Encontramos pocas personas como ella que no quieren  abandonar el paraíso aunque sean conscientes de la realidad. 

Esta fantasía no tiene nada que ver con conjuros, magos ni utopias ideológicas. El paraíso para ella no es de naturaleza fantástica porque es realmente la fantasía. Ana María cree en el paraíso porque tiene fantasía y tiene fantasía porque cree en el paraíso.

El unicornio vive en el paraíso que Adriana no puede habitar porque los gigantes no se lo permiten.

Tiene que vivir en sociedad y actuar como la sociedad espera de ella y aunque Adriana se resiste a seguir los dictados de esta tampoco podrá alcanzar su paraíso.

El libro esta contado con un lenguaje sencillo lleno de naturalidad, bajo la mirada de alguien que sigue conservando la fantasía y que se niega rotundamente a perderla, es decir el libro se escribe desde el punto de vista de una persona adulta, pero con la visión limpia y aun llena de ilusiones de un  niño que ve el mundo real, que le asusta, pero que vive en él de una manera valiente arropando a la fantasía que siente como necesaria.

Esta obra tiene un estilo tan simple y puro que asombra, las palabras fluyen de forma natural, sin ninguna ampulosidad. 

La obra está llena de poesía cada una de sus frases nos transmite un mensaje desde una perspectiva, la perspectiva de Ana Maria Matute, desde un mundo simultáneamente adulto e infantil. El texto ofrece mensajes de amor y muerte, de amparo y desamparo, de compañía y soledad. 

Finalmente encontramos un mensaje de esperanza cuando Adriana dice: “siempre te esperaré”, aunque ella es consciente de que los unicornios, como le dice su tía Eduarda, cuando se van no vuelven.

¿Quizá el unicornio no se fue del todo? ¿Esperará el unicornio a Adriana en su paraíso? ¿Encontrará finalmente Adriana su paraíso?

Probablemente el paraíso no es algo al margen de la realidad sino que es ese “cuarto oscuro” donde algunos consiguen guarecerse al abrigo del frío exterior y tomar aliento para poder continuar en la batalla de la realidad. 

(Pilar Aguilar)



