En abril de 1857 se publica «Madame Bovary” de Gustave Flaubert. Su publicación causó un gran escándalo en la burguesía de la época porque aireaba todas las vergüenzas de aquella sociedad. El realismo de Flaubert pretendía dibujar con claridad la mediocridad de la sociedad burguesa y la imposibilidad de huir de ella. Con motivo del tratamiento dado por Flaubert a los temas de adulterio y suicidio, fue incluso llevado a juicio por ofensa a la moral pública y a la religión. Se le quiso castigar su descripción de la mediocridad burguesa, realizada con excesivo arte y de hacer poesía del adulterio de una mujer que, cuanto más adultera era, más bella estaba y más atractiva resultaba a los ojos de todos los hombres. Este juicio despertó la expectación de la sociedad burguesa parisina. Finalmente Flaubert fue absuelto, aunque su salud, que siempre había sido débil se vio resentida y se retiró para seguir escribiendo a Croiset en Normandía. El subtitulo de la novela, «Costumbres provincianas», resulta muy aclaratorio de lo que perseguía Flaubert al escribir esta obra. Tras pasar la vista, con cierta rapidez, por el panorama literario del siglo XIX francés, ¿en qué movimiento literario situaríamos a Madame Bovary?. Sin duda, podríamos encontrar algunas características románticas, como la premonición de la fatalidad intuída a lo largo de toda la novela o el hecho de que Justin se enamore locamente de Emma, prototipo de mujer experimentada, casada e inalcanzable… Pero, realmente sería más verosímil encajarla en la novela realista objetiva con ciertos tintes naturalistas. Flaubert cuida, en Madame Bovary, las formas, que pule constantemente. Persigue durante toda su obra la belleza de estilo, intentando que la novela fuera una obra de arte. Madame Bovary es una obra bien construida, de forma lineal y con una historia cerrada. Aunque la novela cerrada, quizá no sea un fiel reflejo de la realidad pero como está tan bien construida parece sintetizar una vida real completa. Las descripciones son parte fundamental de esta novela que, sin involucrar las opiniones del autor, ni del narrador, es capaz, con una forma objetiva, de describir la realidad de los sucesos acontecidos. Flaubert describe estos hechos de tal forma que consigue transmitir una emoción tan vívida que nos parece estar viviendo la escena de forma real. En la obra no sólo se describe al personaje sino también los barrios, las casas, los objetos, etc. Algunas descripciones increíbles son, por ejemplo, la descripción de la ópera y sobre todo la descripción de la muerte de Emma. En cada cambio de situación vamos a encontrar una detallada descripción del escenario donde se van a desarrollar los hechos y el lugar en el que se encuentra cada objeto que rodea cada acción. Casi podríamos pensar en la construcción de un escenario teatral en el que se va cambiando el decorado para cada acción concreta de la obra. Flaubert introduce como novedad en sus obras el estilo objetivo, la impersonalidad. Son los personajes los que viven sus historias, sin juicios ni opiniones por parte del narrador. Después de leer la novela podemos preguntarnos, ¿esta es la historia de Charles o de Emma?. La protagonista indiscutible de la mayor parte de la obra es Emma pero siempre apoyada en la figura de él. Las situaciones que se producen a lo largo de toda la obra no se hubieran podido producir en ausencia de Charles. Además la obra comienza y termina con su vida. Antes de conocer a Emma, le conocemos a Charles, a su madre, a su primera mujer, así como sus andanzas para conseguir ejercer como médico. La obra termina con la muerte de Charles y una comparación entre su vida y lo que ha quedado de ella y la vida de Monsieur Homais. En esta novela, la importancia de la burguesía y su influencia en el conjunto de la sociedad, no sólo sirve de marco para encuadrar los personajes y sus acciones, sino que es un elemento que influirá de forma decisiva en la evolución de cada personaje. Emma intentará ser feliz al lado de Charles, pero pronto descubrirá la incapacidad de este por hacerla feliz, dada su falta de ambición y pasión. En un primer momento Emma se hace la ilusión de que cambiando de escenario conseguirá sus objetivos, pero muy poco tiempo después de su llegada a Yonville, descubrirá que su matrimonio no tiene solución e intentara buscar su felicidad fuera de él. El primer hombre en el que fija su atención será Rodolpho, un aristócrata vividor para el que Emma es un capricho. Cuando este ve que su vida puede complicarse, huye rápidamente de su lado. El segundo hombre con el que mantendrá una relación, que en realidad había sido el primero en el que Emma había puesto sus ojos, es León. Un pasante de notaría, que dejó Yonville con la idea de prosperar y que Emma reencontrará en Ruan. La rebeldía de Emma, podemos decir que es una rebeldía individual, casi egoísta. Emma se revela por problemas estrictamente personales, no por el bien de la humanidad. Lucha de forma impulsiva y emocional y no siempre encuentra el camino más adecuado. La acumulación de acciones en las que no consigue encontrar la felicidad le llevarán finalmente al suicidio. En su búsqueda de la felicidad Emma no encontrará más que decepción y ruina económica. Emma busca la felicidad en las pasiones y en el gozo de la belleza material y finalmente no conseguirá encontrar lo que anhelaba con tanta ardor. En estas escenas de aparente placer, Flaubert se muestra como un maestro en la narración de lo erótico. Consigue transmitir los sentimientos sin resultar descarnado o burdo. La búsqueda de una relación apasionada y el dinero son los dos motores de todos los conflictos que se desarrollarán en la obra. Así como el contraste entre el feliz conformismo de Charles y la búsqueda desesperada de la felicidad que emprende Emma. La novela tiene también muchos elementos naturalistas. Sus descripciones resultan casi científicas, especialmente en la narración del suicidio de Emma. Con su descripción podemos seguir paso a paso la muerte de Emma como si estuviéramos siguiendo un tratado de medicina. Parece ser, que la obra se basó en un hecho real protagonizado por Eugène Delamare, antiguo alumno del padre de Flaubert, que se casó en segundas nupcias, después de quedarse viudo. Delamare se casó con una joven que, al igual que Emma, se dejó llevar de las pasiones y el dinero. En primer lugar, se dejó llevar de la pasión hacia un vividor y más tarde hacia un pasante de notaria. Acabó muriendo con 26 años dejando una hija de corta edad y a su marido arruinado. Delamare falleció un año después de la muerte de su mujer. Parece que ella se pudo suicidar, aunque no se pudo comprobar. Asimismo, parece que pudo inspirarse en las «Memorias de Madame Ludovica», redactadas por Louise d’Arcet, que tuvo numerosos amantes y también llevó a su marido a la ruina, el escultor James Pradier. Si a alguien le interesa profundizar en el estudio de «Madame Bovary» el mejor libro del que podemos echar mano es «La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary» de Mario Vargas Llosa. En la editorial Punto de Lectura. (Pilar Aguilar)
Lecturas
«El cuento de Navidad de Auggie Wren» – Breve apunte