11 de junio de 2014

«Del amor y otros demonios» – Breve apunte

“Del amor y otros demonios” es una novela que se desarrolla en Cartagena de Indias a mediados del siglo dieciocho, en un momento en el  que la ciudad había perdido su importancia como puerto. La Habana le había quitado su primacía como puerto principal de trata de esclavos en Hispanoamérica. 
El creciente contrabando de los piratas ingleses y de los esclavos, muestran la decadencia del imperio español y el decreciente dominio en sus colonias: “Pero la ciudad no era la de antes. El mercado principal de esclavos de había trasladado a La Habana, y los mineros y hacendados de estos reino de Tierra Firme preferían comprar su mano de obra de contrabando y a menor precio en las Antillas inglesas”.
En el momento en el que transcurre la historia, la ciudad de Cartagena había caído en decadencia y paralelamente, como símbolo de la decadencia de la colonización, también la casa de los Marqueses de Casalduero  estaba prácticamente en ruina,                                                                                                                                                                               incluso lindaba con un manicomio para mujeres. “La casa había sido el orgullo de la ciudad hasta principios del siglo. Ahora estaba arruinada y lóbrega, y parecía en estado de mudanza por los grandes espacios vacíos u las muchas cosas fuera de lugar.En los salones se conservaban todavía los pisos de mármoles ajedrezados u algunas lámparas de lágrimas con colgajos de telaraña”, “Todo estaba saturado por el relente opresivo de la desidia y las tinieblas. Lo único que quedaba de las grandezas señoriales del primer marqués eran los cinco mastines de presa que guardaban las noches”.
La novela nos narra la situación en la que se vivía en aquel momento. Como en todas las épocas de decadencia se sufría una crisis de valores tradicionales en cuanto a las relaciones humanas, legales, institucionales y reigiosos. Abrenuncio, el médico, en un momento que estaba con Cayetano Delaura, el sacerdote: “Lo invitó a que lo visitara. Cayetano le explicó que no podía salir a la calle sin licencia. Abrenuncio o le dio importancia. `Si usted conoce las debilidades de estos reinos, sabrá que las leyes no se cumplen por más de tres días´.
La historia nos cuenta la vida de Sierva María hija de don Ygnacio de Alfaro y Dueñas, segundo Marqués de Casalduero, y su esposa mestiza Bernarda Cabrera.
Aunque racialmente Sierva María es europea y mestiza, espiritualmente es africana. En ella se mezclen simbólicamente las sangres de las tres culturas más importantes de Colombia 
Desde su nacimiento Sierva María fue repudiada por su madre: “La madre la odió desde que le dio de mamar por la única vez, y se negó a tenerla con ella por temor de matarla. Dominga de Adviento la amamantó, la bautizó en Cristo y la consagró a Olokun, una deidad yoruba” 
La niña nació sietemesina y además su madre la había concebido sin amor y con engaños:  “Bernarda le abrió entonces sus entrañas para que él se viera dentro a la luz del día. Le contó cómo fue que su padre la mandó con el pretexto de los arenques y los encurtidos, cómo lo engañaron con el truco viejo de la lectura de la mano, cómo acordaron que ella lo violara cuando él se hacía el desentendido, y cómo habían planeado la maniobra fría y certera de concebir a Sierva María para atraparlo de por vida”, “ Era demasiado esperar que además de todo tuviera que amar a esa pobre sietemesina, o a usted, que ha sido la causa de mis desgracias”.
El odio sustituye al amor en la relación de Benarda con su hija, por eso y sin ninguna resistencia por parte del padre, la madre expulsa a Sierva María del ámbito familiar, social e incluso racial, cediéndola a Dominga de Adviento y al espacio donde viven los esclavos africanos que había en la casa del marqués de Casalduero. 
El día que Sierva María cumplía 12 años, le envian junto con una esclava a realizar las compras para su fiesta. les habían prohibido acercarse al puerto donde se realizaba la veta de esclavos. Ellas deciden no hacer caso de la prohibición y al  al cruzar por el mercado un perro rabioso muerde Sierva María en el tobillo izquierdo. El mismo perro ya había mordido a tres personas más y les había contagiado la rabia.  Al pasar los días, Sagunta una india del pueblo que había visto lo sucedido va a casa del marqués y se lo cuenta. El marqués le pregunta a Sierva María por aquello y con toda naturalidad ella lo niega. 
Todos estos acontecimientos llegaron a oídos del Santo Oficio y el Obispo manda a llamar al Marqués, que le aconseja que interne a Sierva en el convento de Santa Clara donde Dios se encargará de ella. 
Sierva María es internada y su comportamiento se considerará, por parte de la Abadesa de este convento, como una posesión por parte de las fuerzas malignas; es allí donde comienzará su martirio ya que el Santo Oficio junto con la Abadesa deciden exorcisarla y le otorgan el cargo de exorcista a Cayetano Delaura.
Este se dará cuenta de que realmente no estaba poseída y de que su comportamiento se debe a que la niña a pesar de ser blanca ha sido educada para comportarse como negra. Delaura también descubrirá el amor con ella.
Delaura no podrá mantener su secreto y se lo confesará al Obispo que le castigará enviándolo a un hospital de leprosos para que se encargue de ellos. 
En ese momento el Obispo se hará cargo del problema de Sierva María sometiéndole a una serie de métodos crueles con la idea de sacar el demonio de su cuerpo con lo que finalmente conseguirán terminar con su vida.
El Marqués se arrepentirá de no haber querido a su hija y se culpará por haberla dejado en manos de los esclavos.
Uno de los temas fundamentales de los que trata la obra es el de las relaciones humanas y en particular el de las relaciones amorosas. La relación de los padres de Sierva María es igual de decadente que la situación económica y social del país, como la que emprenderán más tarde Sierva María y Cayetano Delaura que será una relación tormentosa y sin solución. Estas relaciones constituirán un símbolo de los nuevos tiempos. La situación anterior estaba en decadencia y los nuevos tiempos no habían encontrado aun un camino. Estaba todo por hacer. Había que buscar nuevos valores tanto sociales como económicos y morales.
García Márquez, en esta obra, trata también el tema del amor al que siempre imprime un carácter difícil. Él ha escrito no sólo una, sino tres novelas de forma consecutiva, en las que indaga en el problema del amor y los afectos. 
Del amor y otros demonios es la tercera de la serie. esta novela tiene un papel fundamental en la visión que tiene García Márquez de las relaciones amorosas. En la obra imprime su visión irónica de estas relaciones que las ve como si fueran un código de conducta aprendida en las obras literarias pero que son comportamientos evitables y reconducibles.
Los amores y las relaciones apasionadas e irrefrenables las ve como una excusa perfecta para la creación literaria.
En esta novela, el autor, también usará el amor como excusa para la creación pero le dará un carácter simbólico y extremadamente irónico, lo que dará lugar a situaciones esperpénticas y absolutamente exageradas, tanto que en su lectura se pasa del asombro a la risa. 
Otro tema, destacable, es el tratamiento de lo africano en la historia y en la realidad cultural de Colombia. 
García Márquez en otras de sus obras ya había tratado el tema africano, pero solo de forma tangencial. En  “Del amor y otros demonioseste tema ocupa una posición central: “Dominga de Adviento, una negra de ley que se gobernó la casa con puño de fierro hasta la víspera de su muerte, era el enlace entre aquellos dos mundos. Alta y ósea, de una inteligencia casi clarividente, era ella quien había criado a Sierva María. Se había hecho católica sin renunciar a su fe yourba, y practicaba ambas a la vez, sin orden ni concierto”.
La niña, Sierva María, simboliza a las tres culturas pero en un momento de transición lleno de intolerancias en el que otros personajes más tradicionales no son capaces de entender ni de aceptar la diferencia con el otro:  “En aquel mundo opresivo en el que nadie era libre, Sierva María lo era: sólo ella y sólo allí. De modo que era allí donde se celebraba la fiesta, en su verdadera casa y con su verdadera familia”, “La niña se mostraba como era. Bailaba con más gracia y más brío que los africanos de nación, cantaba con voces distintas de la suya en las diversas lenguas de África, o con voces de pájaros y animales, que los desconcertaban a ellos mismos. Por orden de Dominga de Adviento las esclavas más jóvenes le pintaban la cara con negro de humo, le colgaron collares de santería sobre el escapulario del bautismo y le cuidaban la cabellera que nunca le cortaron…”, “ Empezaba a florecer en una encrucijada de fuerzas contrarias”. 
García Márquez en la obra también critica la intolerancia con lo diferente y la violencia con la que se trata a los diferentes. 
Esta intolerancia se ve claramente, cuando el obispo y las monjas del convento deciden que Sierva María está endemoniada, al no ser capaces de entenderla solo quieren transformarla para que sea igual que ellos e intentan conseguirlo por medio de la represión con su reclusión que terminará con ella. “Es un secreto a gritos que tu pobre niña rueda por los suelos presa de convulsiones obscenas y ladrando en jerga de idólatras”, “No ocurrió nada desde entonces que no fuera atribuido al maleficio de Sierva María. Varias novicias declararon para las actas que volaba con unas alas transparentes que emitían un zumbido fantástico”, “Cuando la guardiana abrió la puerta, la celda de Sierva María exhaló un vaho de podredumbre. La niña yacía bocarriba en la cama de piedra sin colchón, atada de pies y manos con correas de cuero. Parecía muerta, pero sus ojos tenían la luz del mar”.
La historia está contada a través de un prólogo y cinco  capítulos. 
El prólogo, firmado por el autor, nos explica como surgió la idea para escribir la novela pero al mismo tiempo es parte de la propia novela y da al lector una sensación de realidad. 
La historia se desencadena cuando, una mañana de 1949, su jefe de redacción, Clemente Manuel Zabala, le envía, a García Márquez, sin mucho interés a cubrir una noticia que en principio no tenía ninguna importancia: “No encomendó una tarea concreta a ningún redactor. Minutos después se enteró por teléfono de que estaban vaciando las criptas funerarias del antiguo convento de Santa Clara, y me ordenó sin ilusiones: Date una vuelta por allá a ver qué se te ocurre”. 
Cuando el autor se halla en el lugar donde se produce la noticia, sucede algo que despertará sus recuerdos, acerca de una leyenda que le contó su abuela cuando era pequeño: “A mí, en cambio, no me pareció tan trivial, porque mi abuela me contaba de niño la leyenda de una marquesita de doce años cuya cabellera le arrastraba como una cola de novia, que había muerto del mal de rabia por el mordisco de un perro, y era venerada en los pueblos del Caribe por sus muchos milagros”, “La idea de que esa tumba pudiera ser la suya fue mi noticia de aquel día, y el origen del libro”.
El prologo es un puente de transición entre la realidad y la fantasía. Cuando la cabellera cobriza y resplandeciente de veintidós metros de largo surge de la tumba, en ese momento  comienza la historia, la fantasía.
La apertura de la tumba es la puerta metafórica que usa García Márquez para ¿volver al pasado? ¿iniciar una historia de fantasía?
Como en otras de sus novelas García Márquez, vuelve en esta obra, al pasado de América Latina para encontrar allí el espacio narrativo de la historia, así como sus personajes.
Además de los protagonistas la novela tiene otros personajes como Abrenuncio que es un judío portugués exiliado en las colonias españolas, un médico educado y comprensivo que no cree ni en Dios ni en la ciencia. Representa la parte escéptica y en cierto modo desengañada de todo. Actúa como contrapunto entre tanto comportamiento exagerado. “‘Los libros no sirven para nada,’ dijo Abrenuncio de buen humor. ‘La vida se me ha ido curando las enfermedades que causan los otros médicos con sus medicinas’. Se niega a participar en el drama de amor y sexo, pero por otra parte entierra a su querido caballo de cien años de edad en tierra santa. Abrenuncio parece haber perdido la esperanza en la rehabilitación del hombre.
Cayetano Delaura es un jesuita es una de las voces más racionales de la historia, aunque cuando conoce a Sierva María se deja llevar por la pasión. Por una parte se sentirá  liberado de tanta razón y por otro se sientirá abrumado por su pasión. 
El obispo Toribio de Cáceres es un hombre enfermo y asmático que perdió su fe en el pasado. Sin embargo, irónicamente, es el defensor más fanático de la Inquisición. Le dice al marqués, cuando este le confiesa que ha perdido la fe en Dios: “Así que lo esencial no es que tú no creas, sino que Dios siga creyendo en ti” 
Mientras el obispo y el marqués deberían ser las figuras representantes de la autoridad y con más fuerza frente al resto. Deberían representar al poder colonial, en realidad, son personajes débiles. Los dos se nos presentan con frecuencia tumbados. El marqués se acuesta solo en su hamaca y el obispo necesita recostarse para aliviar el asma. 
El marqués intentará poner orden en su casa ruinosa y para eso lo primero será expulsar a los negros, a los que teme por desconocimiento y que casi le han invadido la casa. El marqués, en este caso, representa el poder colonial. Así, intentará que la jerarquía tradicional de la raza y el poder queden salvaguardados aunque realmente sólo será un intento ya que la decadencia la lleva el marqués en su interior.
Los demás personajes de la novela se preocuparán de afirmar la pureza de su sangre blanca impondrán su dominio y sus valores por medio de la religión, el rechazo y finalmente la violencia. 
En esta narración se entremezcla lo onírico, lo lúdico, lo fantástico, el absurdo, lo mítico y el modo de pensar de las distintas culturas tradicionales que conviven en ella.
El tiempo narrativo que utiliza el autor es la técnica de Flash Back, los hechos se narran de forma desordenada. El narrador realiza constantes cambios en el tiempo y espacio. El texto rompe el orden lógico y cronológico. La narración no está escrita de manera lineal desde el principio hasta el final. García Márquez utiliza en esta narración técnicas similares a las del montaje cinematográfico.
En cuanto al lenguaje, podemos decir que es un lenguaje muy rico en el que el autor utiliza arcaísmos, neologismos y extrangerísmos. García Márquez busca explotar al máximo la capacidad expresiva de la lengua.
¿Por qué el autor habla en el título de la novela  del amor y de otros demonios?
El amor es el demonio principal en esta obra que llena a los personajes, en un principio, de fuerza vital y al final acaba consumiéndoles. 
¿Cuales son los otros demonios? Los otros demonios son la intolerancia que trajeron los colonizadores, en este caso, a Colombia. La cristianización, el tribunal eclesiástico de la inquisición, la tiranía impuesta por la ignorancia de una sociedad, de un pueblo, en donde debían convivir culturas y etnias diferentes.
En Del amor y otros demonios, lo que impide el éxito del verdadero amor no es sólo un ambiente de alienación existencialista, sino también el racismo y la opresión de una sociedad colonial que previene que los individuos logren disfrutar el amor.
El amor ha sido identificado como metáfora de la enfermedad en la obra de García Márquez, El amor es una enfermedad que infecta, e incluso mata, a los que la contraen.
De hecho, al final de Del amor y otros demonios, Sierva María supuestamente ha muerto de amor: “La guardiana que entró a prepararla para la sexta sesión de exorcismos la encontró muerta de amor en la cama con los ojos radiantes y la piel de recién nacida”
(Pilar Aguilar)