Paul Auster escribió «El cuento de Navidad de Auggie Wren» por encargo del periódico The New York Times y se publicó el día de Navidad de 1990. El cuento, sirvió para la realización del guión de la película «Smoke», escrito también, por Paul Auster. Aunque en este caso no podemos decir que la película sea una adaptación del cuento. Este sirvió, únicamente, como punto de partida al guión. En la película los personajes se desarrollan y dan lugar a muchas situaciones que en el cuento no existen. Este cuento es un relato muy breve y sencillo que se puede leer en diez o quince minutos. A pesar de su brevedad el autor consigue transmitir una serie de pinceladas dignas de estudio tanto en su forma como en su fondo. Si nos fijamos en su forma descubriremos que este cuento aunque se trate de un texto escrito, tendrá la oralidad como una de sus características principales. El cuento está escrito por Paul y al mismo tiempo por Paul Auster y verbalizado a través de la voz Auggie. Tomando en cuenta esta situación peculiar, la pregunta que podríamos plantearnos es ¿quién es realmente el narrador de esta historia? y ¿el protagonista?. El protagonista y narrador inicialmente es Paul al que le han encargado que escriba un cuento de Navidad. Pero ¿este Paul es Paul Auster o bien ha comenzado la historia poniéndole al protagonista su propio nombre y pasándole el problema de escribir un cuento de Navidad para un periódico?. Quizá la historia es una forma de desahogo que utiliza el autor que, no sabe como escribir una historia de Navidad por encargo. Esta forma de doble narrador podría también jugar el papel de autojustificación. Quizá el cuento no nos guste pero la historia no la inventó él sino que se la contó Auggie Wren. Con esta postura el autor toma una cierta distancia. Auster pone su nombre al, aparentemente, protagonista de la historia pero incluso el cuento comienza negando la propia autoría del autor: «Escuché esta historia de boca de Auggie Wren». Asimismo, añade que Auggie le cuenta la historia a condición de que él la escriba, tal y como él se la cuenta. Incluso el título nos dice que el cuento de Navidad es de Auggie. De esta forma, el primer narrador y protagonista que encontramos en esta historia pasa a ser un mero transmisor de la historia. Es una historia cerrada y rodeada de otra historia que sirve de marco y soporte al verdadero cuento de Navidad. El cuento tiene dos partes. Una que podría ser autobiográfica y real, aunque tampoco lo sabemos con seguridad y la otra a la que podríamos llamar «el verdadero cuento de Navidad de Auggie Wren». El narrador nos dice explícitamente cuando empieza la verdadera historia: «Encontramos una mesa al fondo, pedimos nuestros platos y Auggie se lanzó a contarme su historia» «Fue en el verano del setenta y dos…» Es en ese momento, cuando el cuento cambia de narrador. Pasamos de tener a Paul contando su propia historia en primera persona para pasar a tener a Auggie contando la suya y también en primera persona. Es en ese punto cuando traspasamos el marco que ha creado Auster para sustentar su historia y darle tintes de veracidad y entramos directamente en lo que realmente es el cuento de Navidad de Auggie Wren.. En la historia se indica también, expresamente, el final del relato que cuenta oralmente Auggie: «Dejé la cartera de su nieto en la mesa, cogí la cámara otra vez y salí del apartamento. Y éste es el final de la historia». El mismo Auggie pone, de esta forma, el cierre al relato. Quedará un punto de fuga, resuelto a través de un diálogo entre los dos narradores, donde Paul le pregunta a Auggie si no volvió nunca más a la casa. Auggie le responde que, volvió a los tres meses pero ya no pudo encontrar a la anciana: «No se qué fue de ella, pero otra persona vivía en el apartamento y no supo decirme dónde estaba». Finalmente, el marco de la historia queda también perfectamente cerrado cuando Paul dice: «Respondí a la sonrisa de Auggie con otra mía, y luego llamé al camarero y pedí la cuenta». Sí hablamos del fondo, el tema principal trata de la justificación de las acciones que, en principio, no serán buenas y que finalmente quedarán redimidas por el buen fin con el que fueron utilizadas. El cuento es una historia de dos robos y una mentira. El desencadenante de la historia de Auggie es el robo. El primer robo se presenta como un robo ligero y sin importancia. Es, como dice Auggie, un robo patético: «Creo que no he visto en mi vida un ratero más patético. Estaba al lado del expositor de libros de bolsillo de la pared del fondo, metiéndose libros en los bolsillos del impermeable». Además, el robo resulta aún más lamentable cuando el ratero en su afán por escapar pierde su cartera. Pasado un tiempo, Auggie decide buscar la dirección del ratero para devolverle la cartera pero en su intento por encontrar a Robert Goodwin, nombre del ratero, se verá envuelto en una situación inesperada y cometerá él también un robo inesperado y por supuesto no premeditado. El robo de la cámara a la anciana se justificará al tratarse de un objeto ya robado anteriormente por Robert. Incluso, quedará justificado por el uso que Auggie hace de ella. La cámara le servirá a Auggie para llevar a cavo «El proyecto más importante de su vida», su proyecto fotográfico. El proyecto fotográfico de Auggie es también un factor importante en el cuento. Paul y Auggie estrechan su relación cuando Auggie muestra su proyecto a Paul. En un principio, Paul lo mira por encima y no lo entiende pero Auggie le dará la clave para entenderlo. Le dirá que hay que mirarlo despacio y con detalle. El proyecto plasma la vida. La vida de las personas reales que todos los días pasan por un mismo punto para ir a sus trabajos, con sus distintos estados de ánimo, con las marcas del transcurrir del tiempo en sus rostros etc. Pero en esta vida encuadrada en un único escenario sólo se podrán observar los personajes que pasan por él, como en un escenario donde los personajes solo pasan y cuando no están en escena desaparecen. El escenario del proyecto de Auggie, no es un espacio donde los personajes paran para desarrollar alguna actividad, sino que se trata de un espacio de paso, donde sólo podremos observar su aspecto físico y su expresión durante su tránsito por ese escenario por el que, por otra parte, ellos desconocen qué están pasando. Como ya he dicho anteriormente, la historia se basa en dos robos y una mentira. La mentira de Auggie se producirá cuando se hace pasar por el nieto de la anciana y disfruta del día de Navidad con ella. Esta mentira también quedara justificada transformándose en una obra de caridad para la solitaria abuela. De esta forma, Paul Auster escribe un cuento de Navidad basado en la naturaleza humana de sus personajes y nos cuenta una historia que justifica sus actos a través de sus motivaciones. Al finalizar la historia Paul, el primer protagonista de la historia, se pregunta si realmente será cierto lo que su amigo le ha contado. El tema de la verdad y si realmente existe sólo lo que se escribe o lo que realmente pasa, es un tema muy recurrente en la novela posmoderna. Por tanto, podríamos decir que se trata de un cuento posmoderno, no sólo por el tema sino también por el tratamiento de personajes y narradores. Quizá Auggie inventó esa historia para Paul. Quizá de esta manera, Auggie realiza el sueño de ver una historia propia publicada en un famoso periódico. Pero realmente ¿importa si la historia es real o inventada?. Tanto para nosotros como para Paul la historia sucedió así y lo demás no importa. Como dice Italo Calvino: «Los cuentos de hadas son verdaderos. Son una explicación general de la vida, nacida en tiempos remotos; son un catálogo de los destinos que pueden padecer un hombre o una mujer, sobre todo porque hacerse con un destino es precisamente parte de la vida». (Pilar Aguilar)
«Los misterios de Madrid» – Breve apunte
Los Misterios de Madrid es una obra del escritor Antonio Muñoz Molina. Esta novela es el producto de un encargo que realizo el periódico El País. Se publicó por entregas entre el once de agosto y el siete de septiembre de 1992. Esta considerada como una obra menor, tanto por su extensión como por su profundidad literaria.