15 de mayo de 2014

«84 Charing Cross Road» – Breve apunte

84, Charing Cross Road ¿novela? ¿autobiografía? ¿compilación de cartas? Podemos decir que es una novela epistolar. Este género es muy tradicional en la literatura anglosajona.

El libro es una colección de cartas de la propia autora a un librero inglés en el período de posguerra de la segunda guerra mundial. La peculiaridad del libro está en que no surge como creación, sino de la necesidad de contar una historia real.

Los protagonistas de la novela, Helene y Frank irán acercándose y conociéndose de manera epistolar, a lo largo de treinta años. Desde la primera carta advertimos un tono personal: “digamos que soy una escritora pobre amante de los libros antiguos”. Como ya hemos dicho la obra se desarrolla a lo largo de treinta años. Comienza un 5 de octubre de 1949.

En ese momento Inglaterra se encontraba sumida aun en plena época de racionamiento. Los apuros económicos, la pasión por los libros antiguos, la literatura, sobretodo, inglesa y las diferencias culturales y de costumbres entre Estados Unidos e Inglaterra son los temas centrales de esta novela epistolar. Helene se encuentra en una situación económica muy justa cuando descubre el anuncio de Marks & Co. Una de las librerías de la Charing Cross londinense.

La primera carta es su carta de presentación para los empleados de la librería. En ella explica que es una escritora amante de los libros pero con pocas posibilidades económicas. Helene se muestra en esta carta directa y deja claro cuales son sus necesidades y cual es



el precio que puede pagar: “Les adjunto la lista de mis necesidades más apremiantes. Si disponen ustedes de ejemplares limpios de segunda mano de algunos de los libros de la lista, y a un precio que no rebase los 5 dólares por unidad…” La primera carta de la librería tiene un tono más formal.


Llama la atención que, en aquella época de necesidad, estuvieran dispuestos a enviar un paquete con libros hasta Estados Unidos, con la confianza de que la factura les sería satisfecha sin problemas.

En la tercera carta Helene resalta la diferencia entre la edición de libros americanos, más funcionales, y la belleza de las ediciones inglesas: “Casi temo tocar estas páginas de tacto tan suave que semejan de pergamino y de un fuerte color crema. Acostumbrada al blanco apagado y a las cubiertas de cartón rígido de los libros americanos, Jamás supuse que un libro así pudiera proporcionar un placer tan gozoso al sentido del tacto.

En la carta del ocho de diciembre de 1949 da un paso para acercarse a su interlocutor en la librería. Quiere saber con quien habla, no le gusta dirigirse a un frío “Señores”. Aquí también expresa claramente su pasión por los libros antiguos: “Me encantan esos libros de segunda mano que se abren por aquella página que su anterior propietario leía más a menudo. El día en que me llegó el ejemplar de Hazlitt, se abrió por una página en la que leí.”Detesto leer libros nuevos.” Y saludé como a un camarada a quienquiera que lo hubiera poseído antes que yo” En esta misma carta envía un paquete con alimentos para la Navidad dirigido a los empleados de la librería.


Helene no quiere mantener una mera relación comercial. Para ella los libros son mucho más que un mero producto y desea tener una relación más personal con aquellos que se encuentran en otro continente, con otros problemas distintos a los suyos y que le proporcionan el placer de conseguirle unos maravillosos libros. Ediciones, muchas de ellas, de ensueño que como ella misma dice abochornan a sus estanterías.

En la carta del 20 de diciembre, en la firma, aparece por primera vez el nombre de su interlocutor, Frank Doel. La carta es una carta de agradecimiento personal de los empleados de la librería. No se trata de una carta comercial. En ella habla del mercado negro y del racionamiento de alimentos. Helene enamorará al personal de Marks & Co. por sus gustos literarios, por su espontaneidad y generosidad, así como por su sentido del humor y por su habilidad para irles introduciendo en su vida personal sin resultar ni entrometida ni maleducada. Por este motivo y sobre todo, en un principio, las cartas más atractivas son las que escribe Helene.

Con la introducción de su mundo personal, Helene Hanff consigue salirse del puro epistolario para pasar a urdir una trama novelesca que resultará conmovedora.

Frank Doel, empleado de la librería e interlocutor principal de Helene en este epistolario se presentará, como buen inglés, mucho más formal y reservado. Frank tardará casi cuatro años en tratar a Helene de una manera más cercana y dejará de llamarla señorita Hanff y pasará a llamarla Helene en la carta del 14 de febrero de 1952: “Estoy completamente de acuerdo en que ya va siendo horma de que me apee del “señorita” cuando le escriba. la verdad es que no soy tan estirado como puedo haberle dado a entender; pero, puesto que las copias de las cartas que le he escrito van a parar a los archivos de la oficina, me parecía más apropiado emplear un tratamiento más formal.” A continuación en la misma carta, que traspasa después de tanto tiempo el ámbito comercial, Frank escribe: “Esta carta, sin embargo, no tiene nada que ver con los libros, y no haré ninguna copia”. Pero ya no volverá a darle el tratamiento de “señorita” en sus cartas y se dirigirá a ella como “Querida Helene”.

Cuando Frank muere su propia esposa comunica a Helene el fallecimiento y le dice:”No me importa reconocer que a veces me he sentido muy celos de ti, porque Frank disfrutaba leyendo tus cartas y todas ellas, o muchas, revelaban un sentido del humor muy parecido al suyo. También he envidiado tu facilidad de escribir”

Con su simpatía y atractivo, Helene conseguirá que se amplíe el número de personas de Marks & Co. que le escriben e incluso algunos no empleados como la mujer de Frank. En esta obra, nos asombran los amplísimos conocimientos de literatura que tenía Helene Hanff, que no era más que una modesta escritora. Sobretodo nos llama la atención el profundo conocimiento de ensayistas ingleses del XVIII y XIX.