A pesar de estos factores y aunque la consideremos como una obra sencilla y ligera, encierra en su interior, como no podíamos esperar menos de este autor, una serie de elementos muy interesantes. Cuando apareció esta obra en El País provocó opiniones y críticas encontradas. Sus detractores vieron en esta novela un intento del autor por buscar la inspiración perdida. Vaticinaron que Muñoz Molina no volvería a escribir ninguna gran obra.
Afortunadamente para sus lectores estos malos augurios no se cumplieron, pudiendo sus lectores disfrutar con posterioridad de grandes obras como Plenilunio o Ardor Guerrero. Por descontado, que la obra también encontró lectores y críticos que la acogieron con gusto. Que disfrutaron leyendo una novela más ligera de Muñoz Molina pero, sin duda, con su calidad de siempre.
La obra comienza con la llegada a Madrid de su protagonista, Lorencito Quesada, para realizar un encargo de un aristócrata de Mágina, ciudad de provincias de donde es natural Lorencito, Don Sebastián Guadalimar, para intentar recuperar la imagen del Cristo de la Greña, que había sido robada, según todos los indicios, por Matías Antequera, cantante flamenco, también, natural de Mágina. Lorencito acude a Madrid como reportero del periódico provincial Singladura. A lo largo de esta aventura se verá envuelto en todo tipo de esperpenticas situaciones. La obra se presenta en forma de folletín y es una parodia de la situación Española del momento en el que se publicó. Tiene algunas características cervantinas y la parodia está claramente presente. Como en Cervantes esta es ácida y provoca algunas veces la risa y otras la sensación de estar presenciando un esperpento. Como es habitual en las novelas por entregas tiene los ingredientes de muertes, misterios, desapariciones, amores etc.
Como en cualquier folletín, Lorencito se verá en un principio solo frente a todas las peripecias de su aventura, pero finalmente aparecerá un amor, Olga, bailarina, que resultará, naturalmente, hija de la condesa. Su lenguaje es sencillo y poco elaborado, lleno de expresiones tópicas que consiguen darle ese aire paródico que el autor deseaba imprimirle a la obra. Para entender esta novela debemos situarnos en la España de principios de los noventa, en la que tuvieron lugar una serie de acontecimientos como la Expo de Sevilla, Las Olimpiadas de Barcelona, Madrid Capital Cultural etc. Así cómo también todos los casos de corrupción y el comienzo de la llamada «Cultura del Pelotazo» Algunos de sus personajes son producto de la cultura anterior como Sebastián Guadalimar o Lorencito Quesada y otros claramente de la nueva situación como J.D. Y Pepín Godino.
En esta obra Muñoz Molina no quiere parodiar a la Semana Santa sino a las falsas exageraciones que para el autor suponen un lastre en el desarrollo de la sociedad española. Lo más destacable e interesante de la novela, Los Misterios de Madrid, es el estudio de sus personajes y escenarios. Como ya ha declarado el autor y el lector podrá comprobar, los personajes y escenarios se repiten en algunas de las obras de Muñoz Molina. Incluso en algunas ocasiones el lector podrá identificar un lugar, sin que el autor nos hable de él. Lorencito Quesada, personaje que ya hemos conocido en otras obras del mismo autor, como «El jinete polaco» o la narración breve «El cuarto del fantasma», protagoniza esta historia. Lorencito realiza en Los Misterios de Madrid un viaje iniciático.
Lorencito será un provinciano convertido en periodista de investigación, lo que enfatiza la intención paródica. Desde su llegada a Madrid, asustado por el tamaño y la mezcla de gentes de distintas nacionalidades hasta su regreso a Mágina sufrirá una clara transformación. Como el propio autor ha declarado sus libros están habitualmente protagonizados por un personaje solitario y que se siente culpable. Lorencito Quesada se ve en Madrid fuera de su vida cotidiana e inmediatamente acusa el sentimiento de soledad. Su vida en Mágina era ordenada y transcurría sin mayores sobresaltos así que su llegada a Madrid supone un enorme cambio para él.
El viaje, como ya hemos dicho anteriormente resulta iniciático, marcado por distintas pruebas por las que tendrá que pasar el protagonista. Lorencito en Madrid se debate entre lo nuevo que esta viviendo y su moral católica y franquista, lo que le produce sentimientos encontrados y de culpabilidad. En este viaje, muchos de sus antiguos valores, se desmoronarán y en la última parte de la novela aparecerá un Lorencito más maduro y seguro de sí mismo.
El apellido Quesada, del protagonista, es un apellido que viene de la zona del norte de Jaén, cercana a la localidad del mismo nombre y que depende económicamente de la ciudad de Úbeda, ciudad natal del autor. Este personaje de ficción tiene una parte de realidad, como muchos de los personajes de Muñoz Molina.
En Úbeda hay muchos habitantes que reconocen en la figura de Lorencito Quesada a uno de sus paisanos, incluso otros van más allá reconociendo se a sí mismos como Lorencito Quesada. El conde, Sebastián Guadalimar, que es el que propone a Lorencito el viaje a Madrid y la investigación de la extraña desaparición del Cristo de la Greña, es el representante de los valores tradicionales. Por eso, en la obra no sólo es aristócrata, sino también presidente de una de las cofradías más antiguas de la Semana Santa de Mágina, la del Santo Cristo de la Greña.
El apellido lo toma el autor de un río cercano también a Úbeda y podría representar a uno de los herederos de la familia Cobos promotores de la Úbeda del renacimiento por medio del mecenazgo que llegó a se secretario de Carlos V. El auténtico heredero de la familia Cobos sigue manteniendo su vinculación a esta tierra, manteniendo allí diversas posesiones. El conde, Sebastián Guadalimar, representa en la obra los antiguos valores. Este resulta un ingrediente fundamental en la parodia. Otro personaje, también sacado de la realidad de Úbeda, es Matías Antequera. Representa a un cantante folclórico local, Paco Santa Cruz, que llegó incluso a realizar alguna gira internacional y que contribuye económicamente con la cofradía de la Virgen de los Dolores de la Iglesia de la Trinidad ubicada enfrente de los almacenes «El métrico».
Los lectores de esta obra, naturales de Úbeda, reconocen en Pepín Godino a una persona que durante muchos años fue representante de la casa de Úbeda en Madrid. En la obra representará a la cultura del pelotazo, de los personajes que se enriquecen con rapidez apegados al poder.
El personaje J.D., que tiene una breve aparición, no representa a una sola persona de la realidad, sino que podría ser el prototipo de los más importante ejecutivos de la época. Jacob Bustamante es también un personaje al que se le identifica con un poeta local de Úbeda. Bocarrape y Bimbollo son dos personajes planos. Al tratarse de un folletín tampoco pretende nada más que presentarlos como modelo de matones sin otro relieve.
El Santo Cristo de la Greña no es ninguna imagen real de la Semana Santa de Úbeda pero, por la descripción que se nos da, es un tipo de Cristo habitual en Andalucía desde el barroco, que utiliza peluca incluso de pelo natural. Tenemos ejemplos como «El Greñudo» de Cádiz y la cofradía «La Greñúa» de Granada.
Otro punto importante en el que debemos fijar nuestra atención, en esta novela, es el espacio físico. La acción se desarrolla en Mágina y en Madrid. Los dos se convertirán en símbolos de la obra.
Mágina representara los valores tradicionales y la vida tranquila y en orden y Madrid representa la vida nueva con nuevos valores y con una actividad trepidante. Un escenario en el que se pueden vivir todo tipo de aventuras.
Mágina existe en los mapas pero no como ciudad de provincias, sino como una sierra de Huelva, que se puede divisar desde los miradores de Úbeda, ciudad natal del autor y ciudad real a la que representa Mágina, aunque con algunas diferencias.
Mágina representa la Úbeda de los barrios antiguos de la gente humilde, sencilla y de costumbres rurales. Muñoz Molina dice que eligió el nombre de Mágina porque le gusta mucho y porque era el único paisaje lejano que podía divisar desde los miradores de Úbeda durante su infancia.
En la obra nos encontramos con la Plaza del General Orduña, en la realidad, Plaza del General Saro.
También encontramos la Torre del Salvador edificio emblemático de la Úbeda renacentista y que en la actualidad sigue perteneciendo a la familia Cobos.
La Plaza de Vázquez de Molina que es el centro religioso y administrativo de Úbeda.
El Sistema Métrico, tienda real de tejidos ubicada en el centro en la calle Trinidad.
Además Muñoz Molina ha declarado: «Yo me inventé Mágina para contarme a mi mismo las experiencias de mi propia vida y la de mis mayores con un grado de intensidad y una posibilidad de lejanía que sólo podía darme la ficción» «Úbeda está en los mapas y en el tiempo presente. Mágina es un lugar de mis libros y mi pasado»
El otro espacio donde se desarrollará la mayor parte de la acción es la ciudad de Madrid. Dentro de este folletín Madrid aparecerá como depositaría de lo malo, de todas las tentaciones de una vida diferente, en muchos casos, carente de valores o con unos valores nuevos y muy distintos a los de Mágina, representante de la parte positiva, de los valores clásicos y la vida de orden. Pero al mismo tiempo Madrid representará lo desconocido, lo innovador y será lo que definitivamente empujara a Lorencito a evolucionar.
En la obra, aparecen las zonas más castizas del centro donde sucederá la acción y donde Lorencito encontrará los mayores peligros.
También aparecerá el extrarradio que nos lo presentará como una consecuencia de lo que sucede en el centro.
En este extrarradio se enncontrará lo más bajó de la sociedad pero también zonas agradables en la que vive la gente de los nuevos valores.
La parte nueva de Madrid, La Castellana y las Torres Kio, aparecerán como símbolo del nuevo Madrid.
El final de la novela, resulta, como en casi toda la obra de Muñoz Molina, sorprendente. Es como una toma de cine en al que la cámara se va alejando del suelo hacia la torre del reloj.
En Úbeda, después de esta aventura, todo recupera su orden, aunque Lorencito Quesada habrá sufrido una evolución tras su viaje y sus experiencias.
Lo más sorprendente de todo será cuando nos damos cuenta de que la novela es una parodia dentro de otra. Lorencito Quesada periodista aficionado del periódico local Singladura, no será capaz de escribir su propia historia sino que se la encargará a un mancebo de una farmacia, que también la podemos encontrar en la Úbeda actual, la farmacia de la Licenciada Mataró.