También Helene muestra su admiración por Inglaterra que queda muy bien representada por la librería y su entorno. Así como el juego que estará pendiente durante toda la obra del posible viaje de Helene para conocerles y que no se realiza por falta de medios económicos, hasta que finalmente consigue viajar cuando ya la librería a cerrado y Frank ya ha muerto. (Pilar Aguilar)

20 de abril de 2014

Cronicas Marcianas – Breve apunte

La acción de estas crónicas transcurre entre junio de 1999 y octubre de 2026, en 25 capítulos. La obra esta compuesta por distintas narraciones que podrían ser independientes, muy bien hilvanadas por una serie de pequeños relatos intercalados entre las distintas historias. El narrador es heterodiegético omnisciente, ya que sabe todo lo que ocurre, así como también los sentimientos, emociones y pensamientos de cada uno de los personajes. El lenguaje es sencillo pero, Bradbury siempre impregna sus obras de lenguaje poético, bastante infrecuente en este género. El narrador cuenta la historia de forma cronológica desde “El verano del cohete” en 1999 hasta que termina la historia en octubre de 2006 en “El picnic de un millón de años”. La obra critica a la sociedad norteamericana de los años cincuenta. El autor se vio influido por el contexto histórico de su época: el racismo y los avances tecnológicos de los años cincuenta, el fin de la Segunda Guerra Mundial y el comienzo de la Guerra Fría, los inicios de la carrera espacial y el temor a la guerra nuclear. Gracias a las “Crónicas marcianas” podemos tomar distancia, colocándonos fuera de nosotros mismos e incluso fuera de nuestro planeta y observar nuestro modo de vida, nuestra sociedad, nuestro sistema político etc. Utilizando su imaginación, Bradbury nos ofrece un muestrario de las distintas posibilidades de supervivencia de nuestra especie. En esta obra, como en casi todas sus obras, la ciencia ficción se utiliza como soporte para realizar un estudio psicológico y sociológico de sus personajes y el tiempo y el ámbito donde los sitúa. Bradbury nos muestra en estas Crónicas Marcianas la dualidad que el observaba en el hombre de su época. Una energía idealista que le permitirá alcanzar otro planeta y una enorme capacidad autodestructiva que le llevará hasta la desaparición de la tierra en una guerra nuclear. Al comienzo de la narración la Tierra se encuentra inmersa en un invierno sin fin, en un contexto de crisis y guerras nucleares. Durante este período, el gobierno norteamericano lanza expediciones de cohetes al espacio con la esperanza de que la vida en Marte fuera posible y poder encontrar un lugar a donde escapar en caso de llegarse a la imposibilidad de supervivencia en la Tierra. Algunos humanos abandonan la Tierra, en la que ya no pueden vivir a consecuencia de la guerra nuclear, pero con esa acción, al abandonarla, también están dejando atrás sus raíces, sus costumbres, sus cosas, sus casas y sus juegos. Recordarán, cómo en el frío invierno terrestre se lanzaban con sus trineos por las pendientes riéndose y gritando. ¿Qué encontrarán en Marte? Todo viaje es un camino hacia lo desconocido, al riesgo, al peligro, al asombro, a novedades, a nuevas oportunidades y al intento de adaptación. Y, también, todo viaje, y más si es definitivo, deja atrás siempre la seguridad de lo conocido, la rutina que puede ser insoportable pero, en algunas ocasiones, puede resultar reconfortante. En la primera crónica, “El verano del cohete”, dice: “Un minuto antes era invierno en Ohio; las puertas y las ventanas estaban cerradas, la escarcha empañaba los vidrios…” “Y de pronto una larga ola de calor atravesó el pueblo…” “los carámbanos cayeron, se quebraron y se fundieron. Las puertas se abrieron de par en par; las ventanas se levantaron; los niños se quitaron las ropas de lana; las mujeres guardaron en los armarios los disfraces de oso; la nieve se derritió, descubriendo los prados verdes y antiguos del último verano”. Aunque, por otra parte, también: “El caluroso aire desértico cambió los dibujos de la escarcha en los vidrios, borrando la obra de arte. Los esquíes y los trineos fueron de pronto inútiles” Con el calor y el relax, de “El verano del cohete” y el que también encontrarán en Marte, recuperarán la capacidad para jugar, disfrutar y asombrarse, en definitiva, la posibilidad de recuperar la parte infantil y lúdica que encierra todo adulto. Pero siempre podemos sentir una inquietud de fondo que antes de las guerras nucleares no parecía existir. Algo han perdido los humanos por el camino. Después de la breve introducción en “El verano del cohete”, la obra comienza con las primeras expediciones de terrícolas a Marte en Febrero 1999. La primera expedición se narrará en “Ylla”. Con esta historia, Bradbury nos sorprenderá, al descubrir que los comportamientos que manifiestan los marcianos, nos resultan completamente humanos. Este relato nos cuenta una historia de insatisfacción y celos . En la segunda expedición en agosto de 1999, “Los hombres de la Tierra”, descubrimos el poder de la telepatía marciana. Los marcianos están tan seguros de sus costumbres y capacidades que sin intención de hacer daño a los terrícolas que les visitan terminan con ellos, al pensar que de lo que les habla el capitán Williams no es mas que una ilusión de un trastornado: “_¡Váyanse! _les gritó a los cadáveres. ¡Váyanse! _le gritó al cohete. Se examinó las manos temblorosas. _Contaminado _susurró_. Víctima de una transferencia. Telepatía. Hipnósis. Ahora soy yo el loco. Contaminado. alucinaciones en todas sus formas. _Se detuvo y con manos entumecidas buscó el arma alrededor._ Hay sólo una cura, sólo una manera de que se vayan, de que desaparezcan. Se oyó un disparo. Los cuatro cadáveres yacían al sol; el señor Xxx cayó junto a ellos. El cohete, reclinado en la colina soleada, no desapareció”. La tercera expedición se produce en abril de 2000 y se titula “Tercera expedición”. Aquí asistiremos a un escalofriante suceso en el que los marcianos utilizan la violencia mental que más adelante pasará a ser física y que resulta mucho mas agresiva y dañina que cualquier ejercito por preparado y armado que este. Como hemos tomado distancia, podremos utilizar este Nuevo Mundo, Marte, como una utopía. Es como si allí se pudiera empezar desde cero e intentar no cometer los errores que nuestra civilización ha cometido. Nos abre una puerta hacia la salvación y la esperanza. Con las distintas historias, Bradbury intentará mostrar diferentes reacciones humanas en el intento de salvar al hombre de la sociedad podrida de la Tierra y casi podríamos decir, en ocasiones, incluso de sí mismo. “Crónicas marcianas”, muestra al cohete como la única invención científica del hombre que le puede salvar de la Tierra degenerada en la que está viviendo y llevarle a una Tierra Prometida, donde encontrará un verano, que aunque artificial, le proporcionará todos sus beneficios. En la siguiente expedición en junio de 2001, “Aunque siga brillando la luna”, el capitán John Black no entiende por qué los marcianos les odian. Los humanos nunca habían tenido ningún contacto con los marcianos y tampoco iban con ninguna intención violenta. En este episodio, desconocen cuantos humanos de otras expediciones han conseguido llegar a Marte o sobrevivir allí. Se encuentran con que todo es casi idéntico a lo que han dejado en la Tierra y con unas increíbles sorpresas. Los marcianos conseguirán acabar con los humanos con mucha facilidad, utilizando sólo sus poderes mentales. Desde su