«Matar a un ruiseñor» – Breve apunte
«Matar a un ruiseñor» es una de las novelas más vendidas de la segunda mitad del siglo XX, convirtiéndose en un clásico de la literatura Norteamericana. Obtuvo un gran éxito nada más publicarse en 1960. Esta es la única obra publicada por su autora Harper Lee, consiguiendo el Premio Pulitzer en 1961. La historia se sitúa en Maycomb, un pueblo sureño y pequeño en el estado de Alabama, en la Norteamérica profunda de la época de La Gran Depresión. La obra tiene mucho de autobiográfica. Harper Lee nació y vivió toda su infancia en el pueblo sureño de Monroeville en Alabama, pudiendo así plasmar a la perfección, de manera muy verosímil, la vida de un pueblo de esta parte de Estados Unidos. El motivo principal de la novela está basado en un suceso ocurrido en una localidad cercana a la de la escritora, cuando esta contaba diez años de edad y que tuvo también como protagonista a un negro que, en este caso, acabó suicidándose. El padre de Harper Lee era abogado y ella misma, también había estudiado derecho en la Universidad de Alabama, por lo que conocía de forma directa el mundo de los juicios, jurados, fiscales, jueces etc. Matar a un ruiseñor nos cuenta la historia de la familia Finch a lo largo de, aproximadamente, tres años. Atticus, abogado de profesión y sus hijos Jem y Scout. Durante este tiempo, tendrán lugar una serie de acontecimientos que nunca podrán olvidar. El título del libro hace referencia a una recomendación hecha por Atticus a sus hijos «No se debe matar a un ruiseñor porque sólo canta para hacernos la vida más agradable». Scout reproducirá estas mismas palabras, casi al final del libro, cuando Atticus y el Sheriff discuten cuál sería la decisión más correcta que deberían tomar ante el hecho que se les plantea y en el que se ven implicados sus hijos, el señor Bob Ewell, causante del problema y Boo Radly, vecino de los Finch. Scout dice a su padre que exponer a Boo Radly a la luz pública sería como «matar a un ruiseñor», dada la ingenuidad de este y su incapacidad manifiesta. El apellido Finch lo toma, Harper lee, de su propia madre. Y el de Atticus, hace referencia a Tito Pomponio Atticus, amigo del orador romano Cicerón y que despertaba la admiración de Lee por su dominio de la palabra y por ser un hombre sabio y muy humano. Además de esta familia, en la trama intervendrán otros muchos personajes. Algunos de la misma familia y, otros, vecinos del pueblo. Algunos con una importancia capital en la historia como Bob Ewell, Boo Radly o Tom Robinson y otros con pequeñas intervenciones que ayudarán a darle verosimilitud a la historia. La vida para la familia Finch, transcurre, con sus peculiaridades, sin ningún suceso reseñable, casi podríamos decir de manera aburrida, hasta que un día un vecino acusa a otro de haber atacado y violado a su hija, con el agravante de que el presunto delincuente es negro, Tom Robinson. El juez designará a Atticus como abogado defensor de la causa. La obra está narrada en primera persona, teniendo como narradora a Scout, la hija pequeña de Atticus Finch, que cuenta una historia propia y que actuará al mismo tiempo como narradora y protagonista. Aunque la narración adquiere, en algunos pasajes, tintes dramáticos, no podrá desprenderse de la sencillez, ingenuidad y dulzura de una niña de ocho años. Este tipo de narración se utiliza con frecuencia para acercar el personaje al lector, produciéndose en algunas ocasiones una identificación. La trama se desarrolla en los años treinta. Consta de treinta y un capítulos. Al principio del primer capítulo hace una transgresión del orden, anticipando algunos hechos que conoceremos casi al final del libro. Hasta el capítulo ocho, nos plantean la vida en el pueblo y nos va presentando los personajes secundarios, que formarán la estructura que sostendrá y hará coherente la narración. En el capítulo nueve, los niños empezarán a conocer la situación en la que se encuentra su padre. Es en este momento, cuando comienzan a tener algún problema incluso con algún familiar, como cuando un primo de Scout le incita a meterse en una pelea con él. Desde este momento los tres miembros de la familia vivirán algún que otro incidente con los vecinos del pueblo, aunque no todos lo habitantes de Maycomb se posicionarán en su contra. En el capítulo doce, empieza la segunda parte del libro. El ritmo de la narración cambia ostensiblemente. En los primeros once capítulos la autora nos transmite una sensación de lentitud. La vida de los niños transcurre muy despacio como cuando somos pequeños y nos parece que la vida es eterna y que siempre seremos niños. En la segunda parte, este ritmo cambiará. Los niños pierden parte de su ingenuidad y se van haciendo poco a poco adolescentes. La vida adquiere para ellos otro ritmo, pierde su sensación de perdurabilidad. En ese momento aparecerá, en su casa, la tía Alexandra que realizará algunas aportaciones de interés para la educación de los niños, ya no tan niños. En el capítulo dieciséis comenzará el juicio, uno de los acontecimientos más importantes en la vida de Maycomb, así como para Atticus Finch y por supuesto para Jem y Scout, que terminará en el capítulo veintiuno con el veredicto de culpabilidad para Tom Robinson. Desde este capítulo hasta el veintisiete, los personajes hacen distintas reflexiones sobre aquel importante suceso, fundamental en la trama de la historia. En el capítulo veintisiete, como la propia narradora nos indica, las cosas parecen volver a su cauce, pero sorprendentemente, en el siguiente capítulo tendrá lugar el último acto de una historia que la cerrará y que nos llevará directamente hasta el final de la obra. Como ya hemos dicho anteriormente, los hechos que se nos describen son, en algunos momentos, de gran dureza pero el lector los percibe de forma poco hiriente y con una dulzura e ingenuidad, que su lectura resultará agradable y adecuada para casi cualquier tipo de público. En la historia se nos muestra lo mejor y lo peor de los comportamientos sociales. El racismo y la injusticia. El fanatismo de algunos blancos hacia los negros que, incluso, viendo claramente la inocencia de Tom Robinson, no son capaces de declararle inocente. Además Robinson morirá antes de poder presentar la apelación de la que Atticus le dice que obtendrán buenos resultados. Según cuentan, Robinson intentó escaparse y un funcionario de prisiones le dispara, no con la intención de matarle, pero falla y este resulta muerto. No darán más explicaciones y no tendrán más remedio que admitir esta versión de los hechos. Atticus Finch Conseguirá, durante el juicio dejar en evidencia a Bob Ewell, padre de la víctima, a pesar del veredicto del jurado. Por eso este le odiará y urdirá una venganza que, finalmente, acabará con su propia vida. Atticus se nos presenta como un héroe social de justicia y coherencia. Un modelo a seguir, a pesar de que muchos vecinos critican su actitud hacia los negros. Finalmente, parece que Atticus consigue abrir una pequeña vía hacia la tolerancia. Por lo menos consigue que el jurado tenga que deliberar más de dos horas para declararle culpable y eso parece resultar un avance importante. Atticus es un padre viudo que se esfuerza por educar a sus hijos lo mejor que puede. La obra ofrece numerosas pautas de educación. Casi podríamos decir que el libro encierra en su historia todo un manual de educación. A lo largo de toda la narración podremos ver ejemplos de coherencia, justicia, tolerancia, paciencia y sobre todo de amor y comprensión hacia los demás. Esto queda claramente descrito en una frase que Scout recuerda de su padre; «Uno no conoce de verdad a un hombre hasta que se pone en su pellejo y se mueve como si fuera él». Hacia el final de la historia Scout tiene también un pensamiento en el que plasma la importancia real que tuvieron aquellos sucesos en su proceso de maduración y pérdida de la ingenuidad. «Jem y yo llegaríamos a mayores, pero ya no podríamos aprender muchas cosa más, excepto, álgebra». (Pilar Aguilar)