imaginación, dirigiéndose directamente a los recuerdos y a los sueños de los humanos. Esto lo harán por medio de su poder telepático, con el que ya hemos entrado en contacto en anteriores capítulos. Los marcianos consiguen entrar en el mundo interior de los humanos, lo invaden y después de manipularlo, cuando los tienen acorralados como animales asustados, en algunos casos, y totalmente ignorantes en otros, pasan a la violencia física y los matan. Jeff Spender , protagonista de “Aunque siga brillando la luna”, es uno de los personajes más interesantes de estas Crónicas Marcianas, Spender intentará comprender, desde la música y el estudio, un mundo que ha desaparecido pero que aún se se adivina entre sus restos, tanto como para trastornarle: “_Es magnífico ese pueblo. _No es sólo eso. Sí, sus ciudades son hermosas. Los marcianos sabían cómo unir el arte y la vida. El arte fue siempre algo extraño entre nosotros. Lo guardamos en el cuarto del loco de la familia, o lo tomamos en dosis dominicales, tal vez mezclado con religión. bueno, estos marcianos tenían arte, y religión y todo. _Usted cree que habían llegado al fondo de las cosas, ¿no es así? _Estoy seguro”. Spender, es un hombre que intentará impedir por todos los medios que otros humanos colonicen la nueva tierra, recurriendo incluso al asesinato y llegando a su justificación, en cierta medida, como única salvación para los terrícolas que quieran comenzar realmente una nueva sociedad desde cero: “Para el norteamericano común, lo que es raro no es bueno”, “Si todo marcha bien, esperan establecer en Marte tres laboratorios de investigaciónes atómicas y carios depósitos de bombas…”, “_Luego vendrán los otros grandes intereses. Los hombres de las minas, los hombres del turismo…”, “¿No les basta haber arruinado un planeta y tienen que arruinar otro más? ¿Por qué han de ensuciar una casa que no es suya? En la crónica de “Las langostas” tratan el tema de la colonización e invasión de Marte, por parte de los humanos. Bradbury le da un tratamiento metafórico al hablar de una plaga de langostas: “Los cohetes vinieron redoblando como tambores en la noche. Los cohetes vinieron como langostas y se posaron como enjambres envueltos en rosadas flores de humo. Y de los cohetes salieron de prisa los hombres armados de martillos, con las bocas orladas de clavos como animales feroces de dientes de acero, y dispuestos a dar a aquel mundo extraño una forma familiar, dispuestos a derribar todo lo insólito…” 
 En el relato de un “Encuentro nocturno” , presenta lo que hubiera podido ser una oportunidad para formar una comunidad conjunta, en la que unos escuchan y acogen a los otros y en la que se acepta la diferencia y cada uno no pelea por su verdad, sino que intenta convivir con las dos verdades: “_Admitamos nuestro desacuerdo _dijo el marciano_. ¿Qué importa quién es el pasado o el futuro, si ambos estamos vivos? Lo que ha de suceder sucederá, mañana o dentro de diez mil años. ¿Cómo sabes que esos templos no son los que tu propia civilización, dentro de cien siglos, desplomados y en ruinas? No lo sabes. No preguntes entonces. La noche es muy breve. Allá van por el cielo los fuegos de la fiesta, y los pájaros. Tomás tendió la mano. El marciano lo imitó. Las manos no se tocaron, se fundieron atravesándose . _¿Volveremos a encontrarnos? _¡Quién sabe! Quizás alguna otra noche. _Me gustaría ir contigo a ese festival. _Y a mí me gustaría ir a tu ciudad y ver esa nave de que me hablas y esos hombres, y oír todo lo que ha pasado. _Adiós_ dijo Tomás. _Buenas noches”. Esto hubiera podido ser un concepto de comunidad muy alejado de la idea de colonización, en la que se imponen las leyes, las costumbres e incluso los nombres. Tendríamos que tratar de comprender la posición del otro sin invadirle. La novela nos ofrece otra posible solución. La narrada en “Usher II”. Se trata de una fantasía que permite a Stendahl vengarse y resarcirse de las intolerancias vividas en la Tierra. Pero esta solución sólo supone una estrategia de venganza que no genera un mundo nuevo sino la destrucción final. En “Un camino a través del aire” utiliza Marte para proporcionar una salida simple a los problemas raciales que vivían los estadounidenses de los años cincuenta. Se trata de una huida a otro mundo como solución a la discriminación racial. Los negros buscaban una salida, un mundo nuevo para poder vivir tranquilos sin tener que someterse a las leyes de los blancos. Esta historia nos produce un sentimiento de liberación ante un problema, pero no lo soluciona. Debemos pensar en las migraciones forzosas que han realizado diferentes pueblos a lo largo de la historia por razones de raza. Estas migraciones forzosas, realmente no solucionan los problemas, sino que muchas veces, de forma contraria acaban por enquistarlos y dejarlos abiertos y sin solución. Las “Crónicas marcianas” nos muestran, en cada una de sus historias, unos personajes nada alejados de nosotros, muy humanos, aunque realmente algunos fueran marcianos. El problema de la identidad es, también, un tema importante en esta obra, que provoca multitud de conflictos a todos los niveles. En “El Marciano” podríamos encontrar sugerencias para poder afrontar este problema del que tantas veces se habla y, sin embargo, nunca se encuentra una solución. En este relato tanto marcianos como terrícolas quieren convivir de forma tolerante y en cierto modo ofreciéndose mutuamente lo que necesitan: “_Eres Tom, eras Tom. ¿verdad? ¡No estarás bromeando con un viejo! ¡No serás realmente Lavinia Spaulding!. _No soy nadie; soy sólo yo mismo. dondequiera que esté soy algo, y ahora soy algo que no puedes impedir. _No estás seguro en el pueblo. Estarás mejor en el canal, donde nadie puede hacerte daño _suplicó el viejo. _Es cierto. _La voz titubeó. _Pero he de pensar en ellos. ¿Qué sentirían mañana al despertar cuando vieran que me fui de nuevo, y esta vez para siempre? Además, la madre sabe lo que soy; lo ha adivinado como tú. Creo que todos lo adivinaron, aunque no hicieron preguntas. A la providencia no se le hacen preguntas. Cuando no puedo tener la realidad, bastan los sueños”. La idea ofrecida en este relato sobre el problema de la identidad y su relación con la diferencia, resultarían fundamentales a la hora de formar una nueva sociedad. El autor en esta obra nos propone un viaje en cohete que nos llevará fuera de la Tierra. Allí nos encontraremos cara a cara con lo desconocido, con lo distinto. En este caso, con Marte y los marcianos. Pero que finalmente resultará muy humano y conocido. En “El picnic de un millón de años”, historia que cierra estas crónicas, dejará una puerta abierta a la esperanza. ¿La familia Thomas será capaz de darle una oportunidad a la humanidad? “_Vuestra madre y yo procuraremos instruiros _dijo papá_. Tal vez fracasemos, pero espero que no. Hemos visto muchas cosas y hemos aprendido mucho. Este viaje lo planeamos hace varios años, antes de que nacierais. Creo que aunque no hubiese estallado la guerra habríamos venido a Marte y habríamos organizado aquí nuestra vida. La civilización terrestre no hubiese podido envenenar a Marte en menos de un siglo… “_Siempre quise ver a los marcianos _dijo Michael_ ¿Dónde están papá? me lo prometiste. _Ahí están_ dijo papá…señalando las aguas del canal…Thimothy se estremeció. Los marcianos estaban allí, en el canal reflejados en el agua: Timothy y Michael y Robert y papá y mamá. Los marcianos les devolvieron una larga, larga mirada silenciosa desde el agua ondulada…” (Pilar Aguilar)