«El barón rampante». Breve apunte
“El barón rampante” es una de las obras más reconocidas del escritor Italo Calvino, así como de la literatura italiana del siglo XX. Esta novela es la primera de una trilogía “Nuestros antepasados”, publicada por primera vez en 1957. De estas tres novelas, esta es la menos conceptual y también la menos fantástica, resultando, quizá, la más asequible para el lector. Las otras dos novelas que forman parte de esta trilogía son: “El vizconde de mediado” y “El caballero inexistente”. A pesar de tener menos rasgos fantásticos que las otras dos, “El barón rampante” es una novela extraordinariamente original, en la que detrás de una narración aparentemente sencilla se esconde una profundidad compleja. Su lectura resulta fácil e incluso divertida, dado el tono irónico impreso en muchas ocasiones a lo largo de la narración. Aunque también encontramos pasajes líricos, algunos con tintes dramáticos y otros incluso románticos o apasionados. Finalmente, podemos decir que narra una vida completa. La historia se sitúa en el siglo XVIII y nos cuenta la vida de Cósimo Piovasco de Rondó, Barón de Ombrosa, un niño de doce años que un día, rechazando comerse un plato de caracoles decide, por rebeldía, subirse a los árboles de los que nunca volverá a bajar. En realidad, la actitud de Cósimo tiene que ver con una postura de oposición a unas normas y costumbres de los adultos de su casa. La familia de Cósimo está férreamente apegada a las costumbres tradicionales y a la monarquía. Su padre vive únicamente preocupado por las apariencias y su madre, hija de militar, quiere imponer siempre sus normas inflexibles, ganándose el nombre de “la Generala”. El espacio en el que se desarrolla la acción es un pueblo ficticio de Italia, al que llama Ombrosa, situado en la Riviera Liguria, que parece tener algunas similitudes con la ciudad de San Remo, donde el autor pasó su infancia y juventud. Aunque más que desde el lugar, lo que tenemos es una vista de pájaro desde los árboles, ya que Cósimo participará de la vida del pueblo pero nunca desde el suelo. Esto le proporcionará una visión diferente de la vida. La historia está contada de forma episódica en treinta capítulos breves. La novela podemos decir que está estructurada en tres partes. La primera parte está formada por el primer capítulo, donde se nos presenta a la familia y el escenario donde va a transcurrir la acción. La segunda parte de la novela se extiende del capítulo dos al XXIX, y es aquí donde transcurren todas las aventuras que vivirá Cósimo durante toda su vida. La última parte y la más impactante está en el capítulo XXX, donde Cósimo desaparecerá de una manera sorprendente, a la edad de 65 años para no volver nunca más. El narrador de la novela es Biagio di Rondó, hermano de Cósimo, con lo que esta forma parte de la historia nos será contada siempre desde su punto de vista. El narrador se comporta unas veces como narrador interno y otras como narrador externo, usando tanto la primera persona como la tercera, dependiendo de que se trate de algo vivido por Biagio o algo relatado por su hermano Cósimo. En el capítulo XXVII Biagio le cede la palabra a Cósimo donde contará algunas de sus hazañas realizadas durante la guerra. Toda la historia la cuenta Biagio de forma retrospectiva desde su vejez, aunque esta contada de forma lineal, cronológicamente, desde los 12 años de Cósimo hasta su vejez y desaparición. Biagio ayudará a Cósimo, desde un primer momento, con todo lo que está al alcance de su mano, a pesar del asombro que le produce en un primer momento la decisión tomada por su hermano. Con el tiempo irá comprendiendo la postura que este había adoptado subiendose a los árboles. Biagio será el que finalmente hará una vida más adaptada a la normalidad de la época. El padre de Cósimo y Biagio, nunca entenderá la postura de su hijo. En un primer momento piensa que este se cansará y bajará del árbol antes de que caiga la noche. Incluso lo amenaza con castigarlo cuando baje. Esto nunca sucederá y finalmente no le quedará más remedio que aceptar la situación. La madre, Corradina di Rondó, es una mujer que deja ver sus sentimientos pero que muchas veces toma una cierta distancia de la situación y acaba aceptándola sin querer buscar una explicación lógica. Cósimo que en un principio pareció separarse del mundo y de toda persona con su actitud, siguió participando de la vida social y familiar incluso con mayor intensidad que antes. Desde los árboles descubrió la vida y el carácter de su tío Enea Silvio Carrega y le comprendió mejor de lo que le hubiera comprendido nunca, en su soledad. Cósimo mantuvo relaciones que desde su antigua situación hubieran resultado imposibles, como su relación con el maleante Gian dei Brughi que nadie se la reprochó. En su nueva situación se encontraba por encima de todos los convencionalismos. Obteniendo, como consecuencia de está situación una nueva ideología opuesta en muchas cosas a la que había recibido en su casa. Siendo un personaje cargado de fantasía, Cósimo resultará uno de los más verosímiles de la novela, cargado de coherencia. A pesar de su situación participará de todos los acontecimientos familiares y sociales de su pueblo y una situación que en principio parecía casi ridícula resulto finalmente ser casi la más digna de esta historia. Cósimo por su rigurosidad, su bondad, su erudición obtenida de su pasión por la lectura, su ecuanimidad y otros muchos valores terminará siendo el personaje mas respetado del pueblo. A pesar de su situación desarrollará una vida amorosa. Su verdadero amor será Viola, vecina de la casa de al lado, que perderá de vista siendo un adolescente y que recuperará en la edad adulta. Además vivirá otros amoríos, como el de una aventura con una chica española. También mantendrá relaciones con distintas situaciones y personajes históricos como Napoleón, Voltaire o Diderot. En definitiva, Cósimo que representará el espíritu de la ilustración, rechazará todo lo que le viene impuesto, se manifestará en contra de las ideas tradicionales y planteará algunas cuestiones como las de la libertad, la igualdad o el papel de las mujeres. Cósimo realizará una vida coherente y será respetado por ello. Ni siquiera en el último momento de su vida traicionara la decisión tomada siendo casi un niño y desaparecerá en esa bonita imagen del Montgolfier elevándose al cielo y Cósimo, de un salto, enganchándose al ancla y perdiéndose definitivamente en el mar. (Pilar Aguilar)
«La muerte en Venecia» – Breve apunte
La muerte en Venecia es una novela corta escrita por Thomas Mann y publicada en 1912.
La novela narra, aparentemente, un sencillo relato de manera lineal. Sin embargo, podemos calificar de impresionante, las numerosas interpretaciones que se pueden dar a esta obra, así como la cantidad de temas y simbología que se incluyen en ella.
Mann utiliza como recurso técnico, la introducción de pinceladas de la realidad como símbolo para llevarnos de manera sutil hasta donde él quiere llegar.
Asimismo, la obra contiene muchos datos autobiográficos.
En toda obra narrativa se refleja algo de la personalidad del autor y siempre nos parece ver una parte de su verdadera historia. En este caso, esto es una certeza.
Todos los críticos han reconocido que la situación social, familiar e incluso profesional del personaje coincide con la del autor.
Son dos escritores alemanes, con una buena posición social, bien considerados y admirados por sus principios y su dignidad. Con una férrea voluntad para el trabajo en busca del ideal de la belleza.
Los dos tenían como una de sus preocupaciones principales la posición del artista en la sociedad. Otro tema que afectaba a ambos era la muerte y la vejez o decadencia enfrentada a la juventud.
La propia hija del autor Erika Mann declaró que el viaje a Venecia había sido autobiográfico incluso en los detalles, a excepción de la pasión por Tadzio, cuyo interés fue puramente estético y no tuvo nada que ver con la pasión de la que fue víctima Aschenbach en la novela.
La historia transcurre, principalmente, en un hotel del Lido. Gustav von Ashenbach viaja hasta allí desde Múnich, donde reside habitualmente. Ya el nombre del protagonista está cargado de simbología, pudiendo traducirse de forma literal como «arroyo de cenizas», que podría querer simbolizar la corriente de la vida que le llevará de forma irremediable hasta su destino final.
También podremos ver en el nombre de Gustav una referencia a Gustav Mahler. Mann quiso escribir esta novela en homenaje a Mahler, al que admiraba, según declaró el propio Mann, porque «Mahler era el modelo de voluntad artística más sagrada y férrea de nuestro tiempo».
Mahler falleció en 1911 como consecuencia de la complicación de una amigdalitis a la edad de 51 años. Mann conoció la agonía que pasó Mahler hasta su muerte y se inspiró en estos hechos para crear a su personaje.
Aschenbach inicia el viaje en un momento poco fructífero de su vida debido a una terrible falta de inspiración. Aunque realmente se decide a realizar el viaje después de haber visto a un turista extranjero al lado de un cementerio donde se encontraba esperando al autobús. La aparición de este turista le suscita una serie de sentimientos de aventura, que hacía muchos años que no tenía.
Aschenbach decide ir a Venecia buscando algo exótico pero cercano, ya que se encontraba muy mermado de fuerzas como para realizar un largo viaje.
Esta aparición, casi fantasmagórica, con tintes de cierta irrealidad, al lado del cementerio es el primer recurso técnico con el que Mann nos indica el destino final del protagonista.
Encontramos otro apunte hacia este destino final, cuando Aschenbach llega a Venecia y un gondolero le quiere llevar hasta el Lido. Tendrá un pequeño incidente con él que le suscitará una reflexión sobre la propia góndola. Al observarla piensa que es negra como un ataúd y el silencio de los canales, le hace sentirse casi en el silencioso viaje final.
Allí, en Venecia, conocerá a un jovencísimo Tadzio, del que primero admirará su belleza para posteriormente reconocer su loco enamoramiento, aunque siempre de una forma platónica. No sabemos si por su miedo al escándalo y al rechazo o por que buscaba con pasión la belleza sin querer realmente
una relación carnal.
En este punto de la historia Mann sostiene una importante lucha interior entre lo bueno y lo malo, la vejez y la juventud y habla sobre el poder de la belleza. Tadzio representa la juventud y él la vejez, aunque intenta taparla con maquillaje y tiñéndose el pelo. Esto en un principio será un intento de ocultar su decadencia apareciendo casi como una caricatura de si mismo. Este maquillaje se transformará, al final, en una dramática máscara mortuoria.
El relato termina con la muerte de su protagonista, causada, no se sabe muy claramente sí por la ingestión de una fruta demasiado madura y blanda que le transmite la enfermedad que asolaba en ese momento a Venecia, o por el puro desgaste que ya tenía Aschenbach al llegar a esta ciudad. Sumándose a esto la agitación que le produce su enamoramiento de Tadzio, no pudiendo, quizá, su corazón ya cansado aguantar esta situación.
Aschenbach utiliza el viaje a Venecia como forma de evolución personal. El viaje como aprendizaje, tantas veces utilizado en la literatura, pero en este caso tratado con la delicadeza y la agudeza de Thomas Mann utilizando sus magníficas descripciones, que nos llevan a sentir casi de forma táctil la hermosura de Venecia unida a su decadencia, sus olores, su suciedad, su calor sofocante, sus gentes y por supuesto el ambiente del hotel y la belleza extraordinaria de Tadzio.
En este viaje, Aschenbach transforma su rígida moral tradicional que va cediendo ante aquel dios de la belleza, Tadzio. Su férrea disciplina y sus rigurosos valores se van hundiendo y trastornando, aunque esta transformación se realiza exclusivamente en el plano intelectual.
El tema que nos quiere plantear Mann, con esta evolución moral del personaje, es la posición del artista en la sociedad y el arduo camino que debe recorrer en su búsqueda de la belleza.
Otra de las interpretaciones posibles, sería que Mann quisiera mostrarnos esta ciudad decadente, llena de malos olores, de suciedad y podredumbre como símbolo de la decadencia europea de la época. Estaban viviendo el final de la Belle Epoque y acercándose a la Primera Guerra Mundial. Se vivían momentos de calma tensa y con una hostilidad importante hacia los valores tradicionales de los cuales Mann era defensor a ultranza.