26 de marzo de 2014

La plaza del Diamante – Breve apunte

“La plaza del Diamante” (título original “La plaça del Diamant”) es una novela, escrita en catalán por la escritora Mercè Rodoreda, publicada por primera vez en 1962. Esta es la obra más reconocida de esta autora y ha sido considerada un clásico de la literatura de posguerra. “La plaza del diamante” fue llevada al cine en 1982 por el director Francesc Betriu. Silvia Munt fue la encargada de interpretar el personaje de Colometa y Lluís Homar interpretó a Quimet, primer marido de la protagonista. Posteriormente se realizó, con gran éxito, una adaptación televisiva de la película. La novela ha sido llevada también, con éxito, en numerosas ocasiones al teatro. La narración está dividida en cuarenta y nueve capítulos aunque se pueden distinguir en ella dos partes, correspondientes a su primer y segundo matrimonio. La historia transcurre durante el período histórico de de la República, la Guerra Civil y la posguerra. Cuenta las vivencias de su personaje principal, Natalia, una chica joven de la época cuya vida se ve afectada primero por los usos y costumbres de aquel momento y segundo por los acontecimientos históricos. Toda la narración está también marcada por el profundo sentimiento de soledad que tiene Natalia al haber perdido a su madre. En muchos momentos se sentirá desamparada. Esta soledad le causará una falta de referencia que estará presente a lo largo de toda la novela, especialmente en la primera parte, durante su primer matrimonio. En algunas ocasiones de dolor y duda, que serán muchos, a lo largo de su vida, confiará en la Señora Enriqueta: “La señora Enriqueta que vivía de vender castañas y boniatos en la esquina del Smart en el invierno y cacahuetes y chufas por las fiestas mayores en el verano, siempre me daba buenos consejos. Sentada frente a mí, sentadas las dos cerca del balcón de la galería, de cuando en cuando se subía las mangas; para subírselas callaba, y cuando las tenía arriba volvía a charlar. Era alta, con boca de pez y una nariz de cucurucho. Siempre en verano y en invierno, llevaba medias blancas y zapatos negros. Iba muy limpia”. Colometa, además de su soledad tampoco tenía un modelo del matrimonio, positivo. El de sus padres había sido un matrimonio sin amor: “Mi madre no me había hablado nunca de los hombres. Ella y mi padre pasaron muchos años peleándose y muchos años sin decirse nada. Pasaban las tardes de los domingos sentados en el comedor sin decirse nada. Cuando mi madre murió, ese vivir sin palabras aumentó todavía más. Y cuando al cabo de unos años mi padre se volvió a casar, en mi casa no había nada a lo que yo pudiera cogerme”. En el primer capítulo Natalia nos recuerda de forma reiterada, que está sola en el mundo y que su madre está muerta. Esto le creará un sentimiento de angustia y dolor: «Mi madre muerta hacía años y sin poder aconsejarme y mi padre casado con otra y yo sin madre, que sólo había vivido para cuidarme. Y mi padre casado y yo jovencita y sola en la Plaza del Diamante». Casi sin quererlo se encontrará casada con un marido egoísta, aparentemente poco trabajador y con unos ideales políticos que le llevarán finalmente a perder la vida. Este matrimonio no le proporcionará la felicidad ni le mitigará su sentimiento de soledad, que casi se verá ampliado con la responsabilidad de criar dos hijos sin el apoyo de su marido. En este primer matrimonio, Colometa pierde hasta su identidad e incluso su nombre concediéndole todo el protagonismo a su esposo, como tantas mujeres de la época. En está obra podremos ver la influencia que tuvo el exilio que vivió Mercé Rodoreda. Aunque la historia no nos muestra la historia de una mujer exiliada, sí podríamos decir que se trata de una mujer interiormente exiliada. Natalia es una mujer exiliada incluso de sí misma. Pierde incluso su nombre a consecuencia de un capricho de su marido, que en aquel momento, ni siquiera lo era aun: “Cuando estemos solos, y todo el mundo esté metido dentro de sus casas y las calles vacías, usted y yo bailaremos un vals de puntas en la Plaza del Diamante…gira que gira, Colometa. Me le miré muy incomodada y le dije que me llamaba Natalia y cuando le dije que me llamaba Natalia se volvió a reír y dijo que yo sólo podía tener un nombre: Colometa”. Natalia o Colometa, como la llama su primer marido, es una mujer que representa el perfil de otras muchas mujeres a las que les tocó vivir este difícil período de la historia de España, en este caso, de Barcelona, especialmente complicado. Colometa perderá a su marido y como consecuencia de esta circunstancia, acabará pasando hambre y miseria. Se verá en una situación en la que se encontrará al limite de su capacidad para sacar a sus hijos adelante. Tanto, que llegará incluso casi a matarlos por no verlos sufrir y pasar penalidades: “Sólo tenía que comprar el agua fuerte. Cuando durmieran, primero a uno y después a otro, les metería el embudo en la boca y les echaría el agua fuerte dentro y después me lo echaría yo y así acabaríamos y todo el mundo estaría contento, que no habíamos hecho mal a nadie y nadie nos quería”. En el momento más complicado de su vida Natalia encontrará un salvador, Antoni, el dueño de la tienda donde ella compraba los arvejos para las palomas. Antoni le pedirá que se case con él y ella aceptará por sus hijos, pensando que este segundo matrimonio les sacará de la miseria. Pero, finalmente, será este matrimonio lo que ayudará a Colometa a transformarse en Natalia de nuevo. Cuando el segundo matrimonio ya es una realidad, se producirá un quiebro en la novela y comenzará su segunda parte, en la que la protagonista conseguirá, con el tiempo, dejar de ser Colometa para convertirse en la señora Natalia. Colometa realizará su transformación interior. Pero este proceso necesitará un tiempo, en el que ella tendrá que superar algunas historias de su pasado. Cerrará definitivamente la historia con su primer marido Quimet. Durante esta transformación sufrirá algunos momentos de debilidad y ansiedad en los que se refugiará dentro de su espacio conocido. Durante este proceso le costará mucho salir a la calle. Mercé Rodoreda utilizará el espacio como símbolo de su situación personal. Un ejemplo de esto es la dificultad para cruzar la calle : “Tuve que salir de casa a la fuerza porque ni dormía ni comía, tenía que pasear. Tenía que distraerme. Todo el mundo me decía que tenía que darme el aire. Porque vivía como si estuviese encerrada en la cárcel… El primer día que salí con la Rita después de tanto tiempo de no salir, el olor de la calles me mareó. Fuimos a ver escaparates a la calle Mayor. Llegamos allá andando muy poco a poco y cuando llegamos la Rita me miró y me dijo que tenía los ojos como asustados. Y le dije que no dijera tonterías. Y vimos escaparates y todo me daba igual… Y la Rita quiso cruzar, cuando llegamos abajo de todo, para subir por la otra acera. Y cuando tenía el pie puesto sobre la piedra del bordillo de la acera, todo se me nubló y vi las luces azules, por lo menos una docena de ellas, como un mar de manchas azules que se me columpiase delante. Y me caí. Y me tuvieron que acompañar a casa. A la noche, cuando ya me encontraba mejor, mientras cenábamos, la Rita dijo, no sé qué vamos a hacer, porque cuando tiene que cruzar la calle se desmaya, Y dijo que se me azoraban los ojos. Y todos dijeron que eso era de haber estado tanto tiempo encerrada en casa, pero que poco a poco tenía que hacer un esfuerzo y acostumbrarme a salir. Y salí, pero por otras partes, y , sola, fui a pasear por los parques…” Mercé Rodoreda ya había utilizado el espacio como símbolo del estado interior de Natalia. Cuando aun era Colometa le sucedía lo contrario, tenía que salir de casa para poder respirar porque se ahogaba: “Cuando nadie me veía me olía los brazos y me olía el pero cuando me peinaba y no comprendía cómo podía llevar pegado a la nariz aque olor, de paloma y de pichón, que casi me ahogaba” y en su peor momento tampoco aguantaba estar encerrada en casa: “Salí de casa sin portamonedas y sin botella. No me vi con valor. Salí, no sé a qué. Por salir, nada más”. Al final, conseguirá llegar andando, no sin esfuerzo, hasta su anterior casa y aunque no podrá entrar en ella, debido a obstáculos físicos, la imposibilidad para abrir la puerta, habrá conseguido llegar hasta allí y finalmente cerrar la historia de su pasado. La autora nos ofrece esta transformación de una manera muy simbólica. Utiliza los espacios físicos para acompañar a Natalia en su transformación interior y el definitivo cierre de su vida pasada. En este proceso intervienen: la calle, el parque, cruzar la calle, su casa y su casa anterior… El cambio que se producirá de Colometa a Natalia, no será un mero cambio de nombre, sino que responderá a una transformación interior posibilitada por la nueva situación, tanto económica como personal. Antoni le ofrecerá casi todo lo que ella antes nunca había conocido. Además de la estabilidad económica Colometa, transformada finalmente en la señora Natalia, recibirá el respeto, el cariño y la consideración de su segundo marido. Cuando Natalia se casa con Antoni comprueba lo atento que es con ella. Comienza a vislumbrarse entonces la posibilidad, que el tiempo y la situación le darán a Colometa para convertirse en Natalia: “Y un día dije que yo, aunque fuese pobre, era delicada de sentimientos y que prefería no llevar a la casa nueva ni una sola cosa de la casa vieja: ni la ropa. Y todo lo tuvimos nuevo y cuando le dije que aunque era pobre era delicada de sentimientos, contestó que él era como yo, Y dijo la verdad.” La novela es también una crónica de la época histórica de la República, la Guerra Civil y la posguerra. la obra no trata concretamente el tema de la política y la guerra como tal, sino de cómo este período afectó a las personas normales, que intentaban continuar con sus vidas y vivir con una cierta normalidad. Otro de los símbolos que utiliza la autora son las palomas, que la protagonista cría en el palomar de su casa e incluso podríamos decir que casi invaden la casa entera. Estas simbolizan la vida de Colometa. Las palomas las quería Quimet en su casa y allí estaban. Colometa se fue sintiendo cada vez más agobiada por ellas. A medida que Colometa se va quedando sin ilusiones las palomas se van marchando o van muriendo. Cuando Colometa se libera de las palomas, comenzará a aparecer Natalia que se liberará también de una parte de su pasado. La novela está escrita en primera persona lo que nos provoca un sentimiento de intimidad, aunque Natalia narra los hechos como si estos pasaran delante de sus ojos, como si ella misma fuera una espectadora de su propia vida. El lenguaje es simple, llano y coloquial correspondiendo muy adecuadamente al personaje, ya que se trata de una chica sencilla. Pero como ella misma dice de sí misma que es “delicada de sentimientos” el lenguaje es también al mismo tiempo que sencillo, muy poético. Rodoreda, en esta novela, se centra en un proceso de maduración de la protagonista, bildungsroman, en el que hay diversas etapas: 1- Iniciación, bastante dolorosa. La protagonista tiene un vacío personal y una importante falta de personalidad y además se encuentra sola en el mundo y sin un objetivo concreto. 2- Desarrollo, en el que la protagonista deberá pasar una serie de penalidades y una evolución personal que le llevará al desenlace. 3-Desenlace, en el que la protagonista alcanza la paz y la madurez. Finalmente, podemos decir que Natalia siente el paso del tiempo en su interior pero parece que se siente reconfortada de lo que la vida finalmente le ha dado: “ Y sentí intensamente el paso del tiempo. No el tiempo de las nubes y del sol y de la lluvia ni del paso de las estrellas adorno de la noche, no el tiempo de las primaveras dentro del tiempo de las primaveras no el tiempo de los otoños dentro del tiempo de los otoños, no el que pone las hojas a las ramas o el que las arranca, no el que riza y desriza y colorea a las flores, sino el tiempo dentro de mí, el tiempo que no se ve y nos va amasando. El que rueda y rueda dentro del corazón y le hace rodar con él y nos va cambiando por dentro y por fuera y poco a poco nos va haciendo tal como seremos el último día”. Al final de la novela podemos sentir su paz interior: “Haciendo que el camisón me llegase hasta los pies, me metí en la cama y me arrebujé. Y dije, hace buen día, La cama estaba caliente como la panza de un gorrión, pero el Antoni temblaba, Le sentía castañetear los diente, los de arriba contra los de abajo o al revés. Estaba vuelto de espaldas y le pasé una mano por debajo de su brazo… Le pegué la cara a la espalda y era como si sintieses vivir todo lo que tenía dentro, que también era él… y pensé que no quería que se me muriera nunca y le quería decir lo que pensaba que pensaba más de lo que digo, y cosas que no se pueden decir y no dije nada…Y nos dormimos así, poco a poco, como dos ángeles de Dios…” (Pilar Aguilar)