Mann se vio muy afectado por todos estos cambios que se estaban produciendo.
Venecia había vivido su esplendor, pero en aquel momento era un símbolo de la belleza decadente llena de enfermedad y falsedad. En ella se representa el declive de la época. Esperando la llegada de un tiempo nuevo.
Lo que es indiscutible es que Aschenbach fue a Venecia buscando algo diferente a su cotidianeidad, buscando la belleza y la inspiración.
Quería encontrar algo exótico e insólito de fácil acceso. Encontró la belleza y finalmente la muerte.
Como dijo el poeta Karl August von Platen: «Quien ha contemplado con sus ojos la belleza está consagrado ya a la muerte».
(Pilar Aguilar)
Caperucita en Manhattan – Breve apunte
Caperucita en Manhattan es una novela que Carmen Martín Gaite escribió en el año 1990, que más que una novela podríamos llamarlo «un cuento largo» en el que se escenifica el cuento de Caperucita Roja en Nueva York y adaptado al mundo Martin Gaite.
En esta historia la autora trata sobre los temas más frecuentes en sus obras: la libertad, la soledad, la amistad, la confianza en los demás y la importancia de la lealtad en las relaciones personales. Todos estos temas vividos por Caperucita y en Nueva York.
Carmen Martín Gaite conocía al detalle el cuento de Caperucita porque había traducido y comentado los cuentos de Perrault y, por supuesto, conocía la versión de los hermanos Grimm mucho más edulcorada y que es la que ha llegado de forma mayoritaria hasta nuestros días.
Esta historia cumple a la perfección los requisitos básicos, que debe cumplir un cuento clásico de hadas: fantasía, superación, huida o viaje y alivio o felicidad. Además utiliza algunas técnicas básicas de los cuentos como la amplificación y la ironía.
Carmen Martín Gaite ha sabido colocar estratégicamente, varios puntos básicos, a lo largo de la historia, que nos recordarán la versión de los hermanos Grimm de Caperucita Roja.
La diferencia principal de la novela de Martín Gaite con el cuento tradicional, estriba en que la auténtica Caperucita Roja, no tiene una vida propia, está situada en el cuento sin espacio ni tiempo. Nuestra Caperucita tiene una vida propia al margen de su aventura. Tiene un nombre propio, Sara Allen, y una realidad geográfica. La Caperucita de los hermanos Grimm o de Perrault solo necesitaba un bosque, en cualquier sitio del mundo, para desarrollar su aventura, pero Sara Allen, vive en Brooklyn y su abuela en Moorningside. La aventura sucede en Manhattan, en sus calles, en sus cafés y en Central Park.
El libro está claramente dividido en dos partes. En la primera, se dedica a presentarnos y dar cuerpo a algunos de los personajes, así como a crear el espacio y el tiempo de la historia.
En esta primera parte, es cuando Sara cumple diez años. Y aquí veremos a la Sara más infantil, con muchas ilusiones, pero desde una perspectiva ingenua de niña de su edad que se refugia en la lectura como remedio para colmar parte de sus ilusiones.
La diferencia con el cuento tradicional es que para Sara lo tradicional es lo aburrido y lo monótono. Es aquí, donde ella ve, que no se encuentra la felicidad que ella busca. Lo tradicional y el miedo a lo desconocido, fuera de lo familiar y lo seguro, está representado por su madre cuya máxima aspiración es hacer una estupenda tarta de fresas y guardar la receta en secreto para que pase de generación en generación.
En contraposición a la figura de la madre, aparece la abuela, que es la que le da a Sara la idea de libertad, con una imagen estrafalaria que se sale de lo convencional.
Aurelio Roncali, figura idealizada por Sara, representará, para ella, aún niña e ingenua, lo misterioso y lo desconocido y esto será lo que estimulará su imaginación.
Otro factor de interés, en esta primera parte, que se repite en otras obras de Martín Gaite, es la aparición de un cuaderno de pastas duras. En este caso el cuaderno se lo regalará a Sara su padre y es donde ella escribe sus palabras inventadas que llamará «farfanías» y donde escribió su palabra «Miranfú» que acabo siendo su grito de libertad.
En la segunda parte de la historia, Sara se presentará mucho más madura, en algunas ocasiones casi podríamos decir adulta, a pesar de que la historia sucede en día y medio. En la primera parte Sara vive una vida normal de niña de su edad en el seno de una familia normal de clase media americana.
En un momento dado de la historia, Sara ve la ocasión de iniciar su viaje, su aventura hacia la madurez y la libertad. Aunque con miedo lo acomete con decisión. Tendrá una mano amiga que le guiará al principio de su viaje y que será la de Miss Lunatic, personaje que aportará el punto más importante de ficción, y que acabará siendo definitiva para el desenlace de la historia.
Nuestra Caperucita se sale del camino de la obediencia, pero esto no le traerá consecuencias negativas como a la Caperucita tradicional. ¿O tal vez sí?. Aparentemente le trae la madurez y la libertad. Miss Lunatic le ofrecerá la posibilidad de perder el miedo a la libertad. Le contará a Sara su secreto y hará con ella un pacto de sangre diciéndole: «A quién dices tu secreto das tu libertad».
En esta historia tenemos, por supuesto, al lobo. Representado por Mister Woolf. Aunque se nos presenta con palabras muy animales como: maleza, olfatear, al acecho etc, su mirada dice la historia «era de fiar» y su negocio se llamaba «Dulce Lobo». El lobo, conducido a casa de la abuela por Sara/Caperucita, traerá a su abuela, no la desgracia como en el cuento tradicional, sino la alegría y la felicidad.
Un punto importante para la reflexión nos lo da Carmen Martín Gaite con Miss Lunatic. Ella representa la libertad pero aunque es una persona a la que todo el mundo, que la conoce, quiere y desea hablar con ella, es marginal, vive fuera de la sociedad y sobre todo sola. Es una representación de la libertad bastante inquietante. ¿La libertad será acaso cuestión de fantasía o una locura?
El final, es un final abierto que podríamos llamar final feliz, pero… ¿Seguro qué es feliz?
Libertad ¿realidad?. Libertad ¿sueño?. Libertad ¿fantasía?. Libertad, ¿soledad?
El final queda muy abierto. Termina para Sara el cuento de Caperucita y comienza el de «Alicia en el País de las Maravillas», en el momento en el que se mete por la alcantarilla y espera llegar a su jardín de la felicidad…
(Pilar Aguilar)