26 de febrero de 2014

Xingú – Breve apunte

Xingú es un relato de la escritora norteamericana Edith Wharton, publicado por primera vez en diciembre de 1911 en la Scribner´s Magazine de Nueva York. Es una obra que podríamos calificarla de paródica. La autora consigue en pocas páginas poner de relevancia las pretensiones sociales y sobretodo intelectuales de algunos ambientes esnobs y mostrarnos a los farsantes intelectuales que se encuentran en esos círculos. Edith Wharton consigue ofrecernos su sentido crítico e irónico ya en la primera frase del relato: “La señora Ballinger pertenece a esa categoría de damas que persiguen la Cultura en cuadrillas, como si fuera peligroso encontrársela a solas”. Con la idea de reunir a las señoras de la alta sociedad, interesadas por la cultura, la señora Ballinger crea el Club del Almuerzo, donde se debate no sólo de libros sino de los más variados temas culturales. Como afirma la propia creadora del club: “El objetivo de nuestro modesto club es reunir las tendencias más elevadas de Hillbridge… para centralizar y dar cauce a su producción intelectual”. Pasados tres o cuatro años de la existencia del Club del Almuerzo, habían conseguido hacerse con una reputación en la ciudad. En diversas ocasiones habían sido las anfitrionas de distintas figuras de la cultura del momento. Esa fue la razón, por la que una vez anunciada, la llegada de la autora de “Las alas de la muerte”, Osric Dane, a la ciudad, la invitaron a una de sus agradables reuniones. Las integrantes del club, verán en la visita de la escritora una oportunidad única para mostrar su alto nivel intelectual. En esta reunión se dará rienda suelta a un cumulo de sentimientos y actitudes que dejarán al descubierto una sociedad rígida, clasista y muy tradicional en sus costumbres. Con la visita de esta famosa escritora se pondrán en juego la vanidad y las apariencias así como la “elegancia y el refinamiento social”.Edith Wharton hace una crítica de la hipocresía social de la época y el ansia por aparentar lo que no se es. El club del Almuerzo está integrado por señoras de la alta sociedad que se exhiben ante los demás como grandes intelectuales y no son más que amas de casa refinadas con unas costumbres muy rígidas, muy clasistas y con una patente estrechez de miras. Durante más de un mes la visita de aquella afamada escritora mantuvo alteradas a la mayoría de las integrantes del Club del Almuerzo: “El asunto de la recepción de aquella señor conmocionó profundamente a las integrantes del Club del Almuerzo durante un mes largo. y no porque no se creyeran a la altura de la circunstancia, sino porque su sentido de la oportunidad las sumía en las deliciosa incertidumbre que experimenta la mujer que sopesa las distintas posibilidades de un guardarropa bien abastecido. Mientras que algunas socias de segunda fila como la señora Leveret se alborotaban pensando en intercambiar ideas con la autora de Las alas de la muerte…” El primer problema surge porque la señora Ballinger, creadora del club, quiere celebrar la reunión en su casa. Las demás señoras piensan que sería mejor celebrarla en casa de la señora Plinth. La casa de esta última, según el criterio de la mayoría de las damas del club, ofrece un mejor efecto gracias a su galería de cuadros. Finalmente, la reunión se desarrollará de una manera completamente diferente a como las integrantes del Club del Almuerzo habían imaginado. Cada una luchará por quedar por encima de las demás, especialmente las señoras Ballinger y Plinth que librarán un duelo que permitirá dejar al descubierto su mediocridad y su afán competitivo. En el Club del Almuerzo no se admitirán discrepancias. Tampoco se admitirán miembros que transgredan sus rígidas normas sociales y su jerárquica estructura. La señora Roby se sale de estas normas tácitas pero muy reales: “Comprendo que, con todas sus otras ocupaciones no haya encontrado tiempo para la lectura, pero creo que al menos antes de la llegada de Osric Dane debería haberse familiarizado un poco con “las alas de la muerte”. La señora Roby encajó la reprimenda con buen humor. Había sido su intención hojear el libro, confesó pero estaba tan absorbida por una novela de Trollope que.. A Troloppe ya no lo lee nadie -interrumpió la señora Belinger”( Anthony Trollope era un escritor victoriano muy popular. La reputación de Trollope decayó a finales del XIX y principios del XX, aunque recupero, con posterioridad, el favor del público y la crítica). La señora Roby desconoce cuales son las costumbres y los gustos del resto de las participantes del club: “¿Y qué le parece a usted “Las alas de la muerte” -le espetó la señora Roby. La pregunta era de las que bien podían calificarse de inoportunas, así que las señoras se miraron como para negar su participación en aquel quegrantamiento de la disciplina. Todas sabían que si algo detestaba la señora Plinth era que se le pidiera su opinión de un libro”, “ Al final de la reunión, las restantes demás damas estaban más convencidas que nunca de la irremediable ineptitud de la señora Roby para ser una de ellas. Al fin, llega el momento de recibir a la famosa escritora Osric Dane. Nada más aparecer esta en la reunión, las damas se darán cuenta de que el encuentro no será cómodo. Una vez más, la señora Roby actuará de forma independiente. En el momento más comprometido de la conversación entre las damas del club y la exitosa escritora, la señora Roby será la única que permanecerá tranquila. En el momento de mayor confusión la señora Roby verá su oportunidad para llevar a cabo su pequeña venganza y dejar a las otras damas en ridículo: “Con el vago propósito de ganar tiempo , la señora Ballinger repitió lentamente: Llevamos una temporada tan absorbidas por… La señora Roby depositó su vaso de licor y se acercó al grupo con una sonrisa en los labios. ¿Por Xingú? -sugirió amablemente. Será también, como ya hemos visto, la señora Roby la que introduce el elemento, “Xingú”, que conduce a todas las participantes del Club del Almuerzo al alivio por una parte y al desconcierto por otro. Finalmente, la señora Roby saldrá de la escena de una manera descarada e inoportuna según las convenciones del resto de las damas, alegando su desconocimiento de los libros de la autora y un compromiso para jugar una partida de bridge. Este suceso creará una gran conmoción entre las damas, cuando se dan cuenta de que, en realidad, han sido objeto de la burla de aquella señora que consideraban “poco indicada para pertenecer a su club”. Esto hará que se tambaleen los cimientos del Club del Almuerzo. Las damas intentarán justificarse echándose la culpa una a otras. Todas las integrantes del club, ofendidas, empujarán a la señora Ballinger a que tome una decisión con respecto a todo el escándalo producido por la actitud de la señora Roby. La señor Plinth quiso dejar claro que si el Club del Almuerzo no podía proteger a sus socias de “escenas indecorosas”, no le interesaba seguir participando. Las otras damas estuvieron de acuerdo. La señora Plinth realizará también su pequeña venganza diciéndole a la señora Ballinger que si algo así hubiera ocurrido en su casa, cosa que la veía muy improbable, se habría sentido en el deber de pedir la dimisión de la señora Roby o de presentar la suya. Todo el incidente finalizará con la previsible expulsión de la señora Roby del club. La señora Bellinger se verá finalmente forzada a escribir una carta a la señora Roby, presumiblemente, para comunicarle su expulsión del Club del Almuerzo El relato, en cuanto a su forma, está estructurado a la manera clásica, en tres partes: introducción, núcleo y desenlace. En la introducción nos presenta a las distintas damas participantes del Club del Almuerzo y nos hace una descripción de la situación del club. El club se presenta bien jerarquizado y nadie se saldrá de su puesto. No es el caso de la señora Roby a la que relegarán a un segundo plano cuando, con toda naturalidad, confiesa que no ha sido capaz de leer la novela de la escritora Osric Dane por haberse enganchado con la lectura de Trollope. La primera parte termina con la llegada de la escritora a la reunión del club en casa de la señora Ballinger. En la segunda parte surge el elemento sorpresa, desencadenante y desenmascarador de la situación cultural real de las damas del club. En esta parte se desarrollará el núcleo de la historia. La señora Roby, relegada ya a un segundo plano, asiste a las absurdas conversaciones de las protagonistas que pondrán de manifiesto su falta de inteligencia. Ella, que ha sido la integrante del club señalada como inepta por las demás, será la única realmente consciente de la situación y conseguirá vengarse de ellas dejándolas en ridículo, sin mucha dificultad. Con este fin decide, en una situación comprometida, durante la visita de la escritora Osric Dane, proponer el misterioso tema de Xingú. En ese momento, las damas se sentirán, por una parte aliviadas, con la intervención salvadora de la señora Roby. Pero, por otra parte se quedarán perplejas ante la introducción de un tema que a todas, aunque intentan disimularlo, les resulta absolutamente desconocido. ¿Qué será Xingú? ¿Un libro? ¿Una corriente cultural? ¿Una religión? Las damas intentan disimular su ignorancia con frases vagas y generales, pretendiendo hacerse pasar por entendidas. No son capaces de reconocer su ignorancia. El resultado será que parecerán ridículas en su intento de quedar bien ante la prestigiosa escritora. En la tercera parte, encontraremos la resolución de la historia. Las damas quedarán desconcertadas y ridículas. Sólo conocerán la naturaleza de Xingú al final del relato. Con el juego de disimulos adoptados por ellas a cerca de la naturaleza de “Xingú”, Edith Wharton colocará, finalmente, a la señora Roby que parecía la ignorante, en una posición triunfante. En cuanto a los personajes podríamos decir que el protagonista de este relato es “El Club del Almuerzo. Aunque cada personaje tendrá una importancia distinta según su posición en la estructura jerarquizada del club. Además del Club del Almuerzo como protagonista, en este relato tenemos una antagonista representada por la señora Roby que, se apoya en la escritora, Osric Dane. La señora Roby será la única que tendrá una opinión individual y no será, realmente, una más del grupo. Pero eso no será un factor negativo, como pretendían las damas del club, sino precisamente lo contrario. Este será el factor que permitirá a la señora Roby salir triunfante frente a las damas del club. Xingú es un relato perfectamente estructurado que, como indica Eva Puyó en su prólogo a la edición de Contraseña, es un artefacto literario que busca la concisión, la austeridad y la economía del lenguaje. Pero, además, en este texto Edith Wharton quiere criticar al lector que ingieren libros más por costumbre que por placer. La escritora denomina a este tipo de lector, “Lector mecánico”. Edith Wharton vierte sus opiniones en un pequeño ensayo sobre la lectura “El vicio de la lectura”, publicado en 1903 en la “North American Review”. En este ensayo ella misma dice: La “difusión del conocimiento”, clasificada habitualmente con entusiasmo y aprobación universal en la categoría de los progresos modernos, ha dado lugar incidentalmente a la producción de un nuevo vicio: el vicio de leer. Ningún vicio es tan difícil de erradicar que el que se considera popularmente una virtud. Entre esos vicios destaca el vicio de la lectura”, “La lectura llevada a cabo deliberadamente -lo que podríamos llamar la lectura volitiva- no es lectura, al igual que la erudición no es la cultura. La lectura verdadera es una acción refleja; el lector nato lee de forma tan inconsciente como respirar; y llevando la analogía un poco más lejos la lectura no es más una virtud que el hecho de respirar. Cuanto más meritoria se considera, más estéril se vuelve. ¿Qué es la lectura, en última instancia, sino un intercambio de ideas entre el escritor y el lector?»(Pilar Aguilar)